Artículo de opinión de Rafael Fenoy Rico
Tiempos difíciles para la lírica, sobre todo si, en verso o prosa que igual da que da lo mismo, repiten hasta la saciedad ¡sí o sí! Que hay que tener una cuenta bancaria. En cada familia se ha colado un gorrón que, a mantel puesto, come todos los días. Y dependiendo de las economías familiares, puede comerse unos piquitos o un chuletón de Ávila.
Tiempos difíciles para la lírica, sobre todo si, en verso o prosa que igual da que da lo mismo, repiten hasta la saciedad ¡sí o sí! Que hay que tener una cuenta bancaria. En cada familia se ha colado un gorrón que, a mantel puesto, come todos los días. Y dependiendo de las economías familiares, puede comerse unos piquitos o un chuletón de Ávila.
-¡Que oiga! Tacita a tacita, ya se sabe lo que puede acumularse. Porque estamos hablando de que son los bancos los que atracan a todo “quisqui” sin misericordia. Siendo todas las personas físicas que reciben o pagan algún dinero, los atracados por obligación. En esta maniobra de atracar al personal, los gobiernos, los politicos elegidos por el pueblo, ayudan una barbaridad.
-¿Que no? ¡Intente Vd. cobrar su nómina en un sobre, sin pasar por una cuenta bancaria! O intente Vd. recibir algún dinero del Estado, o peor aún, intente Vd. pagar una tasa, un impuesto o una multa en dinero contante y sonante. ¡Imposible de los Imposibles! Al Banco hay que morir, sí o sí. Y todo ello porque a los políticos, esos que dicen que son del pueblo, les ha venido de perlas que sea la ciudadanía quien tenga que ir a depositar sus dineros en los bancos. Porque ¿para qué tener una ventanilla pública de cobros de estas tasas, impuestos o multas?
-¡nada, nada!, dicen los electos. -De esta forma nos ahorramos personal y de paso le hacemos un favor al banco “tal o cual” que tan bien se portó con el partido en las últimas elecciones, prestándonos buenos dineros a casi interés cero, ¡qué digo cero!, que no se lo devolvimos y condonó nuestra deuda.
Estos irresponsables políticos mirando el interés de los banqueros legislan para que al final por activa o por pasiva haya que ir al Banco. Y no se lo pierda Vd. que, además de haber despedido a casi un centenar de miles de trabajadores de banca, consiguen ¡legalmente! que Vd. y Vd., que toda la ciudadanía trabaje para ellos.
-¡Oiga y sin cobrar salario alguno! Porque lo tiene que hacer Vd. todo, absolutamente todo. Descubrir y aplicar la esclavitud, en tiempos tan pero que tan modernos, ha sido como descubrir una mina de oro. Estos banqueros han llegado a la conclusión de que si la clientela trabaja gratis, y por obligación, sin derechos laborales algunos, ¿Para qué tener trabajadoras y trabajadores asalariados? Cualquiera puede mirar en su barrio, en su pueblo y constatará que las entidades financieras han cerrado multitud de oficinas. Entre 2019 y junio de 2020 se han cerrado 1280 oficinas. Fruto de lo que ellos llaman proceso de “racionalización” de la Banca promoviendo grandes fusiones. La última entre Caixa y Bankia dejará en el paro a miles de personas empleadas y el cierre seguro de al menos una cuarta parte de las oficinas.
Y si desea sacar su dinero “el de verdad”, le cuesta encontrar una ventanilla y además que abre y cierra en un plis-plas, de forma que como se descuide debe Vd. volver y vuelta a volver al Banco, con las colas a la intemperie de rigor. Para después de una odisea encontrase pagando, ¡si como suena PAGANDO! por sacar su dinero. ¡Si el de Vd.! Porque cobran comisiones por retiradas de dinero en lo que ellos llaman CAJA. Un maltrato, a lo que ellos llaman “clientela”, que se asemeja en mucho a las relaciones que las ricas familias romanas hace 20 siglos mantenían con los que ellos llamaban “clientes” que eran realmente deudos de los favores o protección de la “familia rica”. Una mafia en toda regla que vuelve a instalarse, y esta vez, aunque siempre ha sido así, amparada por la ley. El imperio de la Ley. ¿No van a estar contentos los banqueros con esa Ley y ese Orden? Porque son su ley y su orden. Lo trágico del asunto es que son los políticos electos por el pueblo quienes permiten con la ley y el orden atracar al pueblo.
Rafael Fenoy Rico
Fuente: Rafael Fenoy Rico