Caso A : Hay quienes defienden el mercado a ultranza, la privatización salvaje de todos los servicios públicos sin excepción, la aniquilación del Estado y la flexibilidad del mundo laboral (es decir, considerar a seres humanos como « máquinas » de usar y tirar). Ésta forma de ver la vida está muy implantada en España, a través de la muy influyente FAES y del Partido Popular (casi diez millones de votos).
Pero hete aquí que algunas de esas personas han visto como dos flamantes entidades financieras funden sus ahorros de toda la vida en un pis-pas, fruto de una « eficaz » gestión en manos privadas. Y ahora vuelven sus ojos llorosos a Papá Estado, pidiendo su protección y, al mismo tiempo, exigiendo explicaciones de por qué no había normas reguladoras para el asunto. Pero bueno… ¿no decían que había que aborrecer el « intervencionismo » de lo público y que al mercado y a la iniciativa privada hay que dejarles el camino expedito de trabas ?
Caso B : Cuando el señor Aznar estaba firmando ejemplares de su libro en ’El Corte Inglés’ de Valladolid, dos militantes de la CGT, por desplegar una pancarta, fueron arrojados escaleras abajo por agentes de policía, para luego ser detenidos, llevados a comisaría (donde fueron retenidos en régimen de aislamiento durante 48 horas) para, al final, ser puestos en libertad una vez que se demostró que no habían hecho nada malo. Eso sí, se quedaron con los palos y las 48 horas de aislamiento.
Se dieron muchos casos parecidos con manifestantes del ’No a la guerra’. Seguro que los del PP aplauden estas actuaciones policiales. ¿Mano dura contra los díscolos ! ¿Gloria a los policías que no se andan con remilgos ! Sin embargo, dos de ellos, que aparecían en una foto participando en un intento de agresión y que simplemente estuvieron tres horas declarando en comisaría (adonde acudieron voluntariamente, siempre asistidos por su abogado), se consideran « ultrajados », y su partido monta un « pifostio » de Dios es Cristo, comparando esta situación con la del nazismo. Aquí, aparte de la ley del embudo, vemos una clara aplicación del dicho « puño de hierro, mandíbula de cristal ».
En resumen : mucho « mercado libre », y mucha « mano dura ». Pero luego, cuando a algunos se les aplica su propia medicina, se rasgan las vestiduras. Sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.
Fuente: Benito Coterón Blanco