Pocos han sido en la última década los discursos que hemos esperado con tanta ansiedad como el que Obama diera en El Cairo el 4 de junio. Y pocos también los discursos que hayan recibido tanta notoriedad en lo que va del milenio.
El discurso, impecablemente pronunciado – con 33 pausas de aplauso – tuvo como sede a Al-Azhar, la universidad más antigua del mundo (970 AD) y centro actual de la jurisprudencia islámica ; así como la centenaria universidad de El Cairo.
Nadie anticipa que un discurso oficial de un presidente estadounidense contenga galimatías o cierto grado de paralogía. Los escritores de discursos a este nivel de diplomacia y política son maestros de su oficio no importan que estén redactando un discurso para un dodo inarticulado como fuera Bush, o un gran orador como lo es el presidente Obama. Y Barack Obama, como lo hiciese antes Bill Clinton, solo daría tal discurso después de haber asumido roles como arquitecto y corrector del mismo.
Algo que debiera haber sido obvio después de las elecciones nacionales de hace siete meses es que la política exterior norteamericana cambiaria, si no en sustancia por lo menos en tono ; algo que salio a relucir en enero apenas el nuevo presidente ocupara el cargo. ¿Por qué entonces nos sorprende tanto el que Obama comience su discurso con el saludo assalumu-alaikum ; o su evocación al Santo Corán en la misma línea positiva que la Santa Biblia o el Talmud ; o sus elogios sobre la extensa e impresionante contribución árabe a la humanidad en todos los campos de cultura y conocimientos ?
Seria difícil que encontrásemos mejor mensajero de paz para el pueblo islámico que el inteligente y vibrante presidente de la poderosa Norteamérica. Y por si esto no fuese poco, alguien con un nombre como Hussein (“bueno, pequeñuelo guapillo” en árabe), hijo de un creyente del Islam, educado en Indonesia, país con la población islámica mas alta, donde fuera diariamente acompañado por la llamada al azhan desde el minarete… ambos al alba y al atardecer.
Y ningún guión mejor pudiera haberse escrito que tuviese paz como tema central, y no la aterradora y abusada palabra “terror” ; y la llamada a armas tipo-Bush arengando a todos contra esa simplista “guerra al terror”. Un verdadero “reality show” sin ensayos. Tal discurso dado pisando los talones de una presidencia de Bush desconfiada en todo el mundo, y detestada por casi todos en el Oriente Medio. Retórica para algunos, quizás… pero para otros, una esperanza realumbrada.
Y es aquí donde los críticos, la mayoría si no todos, caen victimas de este espejismo presentado como oasis de esperanza. No importa las buenas intenciones, el aparente candor, las vicisitudes, la obviedad, y el alargar la pacifica mano en busca de interés mutuo, Obama no logró ese acercamiento a las comunidades musulmanas. ¿Por qué ? Simplemente porque según el día se convierte en noche, y el destello de las palabras desaparece en la oscuridad, el pragmatismo se nos aparece como linterna que enfoca su luz en las realidades sin el embellecimiento que traen las emociones o una oratoria efectiva. Y la realidad de este discurso nos ofrece una diplomacia blanda e indulgente diseñada para elevar el prestigio y mejorar la imagen de EEUU… y nada más.
No nos engañemos. Al otro lado de Irak y Afganistán, el verdadero foco de paz para los musulmanes está en lo que ocurre en la geografía de un área con apenas 10.000 millas cuadradas donde viven casi 5 millones de creyentes del Islam, y lugar donde se encuentra su tercera ciudad santa, Jerusalén. Todo tiene que ver con la Tierra Santa y dos pueblos que reclaman toda o parte de esa tierra : palestinos e israelíes.
Lo que hubiera traído una buena medida de credibilidad a este discurso simplemente estaba ausente. Nada positivo que se hubiese fraguado durante la reunión reciente entre Obama y Netanyahu que indicase una buena fe por parte de Israel en abandonar todas sus reservas al Road Map de Paz que se formuló en el 2003… y el congelar toda la actividad de asentamiento israelí en territorio palestino. De hecho, el gobierno actual de Israel hace exactamente todo lo opuesto, dando la impresión que tiene en su bolsillo la Casa Blanca como lo tuviera con los demás gobiernos que precedieran a Obama. Y esas reservas que el gobierno de Israel pone al Road Map le restan todo valor.
Algo que EEUU no puede hacer es que el conflicto Israel-Palestina siga siendo Poder vs. Derecho, como ha ocurrido por cuatro décadas, y EEUU debe admitir ese hecho. El proclamar neutralidad cuando tal no existe es la mayor de las hipocresías.
La totalidad del discurso, una vez que aguzas el oído o relees el contenido, no aparece sino como un golpe maestro de relaciones publicas, una exhortación diseñada para limpiar la imagen de EEUU ante el mundo musulmán. Claro está que esto es mucho mas deseable que una diatriba, a lo Bush, advirtiendo de graves consecuencias si los deseos de EEUU no son acatados… redefiniendo a los árabes moderados como aquellos que capitulan a los deseos de EEUU.
