Barcelona. Empleados del metro y CGT denuncian el caos que se vive en la línea 2
Debido a la nueva norma que sólo permite la venta de billetes con máquinas
BARCELONA.- Ya han recibido algún guantazo y han escapado, al sprint, de algunos puñetazos más. Algunos trabajadores de la línea 2 de metro, y el sindicato CGT, denuncian que el nuevo sistema de compra en taquillas los deja indefensos ante la ira de los usuarios.
Barcelona. Empleados del metro y CGT denuncian el caos que se vive en la línea 2

Debido a la nueva norma que sólo permite la venta de billetes con máquinas

BARCELONA.- Ya han recibido algún guantazo y han escapado, al sprint, de algunos puñetazos más. Algunos trabajadores de la línea 2 de metro, y el sindicato CGT, denuncian que el nuevo sistema de compra en taquillas los deja indefensos ante la ira de los usuarios.

No están autorizados a vender billetes a mano y deben patrullar los andenes. Cuando vuelven de sus paseos de rigor, encuentran a hordas de pasajeros enfurecidos porque la máquina no funciona, o porque no tiene cambio, o porque les han intentado robar.

« Alguno ya se ha llevado un puñetazo y otros han tenido que correr o esconderse en el centro de comunicaciones… », relata una trabajadora de la línea 2, que prefiere no revelar su nombre por temor a represalias.

Es más, sus compañeros de la línea 1 viven con miedo y desconfianza la espera a que el nuevo convenio se instaure en paradas como Santa Coloma, frecuentada por tribus como los Latin Kings, o Catalunya, superpoblada de turistas con las venas tomadas al asalto por la cerveza. « ¿Qué tengo que hacer ahora ?, ¿ponerme a hacer pesas y apuntarme a un gimnasio a los 54 años ? », se pregunta uno de los trabajadores de la parada más céntrica de Barcelona.Su compañero añade : « Ya ahora tenemos un montón de problemas con las colas que se forman, los mendigos que aprovechan para pedir por las buenas o por las malas, los que se intentan colar… ».« Al menos tenemos siempre el cristal que nos ampara, pero cuando tengamos que estar al lado de las máquinas y sin protección no sé qué pasará… », añade.

Mientras los compañeros de la línea roja viven la espera con inquietud, los de la violeta ya lo tienen encima.

Según fuentes de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), el nuevo sistema consiste simplemente en que « las máquinas hagan todas las funciones posibles y los empleados vigilen a los clientes para ofrecer un mejor servicio ».

A tenor de los temores de los empleados y por las colas que se forman, algunos usuarios no piensan lo mismo. « Hay problemas en todas las estaciones, pero la cosa se complica especialmente en algunas como San Roque de barrios un poco menos desfavorecidos », comentan fuentes de CGT.

La empleada de la línea 2 concreta un poco más esas complicaciones : « Cuando mucha gente usa las máquinas, éstas se paralizan o se quedan sin cambio. Si en ese momento tú estás haciendo una ronda, cuando llegas diez minutos después y tienes al ejecutivo que llega tarde a trabajar esperando te puedes encontrar con un problema ».

Estos problemas se agudizan en algunos sectores de la sociedad : « Los minusválidos o las madres con carritos se quedan encerrados a veces en según qué paso y se pueden pasar un buen rato sin poder salir ». Las zonas más calientes de esta problemática son las estaciones donde convergen varias líneas : « Todo se agrava en paradas como Clot, donde hay dos estaciones y el enlace con Renfe. Estamos hablando de que coinciden cada vez un centenar de pasajeros y sólo hay una persona para atenderlos. Imagina que en ese momento se bloquean las máquinas expendedoras y yo estoy haciendo una ruta por los andenes… En un momento, tienes asegurado el caos ».

Fuentes de TMB adelantan que la implantación de las nuevas medidas será paulatina. El año que viene será el turno de la línea 5, al siguiente la 1 o la 3 y en 2008 la que falte.

« Lo complicado es que la gente que espera a que yo llegue se pone más y más nerviosa y además tiene que ver cómo los que se cuelan de forma impune no tienen que esperar », desvela la trabajadora de la línea 2. « Pero lo peor está por llegar, si realmente quieren implantar esta medida, que es un desastre, en otras líneas mucho más peligrosas como la 1 », apostilla.


Fuente: MIQUI OTERO / EL MUNDO