Un grupo de artistas franceses, creadores de un pensamiento radical, han sido arrestados acusados de terrorismo. Los intelectuales se movilizan para conseguri su liberación.
El 11 de noviembre pasado, decenas de policías de élite se abalanzaban sobre una comuna libertaria de un pueblecito del centro de Francia para detener al núcleo de lo que sería, según las autoridades, una asociación de malhechores "con fines terroristas". El jueves pasado, unos 30 intelectuales franceses de primer orden, replicaban firmando el manifiesto No al orden nuevo, que exige la liberación de los detenidos. Entre las dos fechas, un descubrimiento : los arrestados son jóvenes escritores y artistas partidarios de parar las máquinas con la "huelga humana" para desacelerar el "biopoder" y la tiranía del "sistema antropotécnico". Y una evidencia : la Policía no parece tener ni una sola prueba contra el grupo.
Un grupo de artistas franceses, creadores de un pensamiento radical, han sido arrestados acusados de terrorismo. Los intelectuales se movilizan para conseguri su liberación.

El 11 de noviembre pasado, decenas de policías de élite se abalanzaban sobre una comuna libertaria de un pueblecito del centro de Francia para detener al núcleo de lo que sería, según las autoridades, una asociación de malhechores «con fines terroristas». El jueves pasado, unos 30 intelectuales franceses de primer orden, replicaban firmando el manifiesto No al orden nuevo, que exige la liberación de los detenidos. Entre las dos fechas, un descubrimiento : los arrestados son jóvenes escritores y artistas partidarios de parar las máquinas con la «huelga humana» para desacelerar el «biopoder» y la tiranía del «sistema antropotécnico». Y una evidencia : la Policía no parece tener ni una sola prueba contra el grupo.

Julien Coupat, de 34 años, es considerado el líder del movimiento. Pero para la Policía, y según las acusaciones formuladas por la fiscalía antiterrorista, no es un pensador sino el inspirador de un grupo «terrorista» de nueve jóvenes de menos de 30 años. Habrían cabe insistir : habrían saboteado a partir de finales de octubre varias líneas de trenes de alta velocidad, colocando barras de hierro en las catenarias para cortar el tráfico.
Alta tensión

Las acciones de sabotaje, sin víctimas, alcanzaron su clímax a primeros de noviembre. Francia alucinó al ver su emblema nacional, el TGV tren de alta velocidad, paralizado a causa de los dichosos ganchos de hierro colgados de las líneas ferroviarias de 20.000 voltios alrededor de París.

Coupat, hoy detenido y procesado por la supuesta asociación terrorista, es una figura reconocida del pensamiento post-situacionista. De joven había efectuado estudios de élite en una alta escuela de comercio, pero pronto rompió con ese mundo, e ingresó en la prestigiosa EHESS de París, especializada en ciencias sociales.

Los arrestados son jóvenes escritores y artistas partidarios de parar las máquinascon una «huelga humana»

A partir de ahí fundó la revista filosófica Tiqqun, que se convirtió rápidamente en el corazón del pensamiento post-situacionista la corriente fundada por Guy Debord y en la cantera de una nueva corriente artística e intelectual radical. Tiqqun desapareció pero, según estiman los policías, Coupat reanudó su trabajo fundado un Comité invisible, que acaba de publicarLa insurrección que viene.

En ese libro, editado por La Fabrique, firmado por el Comité Invisible y de escasa tirada inicial, los autores anónimos proponen con una escritura brillante una relectura radical de lo ocurrido en Francia en los últimos años. ¿La revuelta de las barriadas populares de 2005 ? «Una revuelta puramente de lo político, negación absoluta de la política». ¿Las redes de transporte ultramoderno y de comunicaciones electrónicas ? «Una corriente que pasa por fibras, líneas de trenes de alta velocidad, satélites y cámaras de videovigilancia, para que este mundo no pare nunca de correr hacia su propia muerte». ¿Soluciones posibles ? «Liberar el territorio de la ocupación policial, evitando cuando sea posible el enfrentamiento directo».
El punto débil

El Comité invisible propone una fórmula concreta para evitar el enfrentamiento directo : «La infraestructura técnica de la metrópolis es vulnerable. Sus flujos no son sólo transporte de personas y mercancías, sino que también informaciones y energía que circulan a través de las redes de cables y canalizaciones. Redes que es posible atacar».

La Policía Antiterrorista francesa (SDAT) y el Servicio de Inteligencia de la misma (DCRI) creyeron haber dado en el clavo al encontrar esa perla en el libro. Pocas horas después de la principal jornada de sabotajes, asaltaron la granja libertaria del centro de Francia y efectuaron detenciones también en varios otros puntos.
Contra el «biopoder»

De los casi 20 detenidos inicialmente, nueve fueron inculpados, y cinco de ellos fueron mantenidos en prisión preventiva, acusados de «terrorismo». Una acusación que, según la ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie, se basa en «elementos precisos y concordantes», sin que haya, no obstante, ni una sola prueba material en el dossier.
La policía antiterrorista francesa (SDAT) y suservicio de inteligencia(DCRI) encuentran la prueba en un libro

De la huella ADN y de las huellas digitales en los lugares de los atentados no queda ni rastro ahora. El sumario se basa en una «concordancia» entre las horas y los lugares de los sabotajes con la presencia de los sospechosos en las inmediaciones, según fuentes de Interior. Y en lo escrito por el Comité invisible.

Unos 30 intelectuales de primer orden, entre ellos el editor Eric Hazan, los filósofos Alain Badiou, Miguel Benasayag y Daniel Bensaïd, y el sociólogo Luc Boltanski, han saltado al ruedo para liderar el manifiesto No al orden nuevo que exige la libertad inmediata de los detenidos. «¿Hasta qué punto vamos a aceptar que el antiterrorismo permita inculpar a cualquiera y a todos ? ¿Estamos dispuestos a aceptar que la Policía y la Justicia nos conduzcan a un orden nuevo ?», escriben.

Hace sólo un año, en el selecto museo de arte contemporáneo parisino del Palais de Tokio, se exponían libremente las obras de Claire Fontaine, un colectivo acercano a los Tiqqun. En una de las instalaciones, los pasquines de Tiqqun por el suelo llamaban a la «huelga humana» contra el «biopoder» y «el sistema antropotécnico», y todo el mundo admiraba ese enfoque como obra de arte. Ahora, llega el momento de policías y tribunales, muestra de un endurecimiento de la vida en Francia, previo, quizás, a unos años de plomo. Que paren las máquinas.


Fuente: publico.es | ANDRÉS PÉREZ - PARÍS - 01/12/2008 08:00