El último cuarto de siglo tuvo muy poco de normalidad económica para EEUU al intentar los políticos del país el sumergir a la nación en una economía global para la que no estaba preparada mientras mantenían la fachada de prosperidad con crédito irresponsable.

El último cuarto de siglo tuvo muy poco de normalidad económica para EEUU al intentar los políticos del país el sumergir a la nación en una economía global para la que no estaba preparada mientras mantenían la fachada de prosperidad con crédito irresponsable.

“Todo marcharía bien si no fuera por la CNN sacándonos de quicio con todos esos cuentos y comentarios sobre la recesión y el estado de la economía”, fue el comentario de alguien en la mesa mientras desayunábamos en un B&B (alojamiento y desayuno) de la ciudad con acento victoriano más encantadora en el estado de Washington : Port Townsend.

Un tema de conversación fue el tal comunicado que nos abrió la puerta a todos, no importa el nivel de conocimientos o grado de ignorancia… excepto que yo preferí escuchar con atención, y sin comentario, mientras hacia honores a unas torrijas.

Presiento que sólo artistas, soñadores, escritores y aspirantes en esas categorías residen en o visitan lugares como Port Townsend. Claro que esta pequeña ciudad tiene una fábrica de papel con 300 empleados… temerosos, asumo, de que si la recesión profundiza – además de tener que copar con reglas ambientales más estrictas – forzará a que se cierre el molino (según rumores) ; y estos trabajadores, que de soñadores nada, quedarán en la calle, como millones más antes que terminaron sin ese sueldo digno que siempre caracterizó a este país y que hizo de él una nación productora de riqueza… ahora, en la histeria de la globalización, convertida en una nación imprudente de consumidores a crédito.

Desafortunadamente, y contrario al tono optimista de la conversación que siguió, lo nuestro no es una “mala economía”… ya que por lo que estamos pasando no es sino una primera etapa de una larga y profunda recesión – dado que no lo aceptamos por su verdadero nombre : depresión – y no un simple ciclo financiero. Y si no queremos ver los cambios sistémicos que están ocurriendo a nuestro alrededor, y escondemos la cabeza como el avestruz, peor para nosotros… y no culpemos a los medios.

El desempleo continuará su ascenso, aunque a un paso menor, hasta superar un porcentaje de desempleo en la mitad de la segunda decena que unido a ese otro desempleo del que se habla poco – los que no son parte de las estadísticas, o son parte laboral de un subempleo en tiempo o aptitudes – pudiera traernos el próximo año un desempleo real, aunque sin publicar, cercano al 20 por ciento. Y lo que es aun peor, tal porcentaje se estabilizará alrededor de esa cifra.

En la economía global en que vivimos, confianza en ti mismo sirve de poco a largo plazo. La creencia de que por ser una sociedad con grandes aspiraciones nuestros sueños se verán realizados es una quimera ; nuestros sueños varían poco del que puedan tener los otros 6.000 millones de pobladores del planeta. Debemos darnos cuenta que el llamado sueño americano fue cosa del pasado, algo que entonces era realizable dado el tamaño del mercado comercial, sin barreras, que este país inició… único en su tiempo, y la razón critica del éxito económico que tuvo la nación – algo del que nos habló el historiador Alexis de Tocqueville hace casi dos siglos ; y no las razones perennes que se nos dan sobre el gran espíritu emprendedor del norteamericano, o la sublime ética protestante y capitalista ; esta ultima que los políticos del país continúan ordeñando hasta la fecha en su patrioterismo.

El paisaje de ventas al detalle en la nación se prepara para un cambio esencial y permanente, y es ahí donde hemos estado midiendo nuestro falso nivel de vida, resultando en una afluencia exagerada. Muchos han sido los estadounidenses que han estado gastando mucho más de lo que ganaban, pero al sector financiero en el futuro no se le permitirá operar en esa forma funesta como en el pasado, permitiendo el flujo de crédito sin discriminación alguna. Esa disminución en ventas está acelerando el desmoronamiento de valores en los bienes raíces comerciales. Y por si eso no fuera poco, los estados y las municipalidades pronto entraran en una ola de impagos.

La economía de EEUU se ha convertido en un traje deshilachado y rasgado que tanto el gobierno como el Banco Central ahora tratan de remendar ; un traje que necesita no remiendo sino reemplazo. Pocas son las opciones que nos quedan, y lo más probable y alarmante será que en vez de encontrar una cura, terminemos con una inflación fugitiva y despampanante. Una posibilidad a temer, sabiendo lo inefectivo que es el Banco Central para controlarla, y cómo el ahorro en el país quedará aniquilado.

Palabras no muy sabias las que nuestro comensal pronunció durante el desayuno. Nuestros males económicos son reales y no una creatividad interesada de la prensa.

Tristemente allí estábamos en el segundo día de verano despidiéndonos de los dueños del acogedor y hospitalario Holly Hill B&B, llevando con nosotros a Pórtland memorias agradables, y dejando atrás una ciudad de sueños sin realizar, bellos entornos y un molino de papel que produce anualmente más de un tercio de millón de toneladas de pasta virgen y reciclada… además de 58 toneladas de cancerigenos ; un recordatorio claro y presente de que el capitalismo continua siendo un sistema económico de costos despresopuestados y beneficios sobrepresopuestados.

