En una sentencia histórica, al ser la primera vez en que un miembro de la jerarquía católica es condenado por los crímenes de la dictadura militar argentina (1976-1983), un tribunal de La Plata ha sentenciado al sacerdote Christian Von Wernich a cadena perpetua por el asesinato de siete personas y la tortura de otras 30, además de 42 casos de secuestro. Von Wernich era capellán de la temida policía bonaerense y, según ha quedado demostrado en el juicio, utilizaba su condición de sacerdote para sonsacar información a sus víctimas.
El fallo del Tribunal Federal Número 1 de la ciudad de La Plata ha desatado el júbilo y la euforia de los cientos de personas que aguardaban la resolución del caso a las puertas del tribunal. El veredicto unánime de los tres jueces ha sido leído por el presidente del tribunal, Carlos Rozanski, frente a una sala colmada y ante el gesto imperturbable de Von Wernich.
Durante tres meses un centenar de testigos han relatado como Von Wernich les visitaba en los centros de detención clandestino donde se encontraban y trataba de convencerlos para que «revelaran lo que sabían» a sus torturadores. Los testimonios han revelado cómo el sacerdote respondía a las peticiones de ayuda de los presos con frases como «tu vida depende de Dios y de que colabores», bromeaba amenazante con las torturas mediante electricidad -«cuidado con la máquina» solía decir-, o justificaba el secuestro de niños con el aberrante argumento de que «los hijos tienen que pagar las culpas de sus padres». Vestido con alzacuellos y protegido por un chaleco antibalas el ex capellán de ’la Bonaerense’ ha escuchado durante todo este tiempo impasible unos testimonios que en ocasiones levantaban exclamaciones entre el público.
Algunas de las acusaciones particulares habían solicitado que el ex capellán fuera condenado por genocidio al considerar que Von Wernich era además una pieza de un macabro engranaje estatal de represión. «Debajo de esa sotana hay un policía de ’la Bonaerense’, con todo lo que eso significa», destacó el lunes durante su alegato final uno de los abogados de la asociación «Justicia Ya». Otras acusaciones particulares habían planteado además que el sacerdote fuera condenado por el delito de traición a la patria.
«Von Wernich no tenía escrúpulos y usaba su investidura de sacerdote para colaborar con la dictadura. Era parte del grupo itinerante que recorría los centros clandestinos de de detención. Era parte de la tortura. Con su sotana manchada de sangre justificaba a los que torturaban y cometían delitos de lesa humanidad incitando sus prácticas y reiteración», subrayó el abogado Alejo Ramos Padilla, quien representa a la familia del periodista Jacobo Timmerman, fundador de Primera Plana secuestrado junto a varios de sus redactores y mantenido desaparecido hasta 1980. Refugiado en Israel, Timmerman escribió ’Preso sin nombre, celda sin número’, obra capital en la descripción del terror que al que eran sometidos los secuestrados por la dictadura argentina.
Cuando hace unas horas el acusado tomó la palabra para defenderse por última vez, en una intervención donde primaron las palabras «perdón» y «reconciliación», varios familiares abandonaron la sala del tribunal lanzando gritos de «¡asesino, asesino !». Von Wernich se declaró víctima de una conspiración levantada con testimonios falsos y comparó a sus acusadores con el demonio. El capellán aseguró que su presencia en los centros de secuestro y tortura conocidos con Banfield, Pozo de Quilmes, COT1 de Martínez y Arana era debida exclusivamente a una labor pastoral. La acusación ha centrado sus esfuerzos en demostrar por un lado que el auxilio espiritual era falso y estaba destinado a sonsacar informaciones de los secuestrados y por otro que en ocasiones participaba activamente de las sesiones de tortura.
Todo el proceso ha estado rodeado de una gran tensión después de que en un anterior juicio contra un represor celebrado hace un año, uno de los principales testigos, Jorge Julio López, desapareciera tras testificar sin que haya sido encontrado hasta ahora. El juicio terminó con la condena a cadena perpetua del acusado, Miguel Etchecolatz, director de investigaciones de la policía de Buenos Aires, pero la desaparición de López se interpretó como una advertencia de sectores próximos a la dictadura a testigos en futuros procesos. Los jueces que ayer condenaron al capellán son los mismos que emitieron la sentencia contra Etchecolatz.
Por su parte, la Iglesia Católica de Argentina ha expresado su conmoción por la participación de un sacerdote en «delitos gravísimos». «Creemos que los pasos que la justicia da en el esclarecimiento de estos hechos deben servir para renovar los esfuerzos de todos los ciudadanos en el camino de la reconciliación y son un llamamiento a alejarnos, tanto de la impunidad como del odio o el rencor», según ha expresado el presidente del Episcopado, el cardenal Jorge Bergoglio, en un comunicado. Sin embargo, en ese comunicado de la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina, los obispos ha reiterado que «si algún miembro de la Iglesia hubiera avalado con su recomendación o complicidad algunos de estos hechos de represión, habría actuado bajo su responsabilidad personal».
Diversas asociaciones han exigido que la jerarquía repudie a Von Wernich así como que sus superiores le exijan que facilite toda la información que posea y pueda ser útil para averiguar el destino de los desaparecidos.
El Gobierno y las asociaciones de víctimas, satisfechos
El gobierno argentino y organismos humanitarios han aplaudido el «fallo histórico» contra el sacerdote católico Christian Von Wernich. El secretario de Derechos Humanos de Argentina, Eduardo Luis Duhalde, ha dicho que el fallo es «ajustado a derecho» y ha confiado en que «que sigan los demás juicios hasta condenar a todos los responsables» por los crímenes de la dictadura.
La titular de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Mabel «Tati» Almeida, ha dicho entre lágrimas estar «muy satisfecha» con la sentencia. Destacó que el tribunal condenara a Von Wernich por el asesinato de María del Carmen Moretttini, cargo que no incluyó la Fiscalía y sí la querella. «Es algo muy fuerte, histórico y se hace justicia después de 30 años. Es hora de que la Iglesia se pronuncie ya que jamás lo hizo», ha enfatizado.
Fuente: JORGE MARIRRODRIGA/AGENCIAS