El Mismo Día y a la Misma Hora
A la misma hora, Facundo, Guatemala, México, Colombia, Cauca indígena, violaron otra vez a una mujer amarrada. A un cantante de caminos. A un pueblo que pervive. A la misma hora, por distintas vías nos repiten su mismo mensaje: que la máquina de terror viene a arrasar, sirviéndose de la cobardía, para quedarse con todo.
- Compañeras y compañeros
- Comunidades Indígenas del Cauca
- Comunidades y Alcaldías de Caldono, Siberia, Corinto,
- Toribío, Jambaló y Mondomo
- Proyectos comunitarios
- Cabildos y Autoridades
Envío un saludo fraterno y adolorido a comuneras y comuneros afectados por este brutal y cobarde ataque contra pueblos indígenas del Cauca. A familias, amistades, comunidades. Me uno a quienes acompañamos con rabia y tristeza estas horas duras y difíciles.
- Compañeras y compañeros
- Comunidades Indígenas del Cauca
- Comunidades y Alcaldías de Caldono, Siberia, Corinto,
- Toribío, Jambaló y Mondomo
- Proyectos comunitarios
- Cabildos y Autoridades
Envío un saludo fraterno y adolorido a comuneras y comuneros afectados por este brutal y cobarde ataque contra pueblos indígenas del Cauca. A familias, amistades, comunidades. Me uno a quienes acompañamos con rabia y tristeza estas horas duras y difíciles. Admirando como siempre, la fortaleza que siempre les ha permitido volverse a levantar. Ahora vendrá, como reacción al ataque cobarde, la ocupación militar y el contra ataque. A menos que, desde dentro y fuera, se levante otra vez, la dignidad y la fuerza que sacó las trincheras del pueblo y saque a quienes pelean con balas y bombas, pero también con leyes y proyectos, para despojar a la gente de su manera de vivir y estar en el territorio.
A la misma hora asesinaban con más de 25 disparos de fusil automático a Facundo Cabral desde Guatemala. Lo mataban adentro de todas y todos en América Latina y más allá, porque será muy poca la gente que no lo lleve a dentro. «No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad…» es, entre otros versos, lo que vino a sembrar. Nació para nombrar en cantos, guitarras y silencios esto y más que ahora es como un árbol o el agua. Es, así no más porque vive. Lo llenaron de tiros a los 74 años porque era un atrevido. No podían encerrarlo ni agarrarlo. Nunca lo pudieron someter. El irrespetuoso llamaba a Guatemala «linda» y se iba para allá a hacer giras donde no llegan los famosos. Enamorado del territorio. Acompañando el dolor. Recordando a tanto muerto. Desafiando ese silencio que ha impuesto la bestialidad del terror que no se detiene y que sigue impune. Mala Guate, donde empezó lo que no termina. Lo que luego y ahora nos llegó a Colombia. Donde desaparecer pueblos enteros y ser Presidente se remunera con seguir siendo candidato y líder religioso y parlamentario y otra vez Presidente. Ese, el que Reagan llamó «un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». Allá donde mineras y narcotraficantes se tejen con gamonales y racistas en el marco del libre comercio. La provincia pobre del México pobre que se desangra. El México al que condenaron al Plan México que es el mismo Plan Colombia y se inauguró el día en que ganó López Obrador y Calderón con las transnacionales le robaron el gobierno, estafando la decisión popular. El día en que la APPO se levantó en Oaxaca y la otra campaña movilizó México. El día en que, si la unidad hubiera tejido por encima de las diferencias, México se habría liberado por la marcha incontenible de sus pueblos, del Libre Comercio y del régimen de despojo. Ese mismo día decidieron los gringos entrenar las mafias y paras de allá (Paracos y BACRIM de acá), armarlas, financiarlas (Rápido y Furioso se llamó la operación). Ese día Calderón inicia el exterminio desde la Presidencia. Ese día comienza la lucha contra el narcotráfico que es una guerra contra los pueblos (la misma guerra de acá y a la misma hora). Una guerra de exterminio para eliminar los que sobran y robarse México, sometiendo al terror y a la confusión a todo el mundo. México y Guatemala son, lo dice una amiga que sabe, lo mismo que Colombia: Mujeres violadas masivamente. Por tumultos y masas. Por pandillas. Mujeres penetradas sin ayuda ni comprensión, que tienen que defenderse solas ante la brutalidad contra la pared y sin que sirvan siquiera los gritos. Los analistas ubican el discurso en la distancia de la posición pura, de la idea coherente, de la explicación distante, de la doctrina correcta, de la palabra conveniente, mientras ellas en la humillación buscan como sobrevivir el ataque, el manoseo, el abuso, la impotencia. Guatemala, México, Colombia. Masacres que obliguen a arrodillarse, a plegarse, a rogar por la vida, a callar para ver si no regresan, a aceptar el dinero del que acaba de abusar de la abuela. A someterse. Asesinos y mafiosos que imponen su ley de bandas y cuentan con quienes se suman para conseguir con el que ya ganó y conocen la impotencia de las víctimas a las que ayudan a sujetar para que las violen a cambio de monedas.
