Los acuerdos alcanzados entre CGT, CNT, SAT y USTEA para emprender movilizaciones conjuntas para tratar de forzar una huelga general en nuestro país son un primer paso en la dirección correcta. Es, por ahora, un primer paso pequeño, pero que era necesario dar.

No va a ser fácil.
Son muchos años de resquemores, de sospechas de acusaciones cruzadas,
pero los tiempos difíciles que se nos vienen encima nos obligan más que
nunca a ser generosos, a olvidarnos de sectarismos, a aparcar nuestras
diferencias para hacer un frente común a las agresiones que preparan los
capitalistas y que nos afectan a todas y todos por igual.

No va a ser fácil.
Son muchos años de resquemores, de sospechas de acusaciones cruzadas,
pero los tiempos difíciles que se nos vienen encima nos obligan más que
nunca a ser generosos, a olvidarnos de sectarismos, a aparcar nuestras
diferencias para hacer un frente común a las agresiones que preparan los
capitalistas y que nos afectan a todas y todos por igual.

Las primeras movilizaciones conjuntas no fueron todo lo potentes que
cabría esperar. No vamos, no deberíamos juzgar a los demás sino realizar
una autocrítica y plantearnos por qué no participaron la mayoría de los
afiliados y ni siquiera todos los delegados sindicales que tienen un
compromiso más claro con la organización. Hubo muchos afiliados y
delegados de nuestro sindicato que no participaron en las movilizaciones
sindicales conjuntas, pero sí que asistieron el 15 de octubre a la
marcha convocada por Democracia Real Ya.

Desde estas páginas hemos saludado con entusiasmo todo el movimiento
de indignación ciudadana surgido a raíz de las movilizaciones del 15 de
mayo, en buena parte porque los métodos de discusión y toma de
decisiones, las denuncias hacia las élites financieras y políticas, las
prácticas de acción directa y lucha no violenta son coincidentes con la
tradición libertaria. Pero para reforzar ese carácter libertario y
antiautoritario del movimiento indignado deberíamos hacer un esfuerzo
para reforzar nuestras propias organizaciones y presentarnos ante ellos,
ante la sociedad, como una alternativa válida y respetuosa con el
funcionamiento horizontal de las asambleas.

El 15M es un movimiento variado y heterogéneo, con un espíritu
libertario muy potente, pero, al mismo tiempo, con más de un arribista
agazapado que no pierde comba para tratar de arrimar las ascuas a sus
intereses personales o partidarios. En las últimas semanas han ido
apareciendo supuestos líderes del movimiento que encabezan listas
electorales de distintos partidos con el objetivo proclamado de
convertirse en la voz de la calle, pero alejados de la calle, bien
asentados en los escaños del Congreso y lejos de las plazas. Nosotros,
ante las elecciones, os recomendamos a todos que leáis el texto que
hemos rescatado en esta misma página, “Vota, pero escucha”. Lo escribió
un libertario gallego, Ricardo Mella, hace más de cien años… y sigue
plenamente vigente, salvo que ya hemos perdido un siglo en tonterías.

Y el problema es que cada día se multiplican más este tipo de actos
en el 15M. Muy pocos activistas se unieron a los sindicatos
alternativos para pedir la huelga general; en la mayoría de las
asambleas, algunos infiltrados de partidos y sindicatos mayoritarios
bloquean cualquier intento de debatir nuestras propuestas alegando
intentos de instrumentalización, pero no les duelen prendas a hacer
llamamientos a los sindicatos vendidos para que convoquen esa huelga
general… Aún no se han enterado que con los sindicatos vendidos la
transformación social será muy difícil, pero con ellos será totalmente
imposible.

Por eso necesitamos reforzar nuestra propia alternativa para poder
colaborar con ellos y movilizar a la ciudadanía sin necesidad de
recurrir a quien tarde o temprano nos va a vender por un plato de
lentejas, por unos cursos de formación o por un puñado de euros.

http://www.cgtandalucia.org/Barricada-de-Papel-no-7?id_mot=


Fuente: Editorial BdP