Obama, con su discurso en El Cairo encuadernó el libro de Oriente Medio con unas sobrecubiertas más atractivas sin tener que hacer cambios en el texto. La mayoría del auditorio norteamericano no parece haberse inmutado por este engaño teatral, pero eso no es lo que ha ocurrido con aquellos que han sido adversamente afectados por la política exterior de EEUU hacia el Oriente Medio, la de antes o “la misma” de ahora.
2009 Ben Tanosborn
www.tanosborn.com
Attractive new covers for the same old book
Few speeches during the past decade have been so eagerly awaited as was Obama’s address in Cairo last Thursday, June 4th. And few speeches have received such wide and far review during these early days of the millennium.
This flawlessly delivered speech, paused with 33 applause interruptions, was hosted by the Islamic epicenter of learning represented by Al-Azhar, oldest university in the world (970 AD), and center of Islamic law and jurisprudence ; and century-old Cairo University.
No one expects a formal speech by a US president to contain galimatias or display any degree of paralogia. Speechwriters at that level of diplomacy and politics are masters in their trade, no matter whether they’re composing an allocution for a highly inarticulate dodo, such as George W. Bush, or for a brilliant orator such as President Obama. And Barack Obama, just like Bill Clinton before him, would only give such a discourse after assuming the roles of chief architect and principal reviser of such a momentous piece.
It should have been obvious by the time the election was over seven months ago that American foreign policy would undergo change, if not in substance at the very least in tone ; something that quickly was evidenced in January as the new president was sworn into office. So why are we acting so surprised to Obama’s peace greeting of Assalumu-alaikum ; or his evocation of the Holy Quran in the same positive vein as the Holy Bible or the Talmud ; or his praises of Arab extensive and impressive contribution to humanity in every field of endeavor ?
One would be hard pressed to find a better messenger for peace to the people of Islam than a vibrant, intelligent young president of this most powerful nation. And, if that were not enough, someone named Hussein (“good, small handsome one” in Arabic) fathered by a Believer (Islam), who had received an early education in Indonesia, most populous among the Muslim nations, accompanied daily by the call of the azaan at both the break of dawn and the fall of dusk.
And no better script could have been written for a play – script with peace as its central theme, and not the fearful, overused word, terror ; or the previous Bush-type haranguing in a call to arms for an overly simplistic “war on terror.” This was a for real, unrehearsed reality show. All of this coming on the heels of a Bush presidency distrusted in most of the world, and detested by most in the Middle East. Rhetoric to some, perhaps… but to others, a relighting of hope !
And here is where reviewers, most if not all, fall victim to this mirage presented as an oasis of hope. For all the good intentions, apparent candor, vicissitudes, truisms, and reach for peace and common ground, Obama’s outreach to Muslim communities around the world did not fully make the grade. Why ? Because as the day turns into night, and the glitter of the words disappears in the dark, pragmatism shows up in the form of a flashlight focusing at the realities of the situation without the embellishment provided by emotions and effective oratory. And the reality in this speech shows a soft diplomacy designed to enhance and brighten the image of the US, and little or nothing else.
Let’s be honest with ourselves. Past Iraq and Afghanistan, the true focus of peace for the Muslim peoples of this earth rests in what happens in a geography commanding a small area of 10,000 square miles where almost 5 million believers of Islam live, and a place where their third most holy city, Jerusalem, is located. It’s all about the Holy Land and the two peoples who lay claim to that land : Palestinians and Israelis.
What might have added a strong measure of credibility to this address simply wasn’t there ! Nothing from Obama’s recent meeting with Netanyahu that would indicate good faith by Israel in dropping all reservations to the 2003 Road Map… and the freezing of all settlement activity in Palestine. In fact, Israel’s present government signals quite the opposite, making it rather obvious that this White House is in Israel’s pocket just like all others before. Reservations made by Israel to the Road Map render it worthless.
One thing the US cannot do is make this Israel-Palestine issue one of Might vs. Right, as it has done for the past four decades, and the United States must acknowledge that. To proclaim neutrality on an issue where such is not the case is hypocrisy at its worst.
The entire speech, as you take a second closer look, appears as nothing but a public relations coup, an exhortation designed to cleanse the image of the United States before the Muslim world. Of course, that’s a far more desirable stand than giving a diatribe, a la Bush, warning others of dire consequences if US desires aren’t met… redefining Arab moderates as those who capitulate to the wishes of the US.
Obama with his speech in Cairo bound the Middle East book with more attractive covers without having to change any of the text. Most in his American audience appear fooled, but that’s not likely to have happened to those adversely affected by past and present US policies towards the Middle East.
2009 Ben Tanosborn
www.tanosborn.com
Fuente: Ben Tanosborn