Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, CECU, COAG, Plataforma Rural y SEAE denuncian que una vez más los intereses económicos de algunas empresas hayan sido prioritarios frente a la protección de la salud pública y del medio ambiente. La Comisión Europea ha dado el visto bueno a un nuevo maíz transgénico para su importación y entrada en la cadena alimentaria humana. Se trata de la primera autorización de un organismo modificado
genéticamente (OMG) desde la moratoria establecida en octubre de 1998.
Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, CECU, COAG, Plataforma Rural y SEAE, consideran que esta decisión -prematura y desacertada- sólo puede entenderse como una concesión a las presiones de Estados Unidos y de la industria agroquímica multinacional, sacrificando una vez más la protección de la salud de los consumidores, el futuro de los agricultores y el medio ambiente.
La autorización concedida hace que este maíz puede entrar libremente en los alimentos de todos los europeos, a pesar de que el análisis de riesgos para la salud presentado por Monsanto a la Unión Europea es incompleto y no responde por ejemplo a cuestiones como los daños a largo plazo sobre la salud humana o los posibles efectos alergénicos. De hecho las autoridades francesas, belgas y austriacas pusieron en entredicho la validez del análisis, resaltando que existen muchas incertidumbres no resueltas. Por otra parte los países europeos, y muy especialmente España, no disponen todavía de mecanismos para asegurar una información transparente al consumidor y cumplir los nuevos Reglamentos de trazabilidad y etiquetado, en vigor desde el 18 de abril pasado.
El nuevo organismo modificado genéticamente autorizado esta mañana, de la empresa multinacional Monsanto, es resistente al herbicida Roundup comercializado por esta misma empresa, cuyas ventas mundiales de herbicida se han disparado a raíz de la introducción de los cultivos transgénicos. Los agricultores que cultivan esta variedad en Estados Unidos utilizan grandes dosis de este producto, un cóctel de sustancias químicas que constituye una de las primeras causas de envenenamiento de los agricultores californianos, y cuyos residuos en los alimentos es motivo de preocupación. El impacto ambiental del aumento en el uso de herbicidas asociado a este cultivo es también enorme, tanto sobre la microfauna de los suelos -imprescindible para conservar su fertilidad -, como sobre la calidad de las aguas y la vida silvestre.
Pero la Comisión Europea parece estar ansiosa por hacerle el juego a Estados Unidos, que presentó en mayo de 2003 una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio para forzar la entrada masiva de sus transgénicos al mercado europeo, junto con Canadá y Argentina.
Esta autorización, aunque es simbólicamente importante, no implicará una introducción masiva de maíz transgénico en la cadena alimentaria dado que los consumidores europeos se oponen a este tipo de alimentos. En respuesta a la preocupación del público, numerosas empresas del sector alimentario han declarado no querer introducir transgénicos en sus productos.
Es deplorable que la Comisión Europea insista en fomentar la utilización de los OMG en lugar de velar por el interés de los ciudadanos y la protección del medio ambiente.
ECOLOGISTAS EN ACCIóN
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