El secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha afirmado que la guerra de Iraq fue un acto ilegal, al tiempo que considera que las próximas elecciones serán poco creíbles si se celebran en un clima de violencia como el actual. Ayer fueron secuestrados dos norteamericanos y un británico en pleno barrio residencial de Bagdad.
Ante la espantosa «anarquía» (Nota de RyN : si la anarquía es el caos, ¿qué es el Estado y sus ejércitos, autores de matanzas, guerras y hambre… ?) en Iraq, donde ya los secuestradores capturan impunemente sus rehenes en pleno centro de la capital, como sucedió ayer con dos norteamericanos y un británico, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha declarado a la BBC que la guerra fue un acto ilegal y que, además, en las presentes circunstancias de violencia es imposible celebrar las elecciones legislativas previstas para enero próximo.
A los dieciocho meses de esta guerra -la madre de todas las catástrofes- impuesta por el presidente Bush y sus aliados, las palabras actuales de Annan, que corroboran las ya olvidadas del 10 de marzo del 2003, cuando afirmó que “la acción armada norteamericana sería contraria a la Carta de las Naciones Unidas”, son una condena a la peligrosa política belicista de la Casa Blanca y una advertencia sobre la imposibilidad de que la ONU ayude a la celebración de las elecciones generales para restablecer la independencia y soberanía nacional.
“Soy de los que creen -dijo- que hubiese sido necesaria una segunda resolución del Consejo de Seguridad para autorizar a Estados Unidos a invadir Iraq y derrocar el régimen de Saddam Hussein. Ya indiqué que no se llevaría a cabo de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas ni con nuestra opinión favorable”.
Kofi Annan estima -además- que con la actual oleada de violencia será difícil organizar elecciones dignas de crédito”. “Espero -añadió- que tanto Estados Unidos como los demás miembros de la ONU saquen provecho de las lecciones de estos acontecimientos y que todo el mundo se percate de que es preferible trabajar en el ámbito de la ONU, por lo menos para resolver parte de los problemas. Espero que por muchos años no haya una operación semejante a la que ha sido desencadenada en Iraq”.
Un portavoz del primer ministro iraquí, Iyad Alaui, lamentó esas declaraciones y dijo que EE.UU. había liberado su país y derrocado el régimen de Saddam Hussein. Es evidente que las palabras -tardías palabras- de Kofi Annan atizarán las disensiones internas iraquíes, cada vez más enconadas. Sus declaraciones refuerzan la posición de los iraquíes de todas confesiones e ideologías que resisten la ocupación.
El fracaso del Gobierno provisional es estrepitoso. A pleno sol, en uno de las zonas residenciales de Bagdad, en el barrio de Mansur, donde hay muchas embajadas extranjeras, dos estadounidenses y un británico fueron secuestrados a punta de pistola en su jardín, al salir de casa y se los llevaron en su propio automóvil. Los secuestrados son empleados de la Sociedad de Servicios del Golfo, una las empresas que acudieron a hacer negocios en Iraq, convertido en un Eldorado para negociantes sin escrúpulos.
Es la segunda vez que los secuestradores actúan con toda impunidad capturando a sus presas en sus propias casas. Las dos italianas que trabajaban en una organización no gubernamental fueron raptadas en el local de su oficina. Antes los secuestros se perpetraban sobre todo en carreteras y parajes dejados de la mano de Dios, en la geografía de la rebelión suní y chií contra el poder de Bagdad.
Hasta el momento, ningún grupo ha asumido la autoría de la captura de los tres secuestros de ayer, que por ahora son el último capítulo de la denominada “crisis de los rehenes”, iniciada el pasado mes de abril, y durante la que ya han sido capturadas más de un centenar de personas de más de veinte nacionalidades. Algunos de ellos han sido puestos en libertad, otros siguen en poder de sus captores y varios han sido asesinados. Con los tres secuestrados ayer, asciende a siete el número de expatriados occidentales que permanecen capturados por grupos radicales islámicos en Iraq.
El Ministerio de Exteriores sueco alertó ayer, en este marco de violencia, que teme que tres de sus nacionales, de los que no se tiene noticias desde hace días, hayan sido secuestrados en Iraq. La embajada de Siria en la capital iraquí también anunció que uno de sus nacionales ha desaparecido en Iraq.
Como única noticia positiva de la jornada, el ministerio jordano de Exteriores anunció la liberación de un camionero de su país que había sido secuestrado hace dos días cuando viajaba desde la frontera a Bagdad. Los secuestradores, que habían anunciado su captura a través de un vídeo remitido a la cadena de televisión Al Jezira, liberaron al rehén, identificado como Turki Breizat, después de que compañía aceptara el chantaje y anunciara el cese de sus actividades en Iraq.
El centro de Bagdad, nuevamente, fue escenario también de otro atentado. Al menos tres personas murieron tras una explosión en pleno centro de la ciudad, según testigos citados por la cadena de televisión Al Arabiya. La explosión se produjo en la céntrica calle de Saadún, en dónde hay numerosos comercios y restaurantes.
En la ciudad suní de Ramadi, asimismo, prosiguieron los combates entre tropas de los Estados Unidos y la guerrilla, en los que murió una persona y varias resultaron heridas. Los norteamericanos han optado por abandonar el centro de la ciudad, en las últimas horas, en dónde los duros enfrentamientos de martes y miércoles provocaron más de veinte muertos.
La guerrilla prosigue implacablemente, asimismo, sus sabotajes contra los oleoductos, con lo que dificultan las exportaciones de crudo iraquí y daña su ya maltrecha economía. Ayer le tocó el turno al oleoducto que alimenta la refinería de Duram a tan sólo cincuenta kilómetros de Bagdad, en dónde una fuerte explosión provocó un incendió y bloqueó el suministro..
La incertidumbre en torno a las elecciones ha aumentado con las palabras de Kofi Annan. La creciente anarquía compromete aún más la eventual misión de la ONU de supervisar la denominada “transición política iraquí”. El mandato primordial del gobierno de Iyad Alaui es preparar las elecciones que deberían celebrarse el año próximo.
TOMÁS ALCOVERRO – 17/09/2004
Beirut. Corresponsal
LA VANGUARDIA