El mes de julio fue record histórico por la cantidad de medidas de fuerza protagonizadas por el sector ocupado de la clase trabajadora. Solo el sector docente, organizó, en lo que va del 2005, 173 medidas de fuerza.
El retraso de los sueldos respecto al costo de vida (en continuo aumento) y el conocimiento por parte de los trabajadores de las super-ganancias obtenidas por las patronales como del incremento en la recaudación estatal, se conjugan en un amplio consenso y una genuina disposición para la lucha salarial. Es el eje que une a los dispersos conflictos gremiales.
Sin embargo, la alta conflictividad gremial no es suficiente para caracterizar la actual situación como auge del movimiento obrero. El aislamiento de los conflictos, la fragmentación de la clase trabajadora, su desfavorable grado de organización y conciencia constituyen los rasgos esenciales de esta etapa.
La dificultad de trascender los reclamos reivindicativos y superar a la burocracia son una expresión del nivel de conciencia del conjunto del movimiento obrero, en el que la combatividad y organización se diluye cuando las patronales ceden aumentos o peor aún cuando su contrapartida son modificaciones por la baja de los convenios colectivos y el empeoramiento de las condiciones de trabajo.
Lo paros «domingueros» de la gran mayoría de los trabajadores estatales es otra demostración del bajo nivel de conciencia y de la fuerza que por inercia todavía conservan las dos centrales obreras.
Esto nos permite señalar que continúa vigente la necesidad de acumulación de fuerzas, en una etapa aún de resistencia popular. En este marco agrupar al clasismo es central.
Tras varios ensayos de coordinación y unidad frustrados, como el movimiento nacional por las 6 horas y el encuentro del 2 de abril, el activismo gremial, fogueado en la lucha salarial, debate la construcción de una herramienta para la acumulación de fuerzas.
Consideramos necesario la construcción de una corriente que nuclee a las agrupaciones gremiales clasistas.
Una corriente que impulse la tarea del momento, el fortalecimiento de la participación y la organización de las y los trabajadores desde las bases bajo los principios fundamentales del clasismo, democracia obrera, independencia, solidaridad de clase y unidad de acción. Una corriente que contribuya a que el conjunto de las y los trabajadores politice y encuentre el soluciones políticas a sus reclamos reivindicativos.
Pensamos esta corriente no como un simple instrumento para la recuperación de las organizaciones de base de las y los trabajadores (cuerpos de delegados, comisiones internas) que será consecuencia de la implantación del clasismo a nivel de masas, sino en la perspectiva de construir un espacio para la acumulación de fuerzas de la clase desde cada lugar de trabajo. Y en esta construcción no solo es importante el objetivo sino también el método. En contraposición a las mesas que «coordinan», un legitimo desarrollo debe partir de mesas regionales o zonales para revertir territorialmente la dispersión de la clase. Nos referimos a una construcción federalista.
De ahí que entendemos imprescindible la articulación con organizaciones barriales, estudiantiles, de derechos humanos y fundamentalmente movimientos de desocupados, en estas mesas regionales que garantice la coordinación y la solidaridad efectiva para sostener las luchas. En este sentido es que señalamos que esta herramienta es político sindical.
Una corriente político sindical es una instancia distinta a los sindicatos y comisiones internas. En la primera prevalece el acuerdo político en las otras la defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores. Por lo tanto, bajo ningún pretexto, una corriente debe reemplazar a los organismos reivindicativos de los trabajadores.
Otros espacios de confluencia en el ámbito sindical, amplios y plurales, son necesarios para extender y profundizar la lucha por aumento salarial (un mínimo acorde al costo de la canasta familiar), en contra del trabajo precario, en defensa de los derechos de organización y reclamo gremial en el marco de formas antiburocráticas de organización. En ese sentido será indispensable dar batalla contra las prácticas de aparato y sectarismo, limitaciones propias de la cultura de un gran número de agrupamientos de la izquierda.
Nuestro aporte a la construcción de un clasismo del siglo XXI, que responda las necesidades y aspiraciones de la clase obrera, de todos y de todas los oprimidos no se reduce a un aporte individual y disperso como trabajadores y trabajadoras libertarios. La construcción de una corriente político sindical, la recuperación del sindicalismo como herramienta de lucha de la clase trabajadora, la derrota de la burocracia y el enfrentamiento anticapitalista debe coordinar esfuerzos y nosotros y nosotras hacemos nuestro aporte desde una perspectiva libertaria.
Para el socialismo y la libertad es necesaria la lucha organizada. Quienes creemos en este camino articulamos una Tendencia Sindical de carácter Libertario. No como una manera de regar nuestra propia quinta sino para que nuestros sueños, trabajo y propuesta política no se vean diluidos ni se pierdan como voces aisladas de individuos con buenas intenciones.
ORGANIZACION SOCIALISTA LIBERTARIA argentina
Periodico EN LA CALLE organo de difusion del anarquismo organizado
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Fuente: Agitaaccion
