Nos encontramos en una institución, la escolar, que tiene por misión la formación de las nuevas generaciones de ciudadanas y ciudadanos. En esta formación tan importante es desarrollar las competencias comunicativas y de razonamiento como las artísticas propiamente dichas y sobre todo las sociales. Somos personas y ese ser persona solo es posible desarrollarse en cooperación solidaria con otras personas. ¿Qué es lo que hace la familia cuando acoge a un nuevo ser humano?

 

Las facetas
afectivas, cognitivas y psicomotoras están en última instancia
orientadas al pleno desarrollo de la libre personalidad de cada
alumna y alumno. En ese desarrollo el encuentro con los iguales y el
aprendizaje de formas de socializarse son esenciales.

Las facetas
afectivas, cognitivas y psicomotoras están en última instancia
orientadas al pleno desarrollo de la libre personalidad de cada
alumna y alumno. En ese desarrollo el encuentro con los iguales y el
aprendizaje de formas de socializarse son esenciales.

En
nuestras aulas programamos, casi al detalle extremo, las actividades
que desarrollara el alumnado: la escritura, el cálculo, la lengua
extranjera, la educación física, musical, artística, el
conocimiento del medio etc… Es necesario hacerlo y hacerlo bien
para que cada niño y niña desarrolle al máximo posible sus
potencialidades. Los docentes además de “educare”, adiestrar,
introducir, hacemos y lo hacemos bien el “educere”, el sacar, el
desplegar las potencias que cada ser humano tiene, cual parteras que
mediante una supra mayéutica ayudaran el alumbramiento de aquello
que cada infante es.

En el
desarrollo psicosocial, el encuentro con los otros, con el prójimo
no es fácil, ni viene configurado en el material genético con el
que estamos dotados. Los seres humanos hemos realizado un largo viaje
de socialización a través de los milenios y nos ha permitido ir
concretando formas de organización social cada vez más complejas.
En este momento somos más conscientes de que los esfuerzos por
afrontar las múltiples crisis que amenazan la misma existencia de la
especie humana, pasan necesariamente por desplegar el paradigma
social cooperativo. Solo mediante la cooperación podremos salir de
este atolladero en el que el sistema de producción capitalista ha
situado a toda la humanidad y al propio planeta tierra.

La
tradición escolar de las escuelas libertarias, entre las que se
sitúa en un lugar relevante la Escuela Freinet, han aportado un
instrumento, la asamblea, que va más allá de su utilización en el
aula, para producir transferencias de indudable valor tanto para el
presente, donde se aprende, como en el futuro inmediato, donde se
aplica. La asamblea de aula es el lugar y momento donde todas las
personas que conforman la clase tienen la posibilidad de ejercer la
democracia en su estado más puro, de forma directa. Además es un
tiempo donde los asuntos del colectivo aula pueden reflexionarse
desde la participación activa de todos y todas, porque les afecta.
La legitimidad nace precisamente de que nada de lo que ocurra en el
centro educativo es ajeno a quienes conviven en ese tiempo escolar.
La asamblea de aula prepara para el mañana haciendo posible ejercer
desde hoy los derechos democráticos a la participación en la toma
de decisiones colectivas. El proceso asambleario es el medio para
hacer emerger la conciencia de pertenencia a un colectivo que se
auto-organiza. Por ello tan importante como leer, escribir, conocer
el patrimonio cultural y aplicar el calculo a la vida diaria, es el
desarrollo de la capacidad de participar cooperativamente en la toma
de decisiones que afectan al grupo aula. De un buen aprendizaje de
este medio para la participación real por excelencia depende que
quienes nos sustituirán en esta aventura humana sean capaces de
abordar cooperativamente su futuro en libertad.

Fdo Rafael
Fenoy Rico Secretario de Comunicación CGT Enseñanza


Fuente: Rafael Fenoy Rico