El asesinato tuvo lugar el domingo, 19 de octubre, pero el jesuita Marcelo Pérez llevaba viviendo bajo amenazas de muerte muchos años por denunciar el hostigamiento del narco hacia las comunidades indígenas.

La violencia de las bandas criminales no tiene fin. Hace pocas horas transcendía la noticia del asesinato de Marcelo Pérez, un cura querido por su comunidad porque se enfrentó contra estas bandas siendo muy crítico con la impunidad que tienen y que desde el Estado se les permite. Por eso, desde Chiapas, el pueblo exige justicia para Marcelo Pérez, para que se encuentre a sus asesinos y para que también, desde el poder, se les deje de amparar y proteger.

En San Bartolomé de las Casas todo el mundo reconoce la labor del padre Marcelo, un sacerdote jesuita, y la trayectoria fr este luchando contra las injusticias que se cometen contra los más vulnerables. Sin duda, Marcelo Pérez deseó un mundo más justo y solidario, y su acción sin descanso hizo que se señalara y tuviera rápidamente enemigos dispuestos a acabar con su vida, como finalmente ha ocurrido este domingo 19 de octubre.

Desde CGT lamentamos la muerte violenta de Marcelo Pérez y volvemos a solidarizarnos con todas las comunidades indígenas que continúan resistiendo al Estado y luchando por sus raices, por su cultura, por su lengua, por su identidad, y en definitiva por su derecho a vivir en paz y libertad en sus territorios originarios. Además, volvemos a sumarnos a las voces internacionales que denuncian cómo el Estado de México permite que el narco campe a sus anchas en estos territorios, hostigando a su población y haciendo la vida de estas personas muy difícil.

Secretaría Relaciones Internacionales de la CGT


Fuente: Gabinete de prensa del Comité Confederal de la CGT