Artículo publicado en Rojo y Negro nº 386 de febrero

Ha pasado algo más de un mes de la asunción de Milei, pero a los trabajadores ya nos basta como muestra del daño que puede infligir un experimento ultraliberal y reaccionario a los sectores populares en Argentina.
En tan solo 35 días se sucedieron una mega-devaluación del 120%, lo que licuó nuestros salarios dejándonos a gran parte de los trabajadores en los márgenes de la línea de pobreza, acto seguido se impuso por decreto un protocolo represivo que intenta eliminar la protesta en la vía pública y perseguir a sus organizadores, medida que viola los DD.HH. más elementales; como si esto fuera poco, se logró imponer un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) con 366 artículos que van a fondo por la liberalización extrema de las relaciones sociales que, en este nefasto marco neoliberal, siempre se ve beneficiado el poderoso frente al débil. Con esta última medida, el Gobierno avanzó con las desregulaciones y liberalización de los alquileres, la industria nacional, el acceso a las tierras y su extranjerización, la competencia de mercado en toda la industria y los servicios, y lo que es grave, prevé la injerencia del sector privado en la educación y la salud y deja la puerta abierta para la venta y privatización en las empresas del sector público, entre las que se ven afectadas Aerolíneas Argentinas, YPF, el Banco Nación, Ferrocarriles Argentinos, Correo Oficial de la República Argentina, Fabricaciones Militares, las centrales nucleares, la Radio y la Televisión públicas y la agencia de noticias Telam, entre otras tantas. Todo esto, que nos retrotrae a la década neoliberal de Menem, no significa otra cosa que un vaciamiento del sector público y la pérdida de miles de puestos de trabajo.
Como si esto fuera poco, a los pocos días sale el tratamiento en el Congreso de una «Ley Ómnibus» que consta de 664 artículos donde se propone no solo rubricar todos los aspectos del DNU previo, sino además, entre otras cosas, otorgar poderes extraordinarios por 2 años al presidente para dictar leyes y decretos y poder así avanzar a fondo con la mercantilización extrema de las relaciones sociales.
Pero, en medio de este debate, lo que agrava aún más la situación es la ejecución y avance del plan económico del Gobierno que estas últimas semanas incluyó escandalosos aumentos de tarifas en los servicios, y de los productos de primera necesidad.
Si analizamos a lo que nos estamos enfrentando los sectores trabajadores, vemos muchos frentes que atender y una diversidad de derechos y conquistas vulneradas. Así y todo se fue construyendo en tiempo record una buena respuesta de los sectores sindicales. No solo de nuestro gremio, ATE, que no dudó en plantear de inmediato la acción directa como forma de enfrentar el garrotazo ultraliberal, en medio de los primeros despidos del sector público, sino también numerosos sindicatos y las tres centrales sindicales (CGT, CTA-T y CTA-A) se pusieron en acción y a disposición del movimiento obrero. Quizás el mayor error de las dos primeras centrales sindicales tuvo que ver con no haber salido antes durante los últimos 4 años, cuando las medidas de carestía del anterior Gobierno nos sumían todos los días a mayores niveles de precarización laboral. Más allá de esta reflexión crítica, nuestras organizaciones obreras han reaccionado y está planteado un Paro General para el próximo 24 de enero. Aquí es importante destacar que fruto de las primeras movilizaciones de diciembre se metió presión al poder judicial para que dicte tres medidas cautelares en el aspecto laboral del DNU.
Los trabajadores/as de Argentina sabemos que los de arriba vienen por nuestros derechos laborales, por nuestros Convenios Colectivos de Trabajo, por nuestra sindicalización. Lejos de quedarnos de brazos cruzados, hay que salir a hablar con cada compañero de trabajo, no son tiempos de confrontar ni condenar a nadie por su voto. Unir lo disperso en nuestros sectores de trabajo es de primer orden. Lejos de cualquier estrategia de acumulación electoral o legalista, la salida que permitirá tirar abajo las leyes, decretos medidas económicas antipopulares tiene que ver con la unidad más amplia del movimiento obrero, permaneciendo en las calles, luchando codo a codo, presionando tanto al Congreso como a la Corte Suprema, enfrentar al Ejecutivo, que en nuestro sector no es otra cosa que la misma patronal. Debemos dar un mensaje que los/as trabajadores junto a nuestros sindicatos estamos en pie de lucha y que no permitiremos que nos quiten conquistas sentidas. Porque el límite lo ponemos luchando

Agrupación de Estatales Luisa Lallana en ATE
15 de enero de 2024


Fuente: Rojo y Negro