Artículo publicado en Rojo y Negro nº 381 de septiembre

¿Rosa o negro?

Como no podía ser de otra manera, había que hablar de Barbie, del rosa y, obviamente, de la moda. La película empieza con un temazo “Pink”, es decir rosa, donde nos cuenta que el rosa es un color estupendo que funciona con todo: con traje o vestido, con tacones o suela plana, que es un color de poder que nos queda bien a todes de la cabeza a los pies tal y como dice la letra. Y es que estas no son afirmaciones cualquiera, en otras ocasiones hemos hablado del anarkocukismo: ir tremendísimamente adorable y ser anarka, disidente o lo que queráis. El rosa, las faldas, los tacones y muchas otras prendas suelen caer en la categoría de “femenino” y, como los buenos roles de género nos han enseñado, lo femenino es débil. Una lectura que muchísimes mujeres* nos hemos creído y cuando intentamos remarcarnos como personas fuertes solemos pasarnos a tonos más oscuros como el negro, el verde o el marrón. -Digo esto sabiendo que soy y siempre seré una amante perdida del verde, bueno xiquis no se puede ser perfecta.- Es por todo esto, por lo que decir de repente “sí, soy una persona poderosa y amante del rosa” es un acto revolucionario. Que si quiero ir con falda esto no me hace menos y si quiero ir super chic os lo coméis con pan, porque no voy a bajarme del carro de la fabulosidad. Todo esto puede parecer una chorrada, pero os animo a mirar en vuestros armarios y contar la cantidad de camisetas negras de movidas varias que tenéis. Casi pondría la mano en el fuego de que por las mañanas os cuesta saber cuál es cuál. Dramas de tener un armario monocromático.

Deidades rosas

Ahora andaréis pensando “solo por reafirmar un color ¿es Barbie una voz crítica del feminismo actual? Chica bájate del carro de la fantasía”. A ver, a ver, no nos llevemos las manos a la cabeza. Nada es rosa o negro, pero sí que es cierto que estos últimos años ha habido un giro interesante de lo que puede o no ser un icono de poder. Procedo a hacer un listado de diosis: Dua Lipa, Miley Cyrus, Nathy Peluso, Bad Gyal, Villano Antillano y muches otres que me dejo. Sí, son cantantes de la gran industria del pop, reguetón y todo lo que el capitalismo nos pueda echar a la cara y, aun así, son unes increíbles referentes. Personas que para nada son perfectes, que hablan abiertamente de muchos de sus problemas personales y, sobre todo, hacen la música que les gusta más allá de lo que puedan decir de elles. ¿Puede que sean un invento de la industria musical? Puede, pero igualmente sus historias son empoderadoras. Perrean, hablan de sexo, de ser fuertes a su manera, lloran, se emocionan y, por encima de todo, tienen unas estéticas increíbles. ¡Sé tu dive interior! Aquí no se trata de rechazarlo porque es otro producto comercial, sino de entender que, aunque lo es, puede tener un mensaje positivo. Un mensaje que llegará a muchísima más gente que si nosotres escribiésemos un diario. -*tos* el rojo y negro *tos*-. Y tampoco se trata de rechazarlo porque no tiene nuestra manera de comunicar, ni nuestros colores, ni nuestras banderas. ¡Nunca nos olvidemos de las banderas! Sino de aceptar lo diferente y abrazar la multicoloridad, el rosa no nos matará, ni el naranja, ni lo sexy, ni lo entrañable, ni lo aesthetic, ni ninguna de las modas que surjan o han surgido.
También se tiene que tener en cuenta, que no es baladí que una rubia, amante de la moda y el rosa sea la protagonista de una historia. Porque al final si eres une mujer* que cumple los cánones de belleza y te gusta la moda, se asumirá siempre que eres tonte, se entiende que si quieres ser una persona inteligente no te puede gustar pintarte la uñas ni salir de compras. Les rubies han sido durante mucho tiempo meros accesorios de los protagonistas, el premio que ganas al ser un tío cis de bien. Pues bien, las películas que ponen en el centro este personaje desafían la idea de que para ser tu misme tengas que renunciar a lo “femenino” y reivindican su valía: un ejemplo sería “una rubia muy legal”, una chicha rubia, con chihuahua, a la moda que quiere ser abogada y nadie la apoya. Lo curioso es que al final no solo triunfa como abogada, sino que además logra resolver su primer caso debido a los conocimientos que tiene de cosas que supuestamente caen en lo “femenino” como la peluquería. Es muy curioso el nivel de contradicciones que vivimos les mujeres* y cómo todavía no hemos aceptado el rosa en lo libertario (ni en muchos otros aspectos). Se tiene que ser crítiques con todo, con lo que implican los cánones de belleza y el dolor que generan y al mismo tiempo dejarnos influenciar por la purpurina, por no ser siempre la antítesis de lo que se supone que deberíamos ser e imaginarnos algo nuevo mix de todo aquello que nos guste.

El capitalismo rosa

Pero volviendo a Barbie: ¿es otra película más que se suma a la ola del feminismo? Pues sí, y sé que algune lectori ya estará diciendo “claro, otro invento más del capitalismo rosa”. El capitalismo tiene una capacidad de adaptación que ni las cucarachas (y no lo digo como algo malo, sino como lo que es) y ahora se ha apropiado del feminismo. Esto no quiere decir que tengamos que rechazar todo producto comercial que tenga un mínimo de mensaje feminista, simplemente entender que nos viene bien. Una peli como esta llega a todos lados y ahora nos toca seguir picando piedra para que la gente que se meta en movimientos feministas acabe viendo que hay muchos más problemas y nos toca repensar de cero el mundo. Estoy siendo un poco avariciosa aquí, pero hemos venido a soñar. Así que menos odiar el rosa, a Barbie y a nuestres dives, porque os aseguro que cuando dejamos de mirar todo con malos ojos, somos capaces de divertirnos mucho más.

Ester M.
Joven enfadada y mordaz
mapache@rojoynegro.info


Fuente: Rojo y Negro