A la misma hora en que en Guatemala el fascismo asesinaba a Facundo Cabral, a la vista del mundo y de modo que se viera la intención, el poder, la desvergüenza. A la hora en que la cobardía encubierta dispara cobardemente contra un mayor de 74 años que canta. A la hora en que acá adentro sentimos su presencia todas y todos en tanto territorio e historia unidos en el escalofrío y el espanto. A la hora en que entendemos el mensaje que nos dan: que vienen por todas y todos. Que así como masacraron a Jaime Garzón desde el poder transnacional, ahora asesinan a Facundo y nos exigen dejarnos violar sin remedio porque ya ganaron. A esa misma hora en el Cauca profundo, en Colombia desangrada, vehículos conducidos por guerrilleros, entraban a pueblos indígenas en resistencia, el día sábado de mercado. Vehículos cargados de explosivos que dejaban en el centro de las comunidades, frente a lo que la gente ha construido a pesar del horror y se escapaban corriendo antes de que estallara la bomba que masacra dejando muertos y decenas de heridos, simultáneamente en Toribío, Siberia, Caldono, Corinto, Jambaló, Mondomo. Brindándole el pretexto al régimen asesino para ocupar militarmente territorios de la dignidad y la autonomía. Alimentando la amargura, el odio, la rabia, el dolor. Dejando devastados a quienes han tenido que reconstruir una y otra vez sus pueblos y hogares además de resistir leyes, gamonales y políticas de despojo. Asesinos y cobardes que actúan a la misma hora para entregarle las víctimas y los territorios a la codicia insaciable del fascismo que viene a ocuparlo todo.
A la misma hora, Facundo, Guatemala, México, Colombia, Cauca indígena, violaron otra vez a una mujer amarrada. A un cantante de caminos. A un pueblo que pervive. A la misma hora, por distintas vías nos repiten su mismo mensaje: que la máquina de terror viene a arrasar, sirviéndose de la cobardía, para quedarse con todo.
Hoy, en la hora del dolor y de la confusión. Saldrán versiones y discursos. promesas y amarguras. Rabias y cálculos. Pero el fascismo habrá dado un paso más. Podrá prepararse para la siguiente masacre, el magnicidio impensable. Incrementarán la cobardía y la brutalidad. Esta ya se quedó atrás. Mientras, la desconfianza, el temor, el silencio, nos roban las conversaciones, las amistades, la posibilidad de decirnos lo que pensamos, de no estar de acuerdo pero conversar. Ahora, cada cual buscará más lo suyo, si el terror del fascismo logra lo que buscaba. Asumiremos por más tiempo que ya ganaron, que son los que mandan y, entonces, no los vamos a resistir para que no nos aplasten. O sea, que nos vamos a dejar aplastar porque no se puede hacer nada. Eso es lo que quieren que sintamos. Las bombas y los disparos, habrán logrado su propósito y mañana podrán seguir violando en masa sin que hagamos nada más que cada cual buscar lo suyo, para que, ojalá, no nos toque a nosotros sino a otros.
O será que por fin, la resistencia se nos vuelve prioridad. Será que la vergüenza se nos vuelve dignidad y la humillación de tanta violación se nos vuelve certeza y dolor al punto que por lo menos se escuchen los gritos más cerca, más acá del análisis y las doctrinas. Será que no les aceptamos el dinero sucio o se los rapamos para levantarnos. Será que vamos poco a poco, como haga falta, a la misma hora, en el Cauca, en Colombia, en Guatemala y en México y en todas partes, sumando lo que se necesite para soltar brazos y piernas, abrazar a las víctimas y caminar una palabra de vencidas que se convierten en torrente. No digo que es fácil, ni que parezca posible, ni que yo sepa cómo. No estoy allí. Pero tampoco callo, porque no queda otro camino que encontrarlo sabiamente a pesar de que parezca imposible.
La gente de Guatemala salió a la calle con un cartel que le da la vuelta al mundo a la misma hora. Piden perdón al mundo por la muerte de Facundo. Yo también pido perdón, pero es un perdón a gritos, por no saber cómo contribuir a abrazarnos y acompañarnos. Por no estar allí sino acá. Por no saber qué puede hacerse con esta rabia, con lo que uno sabe. Porque hayan matado así a la gente, herido así a la gente. Perdón, por no haber sabido cómo entender entre todas y todos que no hay que arrodillarse. Perdón por no saber distinguir entre nosotras, nosotros y ellos, los de enfrente, así se vean como nosotras y nosotros. Perdón, porque todavía no seamos resistencia y por esta impotencia que solamente puede decirles que estoy allá, en los entierros, en los hospitales, en los escombros y acá lejos, desde donde todavía no estamos a la misma hora en la unidad que se requiere para dejar atrás todo lo que no sea resistir. Perdón, por no saber cómo seguir estando cuando me desterraron.
Pero a los cobardes, vengan de donde vengan si les digo, y no estoy solo, que son un asco. Una vergüenza, una basura,. Vengan de donde vengan y tengan el discurso que tenga, Que violar a una mujer amarrada, asesinar un cantautor, volar pueblos indígenas en resistencia en día de mercado, decapitar y soltar bombas, ocupar militarmente, entregar riquezas a codiciosos, los presenta como la más inmunda basura que haya existido y los condena no a gobernar ni a seguir mandando, sino a enfrentar la resistencia que los va a alcanzar en el hueco vacío de su propia mirada ante el espejo. En las noches de pesadillas. En la inmundicia fétida que no podrá encubrir ningún traje, discurso o perfume. Porque ni siquiera nos van a llenar de odio, que esa, es la hiel en la que van a ahogarse entre ustedes.
Ojalá hoy, a la misma hora, empecemos a dejar atrás todas las demás consideraciones y nos convoque poco a poco pero de veras, la resistencia para defender la vida y que quede atrás y afuera, del otro lado, el afán de acumular, conseguir y arrodillarse. Que eso tan difícil, imposible, pero impostergable, se nos convierta en prioridad y que nos encuentre la sabiduría necesaria para apoyarnos y encontrar las salidas de modo que lo único que enterremos sea el odio y la codicia a la que sirve.
Asociación de cabildos Indígenas del Norte del Cauca