No hay duda de que volveremos a Port Townsend en un futuro cercano, ni tampoco de que EEUU nunca volverá a aquellos tiempos normales. ¿Por qué ? El último cuarto de siglo tuvo muy poco de normalidad económica para EEUU al intentar los políticos del país el sumergir a la nación en una economía global para la que no estaba preparada mientras mantenían la fachada de prosperidad con crédito irresponsable. Reagan, Bush I, Clinton y Bush II juntos nos quitaron la posibilidad de realizar nuestros sueños. Nuestra única opción ahora es el ser realistas y vivir dentro de nuestros medios… pero eso es una píldora difícil de tragar para una población a la que se la ha hecho ver la riqueza usando una lupa.

2009 Ben Tanosborn
www.tanosborn.com

Illusory return to economic normalcy
“Everything would be ok if it weren’t for that CNN scaring us out of our wits, giving us all those stories and commentary on the recession and presumed bad economy,” was the statement someone made at the table as we were having breakfast at a delightful B&B of the most charming Victorian-accented town in Washington State : Port Townsend.
A centerpiece for conversation, that’s what that statement became, where everyone could contribute regardless of level of knowledge or degree of ignorance… except for me, preferring to listen intently while doing the honors to some great French toast.
I have a feeling that only artists, dreamers, writers and aspirers in those categories live in or visit communities such as Port Townsend. There are, of course, three hundred workers at the local paper mill… afraid, one assumes, that an extended recession – added to a stricter enforcement of environmental standards – will force the mill to shut down (as rumors have it) ; and these folks are not dreamers, only holders of those few jobs left in America with a living wage ; fading remnants of a blue collar middle class that made this nation a proud producer of wealth… now, in the globalization frenzy turned into a reckless consumer-on-credit.
Unfortunately, and contrary to the optimistic tone of the discussion which ensued, ours is not a presumed bad economy… for what we are living through is but the early stage of a long and deep recession – we dare not call it depression – and not just a business cycle. If we are unwilling to see the obvious systemic changes starting to take place around us, we are burying our heads in the sand, for it isn’t the news accosting us 24-7 but what’s in the news.
Unemployment is sure to continue going up, if at a decreasing rate, until we reach the low teens which when combined with the unstated unemployment (those who are not in the statistical count or are underemployed in hours or skills) could by next year bring the real, if unpublished, number in unemployment close to 20 percent. And what is even worse, that level of true unemployment will stabilize around that figure.
In a global economy, such as the one we are in, self-confidence level means little or nothing in the long run. The belief that just because we are a society with superior aspirations our dreams will be fulfilled is a chimera ; our dreams are not much different from those of 6 billion people around the globe. We must realize that the so-called American dream was a thing of the past, something then realizable because of our self-contained, huge marketplace without commercial barriers, the largest by far in the world at that time, and the critical reason for past economic success – something evidenced and written about by socio-historian Alexis de Tocqueville almost two centuries ago ; and not the perennial reasons given of Americans’ greater entrepreneurial spirit, or the seemingly sublime Protestant ethic and spirit of capitalism ; this latter still being milked by our politicians to this date.
The retail landscape of the nation is undoubtedly in for a permanent change, and that’s where up to now we have based our pseudo standard of living, certainly an overstated level of affluence. Many Americans had found themselves spending money at a much faster pace than they earned it, but the financial sector will not be allowed to operate in the same dismal way as in the past allowing indiscriminate credit flow. That slowdown in retail operations is accelerating a commercial real estate collapse. And, if that weren’t enough, states and municipalities are likely to enter soon a wave of defaults.
The US economy has become a frayed and torn old suit that government and the Fed are now trying to patch ; a suit that needs to be replaced, and not just patched. We are running out of options, and runaway inflation might end up being the result, in lieu of a cure. A scary prospect, knowing how ineffective the Fed will be in its control… and how savings are destroyed, totally devalued !
Sorry… no apparent wisdom from that person at the breakfast table. Our economic ills are real and not just a subject of concern created by a self-serving media.
Sadly, there we were, on the second day of summer saying good bye to the warm surroundings of Holly Hill B&B, taking back with us to Portland some very pleasant memories, leaving behind a city of dreams unfulfilled, beautiful surroundings and a paper mill producing over a third of a million tons of virgin and recycled pulp per year… and 58 tons of carcinogens ; a clear and present reminder that capitalism continues to be an economic system of understated costs and overstated profits.
We will return to Port Townsend soon enough, but America will not return to normalcy ever. Why ? The last quarter of a century has been anything but a time of economic normalcy for the United States as politicians sought to immerse the nation into a global economy that it was not prepared for while keeping a façade of prosperity bought with irresponsible credit. Reagan, Bush I, Clinton and Bush II jointly did away with possible fulfillment of any dream. Our only option now is to be realists and live within our means, but that’s hard to swallow for a population that was once shown wealth through a magnifying glass.

2009 Ben Tanosborn
www.tanosborn.com


Fuente: Ben Tanosborn