Catorce semanas después de tomar las riendas del país, Barack Obama espera con tranquilidad las notas de su desempeño en el cargo, una medida artificial que comenzó la prensa hace 76 años con otro presidente, Franklin D. Roosevelt, cuando este tomara el liderazgo de un EEUU batido por una economía en desastre. Un EEUU afligido por un Capitalismo Porcino en aquél 1933… como lo es un EEUU afligido por una nueva cepa de ese mismo Capitalismo Porcino en este 2009.
Sondeos del sentir norteamericano sobre el nuevo presidente – dándole popularidad no vista desde los tiempos de Ronald Reagan – y una “nueva dirección” para el país percibida por la mitad de la población, aparentan indicar que la nota para este periodo de gobierno no debe ser mala. Sin embargo, durante tal periodo, conocido como “La Luna de Miel del Congreso”, salvo la legislación referente al estimulo económico (Decreto de Recuperación e Inversión para EEUU del 2009 – Ley Publica 111-5) firmada el 17 de febrero por Barack Obama, poco mas ha visto la luz del día. Ni punto de comparación a lo que FDR logró durante el mismo periodo en su “Nuevo Reparto de Cartas” (más de una docena de leyes importantes enfocadas a la depresión económica desde el enfrentamiento con el desempleo a la creación del gran proyecto Tennessee Valley Authority).
Pero debemos ser justos, el hecho en común de una crisis económica heredada por ambos presidentes empieza y termina ahí. FDR asumió la presidencia de un país que ni era imperio ni aspiraba serlo, aunque el trato colonial de EEUU hacia sus vecinos latinoamericanos ponga tal en duda. De una forma u otra, Obama tomó la presidencia de un país con una reputación internacional dañada con la posible excepción de Israel. Así que Obama tuvo que confrontar una tarea mucho más monumental que su predecesor de 19 elecciones antes.
Si bien FDR pudo persuadir al Congreso en decretar leyes por “el bien de la nación”, algo que pudo hacer después de haber sido elegido con un 60 por ciento del voto – a lo que tuviéramos que añadir una enorme clase-subyugada que no votó o se la permitió votar – mientras Obama lo ha tenido todo cuesta arriba en una nación dividida y donde apenas pudo recibir el 53 por ciento del voto ; y donde el pensar del congresista puede estar en desacuerdo con su partido, algo que ocurre con frecuencia con los miembros del partido demócrata.
Como en el pasado, mi vestimenta progresista y lentes telescopios me ha hecho ver el éxito o fracaso de Obama de forma diferente a la población en general. Mi forma de ver esos cien primeros días con Obama al timón difiere con el de la mayoría, aunque debo añadir, mis conclusiones estén casi en unanimidad con los de docenas de paritarios progresistas con quienes me he puesto en contacto en estos tres últimos días, y que aparentan estar de acuerdo con mis conclusiones de acuerdo con nuestros intercambios por correo electrónico. Vamos a decir que ahora vemos las cosas no como “esperanzados” por el mito Obama, sino más bien como miembros de esa Izquierda, ahora desilusionada, que votó por él.
Aunque Obama haya hecho los gestos obligatorios que indiquen un cambio de política en la esfera internacional… para agradar a la Unión Europea, a las naciones del mundo árabe-musulmán, Rusia, China y Latinoamérica – vía una servil OEA, su nota es un
Incompleto en cuanto a la posición de esta nación con respecto al resto del mundo.
Por ahora, y solo en materia relevante a guerra y paz, este presidente no difiere mucho de Bush respecto a la ocupación y retiro de Irak ; o con la política hacia Afganistán que no dista de la elaborada en el Pentágono, en vez de una solución regional que pudiera obtenerse mediante negociaciones. Y, claro está, no hablemos del conflicto entre palestinos y judíos que es, y continuará siendo, un impasse siempre y cuando Israel así lo quiera… y Rahm Emanuel siga como asistente del presidente en la Casa Blanca. En lo referente a guerra y paz, que incluye la ceguera hacia Darfur, démosle un Suspenso.
En cuanto a la crisis económica y asuntos/problemas internos (educación, salubridad, energía, inmigración y demás) poco es lo que el presidente pueda hacer en sus primeros cien días de gobierno que no sea sino establecer política clara y dirección inequívoca. Es de esperar que el éxito o el fracaso en cada caso sean juzgados por otros en el futuro. Así que, de nuevo, la nota para Obama será un Incompleto.
Pero si nuestro informe de calificación de gobernar trae muchas preguntas y pocas respuestas por ahora, existe un campo en el que podemos decir que ha fracasado tristemente, como ha sido con guerra y paz ; y este es, no haber llamado la atención del Departamento de Justicia para que procesara cargos criminales contra miembros del gobierno de Bush que increíblemente malversaron derechos constitucionales (como el de la privacidad del ciudadano), o derechos humanos (la tortura empleada por muchos norteamericanos en, o fuera de, uniforme). Y aunque el 60 por ciento de la población no esté de acuerdo en procesar a los responsables de tortura, según las encuestas, es el deber del gobierno demostrar que la constitucionalidad y la justicia deben prevalecer.
