Este texto aborda el caso del robo por parte de la Banca, un robo directo donde los banqueros atacan a la economía de un país y lo fuerzan a re-endeudarse.

Este texto aborda el caso del robo por parte de la Banca, un robo directo donde los banqueros atacan a la economía de un país y lo fuerzan a re-endeudarse.

Aquí la coyuntura narrada habla de Brasil, pero podría abordar a otros países latinoamericanos. La bomba está armada y preparada para ser detonada. El escenario grotesco no es lo de un ataque integrista transmitido por la red de televisión de Ted Turner (CNN) o de Rupert Murdoch (News Corp, con la Fox News al frente). No estamos viendo a una aberración televisiva donde los opinólogos del sistema justifican el robo sistemático en base a la ruleta ni de afirmaciones absurdas como los “humores del mercado”. El atentado es otro, se trata de un crimen contra la economía popular, un ataque directo a la soberanía de los ciudadanos sobre los destinos de los recursos de la 11ª economía del mundo. Se trata del saqueo de las reservas de Brasil, el país que podría ser líder de América Latina, esto si no se comportara como Sub-Imperio del Tío Sam.

Estoy hablando de la bomba bancaria y de las reservas líquidas, en dólares, acumuladas en Brasil durante los últimos gobiernos de la Banca (1995 hasta hoy), llevados por empleados de confianza del sistema financiero mundial. Esto viene pasando tanto en la época del gobierno del ex-empleado del Banco Mundial, el profesor de la PUC-RJ (Universidad Católica de Rio de Janeiro), Pedro Malan ; como en los últimos casi seis años del mandato del miembro de la Escuela de Administración Pública de Harvard, Henrique Meirelles. No por acaso este señor es ex-presidente mundial del BankBoston.

Desde el inicio “de la crisis capitalista”, el (des)gobierno brasileño delega en las autoridades financieras, la misión de “garantizar la liquidez de los mercados”. O sea, la solución dada por el Estado para combatir los efectos directos del accionar de la mafia de Wall Street, (con 9 años de robo sistemático, fraude de balances, quiniela explícita con el dinero ajeno y desregulación casi total del sistema de compensación de valores) es retirar dinero de las reservas nacionales y quemarlo como garantía del consumo. Quién debería garantizar este flujo de crédito barato es justamente el sector bancario. Esta es la franja de la anti-economía que viene quebrando todos los records de ganancia líquida desde el día 1º de enero de 1995, cuando asume Fernando Henrique Cardoso pasando por todo el gobierno del Lech Walesa de los trópicos, el Sr. Luiz Inácio de Silva.

Todos los meses, los bancos operando en Brasil tienen que hacer un depósito obligatorio en el Banco Central (BC). Con ese recurso, en teoría, el BC puede y debe garantizar las compensaciones e “irrigar” el sistema financiero y bancario. Para aumentar la liquidez de forma directa –o sea, garantizar el flujo de crédito, que sale del agiotista con personería jurídica (los bancos) hacia el consumidor o las empresas– el BC viene disminuyendo el depósito obligatorio de la Banca. Aun así, el límite de crédito se seca y los bancos cada vez prestan menos. Para que prestar ( ?!), diría un financista, si ya tenemos la población super-endeudada y con la cuerda al cuello del otro lado del balcón, y la Banca factura aún más.
El país ya quemó US$ 80 mil millones para “aumentar la liquidez”. Mientras eso la Banca bate records y se posiciona como líder regional. De las 20 mayores instituciones financieras de capital abierto de América Latina y de los EUA, cinco bancos “nacionales” figuran. Son ellas, en este orden : Bradesco, Banco de Brasil, Itaú, Unibanco y Santander, en el tercer trimestre de 2008. La cuenta es simple, si la Banca factura y el Gobierno Central gasta nuestro dinero para cumplir una función que, en teoría, es el nicho de negocios de la propia Banca, es porque estamos traspasando divisas a los banqueros. Vean el desempeño de los tres primeros bancos brasileños, correspondiente a julio-agosto-septiembre, en dólares : Bradesco (US$ 997,9 millones ; 3º del continente y 1º de Brasil) ; Banco de Brasil (US$ 975,3 mi) ; Itaú (US$ 965,2 mi).
¡Mientras esto sucede, el Estado brasileño quemó a US$ 46,5 mil millones sólo para mantener el precio del dólar bajo ! Esta fortuna es sólo para cuidar “el problema de cambio”. Todos saben quien opera el cambio en Brasil, cualquier técnico de Hacienda y del BC puede ubicar nombres, direcciones, personería jurídica, registro impositivo, teléfono y movimiento bancario de los piratas del cambio, como el “inversor” Naji Nahas (encausado en docenas de juicios federales). En el año anterior, trabajando con cambio ilegal, cayeron presos ejecutivos del Crédit Suisse, operando cómo “private banking”, tragando divisas y sacando riquezas, y para eso necesitan de un circuito de cambio ilegal para funcionar. Aún tras ir en picada, la noble institución suiza continuó con sus operaciones aquí en la tierra de nadie. Por lo tanto, aquí se sabe de todo. El lapsus no es de información, es de concepto.

El problema es de fondo estructural y admitirlo es admitir la moral vigente y de funcionamiento del capitalismo en su versión corporativa y financiera. Me refiero al capitalismo que opera con la concertación de clase que ocupa puestos clave en el control del flujo de riquezas del sistema. La moral de la mente criminal no tiene ninguna relación con el pobre diablo del “empresario” de sí mismo, como la legión de técnicos de informática que venden servicios autónomos y son obligados a funcionar como micro empresa unipersonal para ser contratados (tercerizados, cuarterizados) y no tener derecho a nada. La condición es la siguiente : -mataron la moral protestante, ya hace mucho ; y la inclinación por la ganancia no es por el beneficio del trabajo (aunque robando las horas y fuerzas de trabajo con plusvalía), pero sí es por la ingeniería institucional que permite la acumulación a través de la riqueza obtenida en base al casino. En vez de quioscos de quiniela, son los bancos mismos, con conexiones orgánicas dentro y fuera del Estado y de los medios de comunicación de masas.

