Día trás día este verano hemos oído noticias sobre el drama que sufren miles y miles de migrantes que tratan de llegar a Europa. Son personas que huyen de países empobrecidos, a menudo abocados a guerras y dictaduras por los gobiernos europeos y norteamericanos, entre otros. Son, en cierta forma, la otra cara de la prosperidad y el consumo que nos pretende vender el capitalismo avanzado: productos baratos gracias a la explotación de sus materias primas y de su fuerza de trabajo. Y con esto estos mismos gobiernos compensan un poco el recorte de salarios que nos hacen sufrir a la mayoría de nosotros.

La infamia de la Europa fortaleza cerrada sobre ella misma ha bañado nuestros mares, haciendo del  Mediterráneo una de las fosas comunes más grandes del planeta. Pero esta misma infamia ya hace años que campa también tranquilamente por nuestras calles y carreteras. Es habitual ver trabajadores sin derechos durmiendo en las calles y en las estaciones de bus y tren cuando llega una temporada de cosecha de fruta o vendimia.

La infamia de la Europa fortaleza cerrada sobre ella misma ha bañado nuestros mares, haciendo del  Mediterráneo una de las fosas comunes más grandes del planeta. Pero esta misma infamia ya hace años que campa también tranquilamente por nuestras calles y carreteras. Es habitual ver trabajadores sin derechos durmiendo en las calles y en las estaciones de bus y tren cuando llega una temporada de cosecha de fruta o vendimia. De igual manera, nos encontramos en las ciudades trabajadores extranjeros esperando que llegue una furgoneta a recogerlos para llevarlos a alguna obra, esto si aquel día tienen suerte y trabajan. Y también vemos, si es que no apartamos la mirada, cómo al salir de un transporte público o en un locutorio la policía hace redadas buscando llenar estos centros, también de infamia, denominados CIE.

Un último ejemplo lo hemos tenido este martes en Salou. Como una operación de los Mossos d’Esquadra en contra de vendedores de origen subsahariano ha acabado con la muerte de uno de ellos en extrañas circunstancias. La versión policial, que dice que ha saltado de un tercer piso, queda enturbiada por algunos testigos. Según las informaciones de las que disponemos, las personas concentradas han iniciado una protesta ante la poca claridad de los hechos y para impedir que se levantara el cadáver al no tener constancia de que se hubiera personado ningún juez y/o forense al lugar.

La suspensión de los derechos básicos de ciudadanía que conforma esta especie de «apartheid» que sufren una gran parte de los migrantes, muchos de ellos vecinos/as nuestros desde hace años, continúa también cuando mueren o los matan.

Tenemos que decir basta. No podemos mirar hacia otro lado. Una parte de la población de nuestro país es asediada constantemente. Un día se les amenaza con retirarles la atención sanitaria básica, el otro se les criminaliza, constantemente se les atemoriza con la expulsión, y habitualmente se les obliga a trabajar en condiciones de miseria y explotación laboral. El resto de la población no tenemos que caer en el juego del «esto no va conmigo». Ni de pensar que somos afortunados/as porque siempre hay alguien que vive peor que nosotros. No tenemos que hacer el juego al Estado ni al capitalismo tolerando varias categorías de personas.

Desgraciadamente, la muerte de Salou no ha sido la primera, pero tenemos que luchar para que sea la última. Lo tenemos que hacer activamente. Evitando las agresiones y los acosos del día a día pero también en situaciones especialmente graves como la de hoy en Salou. Desde la Confederación del Trabajo de Catalunya hacemos un llamamiento:

– A la solidaridad activa con los y las personas migrantes y a participar en las acciones y convocatorias de rechazo de la brutalidad policial.

– A pedir la derogación de la legislación de extranjería y de las normativas municipales que criminalizan activamente a los trabajadores/as de origen extranjero.

– A exigir una investigación rápida y efectiva sobre las circunstancias de la muerte de hoy martes 11 de agosto, además de la dimisión del Conseller d´Interior Jordi Jané, por la actuación policial con uso de proyectiles de foam durante y después de las espontáneas protestas vecinales.

Salou, a 11 de agosto de 2015.

Secretariat Permanent de la Confederació General del Treball de Catalunya

http://cgtcatalunya.cat/spip.php?article11389#.VcoZjfmkFVd


Fuente: Secretariat Permanent de la Confederació General del Treball de Catalunya