No hay duda que hay un terreno en el que nuestro presidente brilla y merece la más alta calificación ; y este es, su política maleable demostrando una capacidad tremenda para el compromiso. No importa que a los progresistas se les diga continuamente que estos “pequeños acuerdos” no son sino contratiempos para un líder que apoya causas progresistas, estoy seriamente empezando a dudarlo.
Pero por falta de una revolución… ¿Qué otra cosa podemos hacer cuando se nos da limones (nuestra política defectuosa) que no sea limonada ? Sí, aparentemente no nos queda otro remedio que al mal tiempo ponerle buena cara.
© 2009 Ben Tanosborn
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Obama’s “First 100 Days”… NOT through the hopefuls’ prism
Fourteen weeks after taking the reins, Barack Obama seems well at ease to receive his first report card… on that artificial measuring target that dates back 76 years as another president, Franklin D. Roosevelt, took over the leadership over an America in economic shambles. It was an America afflicted by Swine Capitalism flu (affluenza) back in 1933, and it is an America afflicted by a new strain of Swine Capitalism flu in 2009.
Surveys on Americans’ sentiments about the new president – that give him a popularity not seen since Ronald Reagan – and a perceived “new direction” for the country by just about half of the population, would seem to indicate that the overall grade during these first one hundred days in office is definitely a passing one. Yet, during this period which is referred to as the “Congressional Honeymoon,” outside of a controversial stimulus bill (American Recovery and Reinvestment Act of 2009 – Pub. L. 111-5) signed into law on February 17 by President Barack Obama, little else has been done. Hardly comparable to what FDR accomplished during the same period on his “New Deal” (over a dozen major pieces of legislation dealing with the full spectrum of the depression from tackling unemployment to the creation of the Tennessee Valley Authority).
But let’s be fair, the commonality of both presidents inheriting a nation in economic crisis ends there. FDR assumed the presidency of a country that was neither an empire nor aspiring to be one, although America’s colonial treatment of her Latin America good neighbors may well challenge that. Be that as it may, Obama entered the White House with America baring a soiled reputation internationally… with the possible exception of Israel. So Obama has had to confront an even greater monumental task than that of his 19 elections-removed predecessor.
Where FDR persuaded Congress about passing legislation “for the good of the nation,” something that he could do having attained almost 60 percent of the electorate vote – also aided by an enormous underclass which hadn’t voted, or wasn’t “allowed” to vote – Obama has had to fight his battle upstream in a truly divided nation that barely gave him 53 percent of the total vote. And where the political thinking of members of Congress often does not follow party lines… with the Democrats, that is !
As in the past, my progressive vestments and telescopic lenses have made me take an overview on Obama’s success, or lack of it, quite different from the population at large. My view of Obama’s first hundred days at the helm differs substantially from that held by most, although I am happy to state that almost in unanimity all the progressive friends and peers I have contacted in the last three days – which number in the dozens – seem to affirm my views as presented to them via email. Let’s just say that ours may well be a view of no longer the hopeful, but the disenchanted Left that voted for him.
Although Obama has made the obligatory gestures of promoting policy change in the international sphere… to please the European Union, Arab-Moslem nations, Russia, China and Latin America – via an irrelevant and subservient OAS, his grade remains an incomplete as to where this nation stands vis-à-vis the rest of the world.
For now, and only on issues relevant to war and peace, this president does not come out much different from Bush with the occupation and withdrawal from Iraq, things there as mired as they ever were ; or with a policy on Afghanistan that is more in line with the schemes being brewed at the Pentagon than with a regional solution that could be achieved via negotiations. And, of course, we know that the Israel-Palestine situation (conflict) is, and will continue to be, at an impasse as long as Israel’s government so desires it… and Rahm Emanuel remains as the White House Chief of Staff. On issues of war and peace, and that includes a blind eye to Darfur, a definite failing grade !
As for the economic crisis and all other domestic issues (education, energy, health care, immigration and the rest) there isn’t much a president can do in one hundred days other than to establish clear policies and give unequivocal direction. One would expect that success or failure in each case is for others to judge in the future. So, again, Obama must accept an incomplete.
But if our report card is for the most part a question mark, with one incomplete grade after another, there is one area where he has sadly failed just as he has with the issue of war and peace ; and that is, not calling for the Department of Justice to investigate and bring charges against those in the prior administration who might be responsible for insidious crimes dealing with constitutional rights (the issue of privacy comes to mind), or human rights (torture by Americans in and out of uniform). Even if 60 percent of Americans feel that those responsible for torture need not be brought to justice, as polls indicate, it is the duty of their leaders to show that constitutionality and justice must always prevail.
There is one area, perhaps the most important one of all, where President Obama does excel and definitely gets the highest possible score ; and that is, his political malleability showing an incredible capacity for compromise. As much as we, progressives, are continually being told that these “little compromises” are but contretemps to a leader that stands for progressive causes, I am beginning to seriously doubt that.
But for the lack of a revolution, when we are being handed lemons, do we really have any other reasonable choice than to make lemonade ?
© 2009 Ben Tanosborn
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Fuente: Ben Tanosborn