Hace un año y medio desaparecía Jorge Julio López, testigo y querellante en el juicio al genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz. A 18 meses de su secuestro, no hay ningún imputado ni líneas firmes de investigación. «Esto es posible porque todos los niveles del Estado y todos sus poderes han permitido y avalado que, al día de hoy, el secuestro y la desaparición de Julio estén impunes», denunció la abogada Guadalupe Godoy.
Mientras se juzgaba en los tribunales federales de La Plata a Miguel Osvaldo Etchecolatz, ex comisario de la Policía Bonaerense y mano derecha del general Ramón Camps, se volvió a hacer presente un horror que parecía venir de otros tiempos. Un ex detenido-desaparecido volvía a desaparecer. Eso sí, Jorge Julio López desaparecía por segunda vez en una etapa constitucional y que coincidía con el mandato de Néstor Kirchner, quien se proclamó como el «Presidente de los Derechos Humanos». Hace un año y medio que López fue secuestrado y las autoridades no dieron ninguna explicación, excepto mostrarse compungidas. Peor aún, la flamante presidente Cristina Fernández de Kirchner, quien se jactó de su lucha por la condena a todos los genocidas, no puede vanagloriarse de su buena memoria : olvidó referirse en todas sus alocuciones a Julio López.
«La desaparición de Julio es producto de un secuestro de características netamente políticas, como en la dictadura, de mensaje para el conjunto de la sociedad. Constituyó una de las primeras grandes crisis del gobierno que se asentó en un discurso sobre derechos humanos para contraponerlo con los infames años menemistas. Este secuestro vino a develar, de la forma más terrible, lo vacío de ese discurso, y a demostrar que la impunidad sigue vigente en la Argentina», sentenció Myriam Bregman, abogada del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH).
A pesar de referirse a López como el «Compañero Tito», la línea de acción gubernamental distó de mostrar un interés frenético por denunciar qué pasó con él. «La actitud del Gobierno fue encubrir, permitir que las fuerzas de seguridad embarraran la cancha, plantaran pruebas y ocultaran otras, arruinaran, frustraran líneas de investigación enteras», dejó en claro Adriana Calvo, integrante de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos (AEDD).
Aunque pudiera parecer paradójico, la misma fuerza que participó en la primera desaparición de Jorge Julio López es la que conduce actualmente la investigación por su secuestro. La abogada Guadalupe Godoy, integrante de la querella de Justicia YA ! en los juicios contra Etchecolatz y Christian Von Wernich, denunció que la justicia delegó la investigación prácticamente en la Policía Bonaerense, «que es como poner un zorro a cuidar un gallinero». En tanto, el juez Arnaldo Corazza- a cargo de la instrucción-suele enviar informes en los que afirma que «no hay irregularidades cometidas por personal policial denunciadas en la causa», aún cuando se han hecho operativos sin autoridades judiciales y han tenido que reconstruirse otros, como el realizado en la localidad de Atalaya, por estar viciados.
Pasó un año y medio desde que López debía presentarse a los alegatos contra Etchecolatz y nada ha cambiado. «Esto es posible porque todos los niveles del Estado y todos sus poderes han permitido y avalado que, al día de hoy, el secuestro y la desaparición de Julio estén impunes», remarcó Godoy, abogada de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH). Por su parte, Calvo estableció que el pacto de impunidad que se mantiene tiene sus costos : «Nosotros no pensamos que el Gobierno haya sido quien secuestró a Julio López ni quien asesinó a Héctor Febres. Pero, en el caso de Julio especialmente, encubrió a los responsables. Dentro de ellos, hay personal en actividad porque el gobierno necesita a las fuerzas represivas para resolver los conflictos».
Omisiones y retrocesos
Bastante ha pasado desde que Julio López fue secuestrado. Se terminó el mandato de Néstor Kirchner ; asumió la presidencia Cristina Fernández de Kirchner ; Daniel Scioli reemplazó en la gobernación bonaerense a Felipe Solá ; asesinaron al torturador Héctor Febres mientras se lo enjuiciaba por unos pocos casos de torturas cometidos en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). A pesar de todo esto, nada ha cambiado.
Durante su gestión, Kirchner supo evadir las responsabilidades : Imploraba a la ciudadanía que lo ayudara a buscar a López. En cambio, su esposa y sucesora perfeccionó la táctica evasiva : Ni siquiera recordó mencionar en alguno de sus discursos al ex detenido-desaparecido vuelto a desaparecer en un período constitucional. Un claro ejemplo de mala memoria. Lo que es peor, la primera mandataria no dudó en equiparar a los genocidas con simples ladrones de gallinas, reclamando leyes iguales para todos. «Con esta lógica, para la Presidenta es lo mismo quien roba un estéreo de un auto que un integrante perteneciente a la banda que secuestró y mantiene desaparecido a Julio López, o quien asesinó a Febres para ocultar el destino de los jóvenes apropiados», apuntó Bregman.
Tampoco, desde el Gobierno Nacional se refirieron a las responsabilidades que les atañen como funcionarios frente a los privilegios de los que gozan los represores que tuvieron la mala fortuna de estar presos. Para el Poder Ejecutivo esa es una cuestión en la que deberán entender únicamente los jueces. Al respecto, Bregman acentuó : «Las condiciones en las que los represores están detenidos en el Sistema Penitenciario son, también, de absoluto privilegio y con todo tipo de medios para contactarse con el exterior y hasta para planear un secuestro como el de Julio». Si el Gobierno no asume su responsabilidad frente a esa impunidad, el interrogante sería cómo asumiría deuda con respecto al secuestro y desaparición de López. «El gobierno- ejemplificó Godoy- tiene una técnica como que la culpa siempre la tiene otro, como cuando Kirchner decía : ’Qué aparezca López’ y nos preguntábamos entonces a quién se lo pedía».
Por su parte, el gobernador Scioli también prefirió ir por más. Si antes la foto de López interrogaba desde el margen derecho de las páginas oficiales de Provincia ; ahora, resiste al olvido desde la parte inferior. Esta sumatoria de pequeñas pero simbólicas acciones parecen conducir a un propósito : tender un manto de olvido. Nuevamente, afirmar que «de eso no se habla». Sin embargo, las organizaciones que lucharon desde el primer día por la aparición con vida del testigo y querellante contra Etchecolatz continúan avivando la llama de la memoria. Siguen exigiendo : «Aparición con vida y castigo a los culpables» y demostrando que «la lucha por López sigue encendida».
Fuente: ANRed - Sur