En todas las regiones de Tamazgha y en el seno de la diáspora amazigh, las poblaciones celebran cada año Tafsut imazighen, la primavera amazigh. En este cuadro la comunidad estudiantil de Agadir (Marruecos) programó para los días 20 y 21 de abril de 2004 un cierto número de actividades culturales. Como es tradicional, esta conmemoración se debía terminar con una marcha simbólica de los estudiantes en el interior del campus universitario.
Así pues, los estudiantes se reunieron durante la tarde del 21 de abril y deambularon en calma por los pasillos de las facultades de Letras y de Ciencias y, a las 18 horas, se dirigieron hacia la residencia universitaria Dakhla, situada en las proximidades. Pero para alcanzar esta residencia universitaria, los estudiantes debían seguir, durante alrededor de 200 metros, un tramo de calle exterior a la universidad, que tuvieron el cuidado de realizar andando sobre la acera a fin de prevenir cualquier acusación eventual de manifestación en la vía pública sin autorización. Y allí les esperaba una verdadera emboscada tendida malintencionadamente por algunas decenas de unidades policiales antidisturbios. Sin ninguna explicación ni requerimiento, las fuerzas especiales de las Compañías Móviles de Intervención (CMI), conocidos por sus métodos brutales, cargaron contra los estudiantes con una inusual violencia, los golpearon con las porras salvajemente en todas las partes del cuerpo, los tiraron a tierra, los insultaron y les arrancaron sus pancartas. El resultado de este ataque premeditado contra jóvenes totalmente inofensivos y pacíficos se eleva a varias decenas de heridos y cuatro arrestos.
Los estudiantes arrestados sufrieron durante el curso de su estancia en comisaría, que duró cinco horas, un duro interrogatorio con uso de golpes, de insultos y de amenazas.
El Congreso Mundial Amazigh condena con la más grande firmeza esta agresión deliberada ejercida por las fuerzas de represión marroquíes contra los estudiantes amazighs de Agadir, a los cuales el CMA expresa su simpatía y su total apoyo. Actuando de esta manera, el Marruecos oficial desvela su verdadera naturaleza intolerante respecto a la disidencia amazigh, que permanece sin embargo siendo la única posibilidad susceptible de encaminar al país hacia el progreso, la estabilidad y la democracia.
El CMA se interroga sobre las razones que han podido motivar este ataque policial brutal : ¿será debida a los eslogans hostiles a la política makhzení de arabización portados por los estudiantes ?, ¿o tal vez a la proclamación de su solidaridad con sus hermanos de Kabilia ? En culaquier caso, nada justifica ni podría llegar a justificar un despliegue tal de violencia institucional hacia jóvenes ciudadanos que no han reivindicado otra cosa sino el respeto de su identidad y de su dignidad en su propio país.
El CMA denuncia igualmente los mismos métodos de terror, ejercidos bajo forma de amenazas y de intimidaciones de las que han sido objeto los miembros de la asociación cultural Ussan por haber invitado al presidente del CMA a participar en una conferencia pública el 10 de abril pasado en Midar, en la región del Rif.
Mientras que el Estado marroquí se enorgullece de sus discursos en favor del reconocimiento de la identidad amazigh y de la creación de un instituto de investigación en ese terreno, se constata en paralelo la intensificación de la política represiva contra el movimiento amazigh, que se manifiesta por la multiplicación del rechazo del visto bueno para la inscripción de nuevas asociaciones, las prohibiciones que coartan sus actividades, las discriminaciones y los actos de violación de los derechos más elementales y las violencias policiales y administrativas practicadas arbitrariamente contra ciudadanos y organizaciones amazighs. Esta actitud paradójica del poder marroquí ¿no es acaso la ilustración de la estrategia colonial de «la zanahoria y el látigo» ?
La actitud del Estado marroquí parece significar que el pueblo amazigh de Marruecos debe contentarse con algunas concesiones simbólicas que le han sido acordadas recientemente y que ninguna contestación será tolerada. Si este fuera el caso, las más altas autoridades de este país se confundirían gravemente, pues, ahora más que nunca, ningún amazigh de este país está dispuesto a aceptar por más tiempo la negación, las espoliaciones y las discriminaciones sufridas desde siglos. Y la represión ciega, lejos de debilitar o de acobardar al ciudadano, no hará sino reforzar su determinación en su lucha legítima por su libertad y sus derechos.
Al lado del movimiento amazigh de Marruecos, el CMA recuerda sus exigencias de reconocimiento oficial y efectivo de los derechos del pueblo amazigh de Marruecos a su historia auténtica, a su tierra, a su lengua, a su cultura y a su identidad. Por ello, la cultura amazigh en este país de amplia mayoría amazighófona, debe ser no solamente reconocida oficialmente sino igualmente provista de instituciones y de dotaciones presupuestarias al menos de nivel similar a aquellas destinadas para la promoción de la identidad árabe.
El CMA recomienda a los ciudadanos y ciudadanas amazighs de Marruecos la mayor vigilancia posible y el mantenimiento de la lucha de manera pacífica pero obstinada para hacer cesar la ley de la arbitrariedad y hacer triunfar plena, efectiva y rápidamente sus derechos fundamentales, de conformidad a todos los instrumentos jurídicos internacionales que rigen los derechos de los ciudadanos y de los pueblos.
El CMA llama a los diferentes órganos de las Naciones Unidas y de la Unión Europea así como a las ONG’s de derechos humanos y a toda persona u organización basada en valores humanos y en principios democráticos, a denunciar la represión anti-amazigh en Marruecos y a expresar su apoyo al pueblo autóctono de este país.
París, 24 de abril de 2004
El Bureau del CMA
Traducción : CGT-Andalucía