Es significativo que para el diario Público, vocero descarado del PSOE, del señor presidente del gobierno y, por extensión, de la UGT, la Confederación General del Trabajo sólo sea noticia en primera plana por tener infiltrados de ideología neonazi.
Ni una palabra de por qué CGT llama a la Huelga General el 29S, nada de sus propuestas y alternativas (anticapitalistas, autogestionarias, ecológicas, laicistas y antiautoritarias), nada de sus argumentos críticos contra las medidas protectoras de ricos, financieros, empresarios y políticos enlodados en la corrupción y el favoritismo, reciamente implementadas por una Unión Europea y un gobierno español que lo único que saben hacer es ingeniería social para exprimir aún más a sus poblaciones trabajadoras, a sus migrantes con y sin papeles, a sus desahuciados por las hipotecas, a sus millones de desempleadas y desempleados.
Resulta llamativa la noticia desde el mismo titular, en la que la periodista y su medio hacen gala de un soberbio clasismo elitista y despreciativo hacia las clases trabajadoras : pobres obreros de mentes pequeñas y estrechas, ávidos de sumarse sin cuestionamiento alguno a cualquier consigna nacionalista, reaccionaria, racista o xenófoba. Captar obreros ni más ni menos, como si el término ’obreros’ contuviera en sí misma una contumaz ignorancia, una inopinada ingenuidad congénita. Esto dice mucho del pensamiento reaccionario de quien así titula. Claro que también dice mucho de sus informantes ’privilegiados’, que no sin alevosía sustraen información a la CGT sin su consentimiento, y se permiten el lujo de especular sobre las razones que motivan que un grupo de indeseables totalitarios quieran hacerse un hueco en una organización anarcosindical. Por qué no mejor este otro título : Neonazis en CGT para espiar a militantes anarcosindicalistas, en sus acciones, deliberaciones y decisiones. ¿Para qué ? Para lo mismo que ha hecho Público, para utilizar la información ’privilegiado’ cuando más convenga, con el claro propósito de desprestigiar a una organización combativa o amedrentarla o, en última instancia, hacerla inofensiva y domesticada.
A CGT le ha tocado ahora ser carnaza del periodismo tendencioso y voluntariamente mal informado. Susana Hidalgo, la periodista de El Público, parece tener querencia por el «sindicato de izquierdas», que es como define a la CGT, y equivoca un comunicado público del Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT (ver CGT no tolera personas de ideología neofascista en su seno) por «un comunicado interno a sus miembros», que según la egocéntrica periodista se realiza «tras una llamada recibida por este diario». La forma y el tono son puros juicios de valor, y con demasíados prejuicios. Todo por el bien de un información imparcial, claro.
Que las organizaciones populares, rebeldes, libertarias, que luchan por trastocar y derribar el sistema socio-económico injusto con las armas de la razón, de la palabra y de la acción directa de las propias clases explotadas, sufran infiltrados de todo tipo, espúreos a sus intereses y objetivos, no es noticia. Es algo que por desgracia forma parte de la cotidianidad en las luchas sociales. Convertirlo en supuesta noticia de actualidad sólo daña la imagen de objetividad e imparcialidad del propio medio, dejando a las claras a quién sirve. No sería de extrañar que de repente la CGT se convierta en objeto de sesudas investigaciones periodísticas por los medios sensacionalistas, y de los nazis infiltrados pasemos a los terroristas del tercer milenio o los profetas del quinto sol.
Susana Hidalgo y su medio bien pudieran haber hecho un ejercicio de investigación social rigurosa, describiendo cómo en la CGT se ejercita la democracia directa, cuáles son sus recursos estatutarios y sus normas de funcionamiento, y cómo éstas garantizan que más temprano que tarde se descubran casos como la de los falsos anarcosindicalistas y neofascistas que se comenta en la noticia.
Si alguna organización sindical de ámbito estatal se ha distinguido desde siempre por su férrea defensa de los derechos para todas y todos, independientemente de su condición de autóctono o foráneo, con o sin papeles, y por la libre circulación de las personas frente a la incuestionada libre circulación de capitales, esa sin duda ha sido la CGT. Su ideario anarcosindicalista, su carácter libertario y revolucionario, su ética organizativa así lo exige, y así se ha ido ratificando Congreso tras Congreso. Incluso a sabiendas de que la xenofobia y el racismo es un mal que puede estar ampliamente extendido en las clases asalariadas, desempleadas y precarias.
Susana Hidalgo y Público bien pudieran haber analizado cómo la reforma de la ley de extranjería aprobada el año pasado por el PSOE, alienta la persecución, la represión, la explotación y la pérdida de derechos reales de la población migrante en suelo español. El PSOE es sin duda, con la connivencia de buena parte del resto de partidos políticos electorales, el máximo responsable de la xenofobia y el racismo institucional con sus redadas indiscriminadas, sus cacheos indignos, sus maltratos culturales y psicológicos, su penalización del top manta.
La CGT, como toda organización popular y contestataria al orden establecido y, además, en continuo crecimiento, será siempre un bocado apetecible para minorías indeseables – sean de la ultraderecha más rancia o de vanguardias partidistas -, como también lo es para las patronales y los sindicatos mayoritarios, que les gustaría en todo momento que la CGT pactara y firmara EREs, despidos colectivos, recortes sociales o reformas laborales, por prebendas de toda índole.
Susana Hidalgo y el diario Público, en fin, bien pudieran haberse dirigido a la CGT, a sus sindicatos, a sus militantes, para preguntarles por su cabreo justificado y generalizado contra el capitalismo rampante y sus corruptos políticos ; así como por las razones que motivan la huelga general del próximo mes. Bien pudieran darse cuenta que la CGT también alberga «entre sus propias filas» a miles de personas de distintas creencias y tendencias, pero unidas y animadas por una idea común : que el dominio, la opresión y la explotación de la mayoría humana por unos pocos deje paso a un mundo libre, igualitario, plural y justo, construido por la propia gente desde abajo. Pero esto, obviamente, nunca será objeto de primera plana para Susana Hidalgo y para un medio como Público.
Mientras tanto, la CGT sabe y sabrá cómo desembarazarse de minorías con tendencias reaccionarias o totalitarias, del mismo modo que lo hace con las presiones patronales, gubernamentales o de los medios de descomunicación de masas.
Antonio Carretero, Rojo y Negro
Ver : http://www.publico.es/espana/331567/neonazis/infiltran/cgt/tratar/captar/obreros