Finalmente, queda una duda. ¿Porque acumulamos divisas y reservas “estratégicas” y jugamos todo en la salvación de la liquidez bancaria ? Eso ocurre porque el Estado no regula el ambiente de la economía, el Estado es el operador del capital financiero, tanto en sus políticas como en la ocupación de las funciones clave para esta garantía de privilegios absurdos. Los bancos están regidos, en teoría por un código de normas legales, siendo subordinados a las normativas del Banco Central y del Ministerio de la Hacienda. Pero, como no hay gobierno que regule los banqueros, porque cuando se gobierna con los bancos, son los bancos los que gobiernan. Así, esa vergüenza nacional no obliga los financistas a prestar, el Gobierno electo (por el voto popular) delega en un equipo de “especialistas” del Consejo de Política Monetaria (Copom) la tasa real de ganancias. Nada ni nadie obliga a los bancos a cumplir “su función” en el sistema capitalista, que es la de prestar dinero. Al contrario, liberan el depósito obligatorio de la Banca y le permiten accionar libremente. Cogen aún más del crédito, cortando el acceso al capital de giro a intereses bajos, es porque van a partir a una nueva etapa de acumulación.

Y ¿qué va pasar en el Brasil de los banqueros ? Anticipo y arriesgo a por lo menos tres movimientos :

1) Hasta el 14 de noviembre de 2008, el gobierno aún mantenía una reserva, hecha a partir de los depósitos obligatorios, de cerca de US$ 100 mil millones en el BC. Las reservas internacionales son de la orden de US$ 200 mil millones. Así, con la el aumento de recursos disponibles construido en base de una política de exportaciones demencial (¡vendemos soja y compramos tecnología !) la Banca seguirá haciendo chantaje al Estado que le sirve y es parte constitutiva de ella y agotando las “sobras líquidas” edificadas sobre los “fundamentos de la Economía” de Mr. Meirelles, el interventor del Brasil.

2) El proceso de fusiones, o sea, de concentración de control de capital financiero ya comenzó. La compraventa del Unibanco por el Itaú contó con la autorización del gobierno, que se niega a gobernar y no dispone de los mecanismos legales (casi surrealistas) de ejercicio de la delegación de poder conseguida, no en una transacción bancaria, sino a través del voto popular. Los siguientes órganos y otros más que no cité, simplemente no funcionan y cuando son funcionan, no llegan a punir : – Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE, del Ministerio de la Justicia) ; – Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF, del Ministerio de la Hacienda) ; – Secretaría de Derecho Económico / Departamento de Protección y Defensa Económica / Coordinación-General de Control de Mercado (también del Ministerio de la Justicia). ¡Todo esto es un cuento ! ¡En la compraventa ejecutada por Roberto Egydio Setúbal (Itaú) con la concordancia de Pedro Moreira Salles (Unibanco) y Pedro Malan (siempre él), el presidente Lula fue informado, y por teléfono, de algo que él y sus subordinados deberían regular ! La fiesta comenzó y el Estado va a intervenir para ayudar a comprar a los bancos chicos y para acabar de matar el poco federalismo político que hay por acá. Esto porque cuando no queden bancos estaduales y todo quede en el área federal, al Banco de Brasil (que pertenece al Gobierno Central), la Unión consolidará el proyecto de poder de país unitario.

3) Con todos colgados en el super endeudamiento y con el crédito difícil, la falencia de personas físicas y jurídicas habrá de aumentar. Resultado, la incorporación de patrimonio por la Banca, ejecutando deudas y tomando en la punta de la lapisera el fruto del trabajo y esfuerzo de millones de brasileños.

Todo eso ocurre porque el gobierno electo por el voto popular, gobierna usurpando el derecho de soberanía de los electores. La población se ve emparedada con la carencia de conocimiento y la incapacidad de responder a este tipo de ataque. Lo que está ocurriendo en Brasil, más allá de la acumulación capitalista, es el robo mismo. La Banca está robando la riqueza acumulada en la base de la exportación de productos agrícolas y la devastación de nuestros bienes naturales no renovables. Además de la expoliación de los últimos 13 años seguidos, ahora la misma Banca – sumada a los operadores de cambio – chantajea el Estado y lo fuerza a apoyar el robo. El dinero que era para el Sistema Único de Salud (SUS) y para la Asistencia Social se volcó a la reserva “estratégica” para jugar el juego de la liquidez. Así, se “gobierna” para los banqueros y no se ejecutan las funciones de estado, conforme reza la Constitución que nadie cumple, porque el Derecho es una cosa, la Ley es otra y la operación de las Leyes es otra también.

Si hay alguna novedad no es de la mentira, es la de crisis cíclica del capitalismo, pero en la explicitación de las posiciones de estado. El problema es que la comprensión de este mecanismo es tan simple, que nadie lo cree. Si no fuera por la colonización de la política a través del lenguaje financista-neoliberal, tendríamos todas las condiciones ideológicas para hacer una poblada, para retomar en la calle lo que es nuestro por derecho. Si esta es la dificultad, éste es el desafío a ser cumplido.


Fuente: Bruno Lima Rocha, politólogo y periodista (www.barometro-internacional.org)