Alrededor de 400 personas participaron ayer en la XVII edición de la marcha contra la central nuclear de Santa María de Garoña, ubicada en Quintana Martín Galíndez (Burgos), para exigir su cierre "inmediato", según señaló la responsable de la campaña de energía y cambio climático del colectivo Greenpeace, Sara Pizzinato. Una marcha que cobró este año una mayor importancia ya que se está pendiente de la resolución del Ministerio de Industria acerca de la solicitud formulada por Nuclenor para ampliar el periodo de explotación por otros diez años más, puesto que el actual permiso finaliza en 2009.
Alrededor de 400 personas participaron ayer en la XVII edición de la marcha contra la central nuclear de Santa María de Garoña, ubicada en Quintana Martín Galíndez (Burgos), para exigir su cierre «inmediato», según señaló la responsable de la campaña de energía y cambio climático del colectivo Greenpeace, Sara Pizzinato. Una marcha que cobró este año una mayor importancia ya que se está pendiente de la resolución del Ministerio de Industria acerca de la solicitud formulada por Nuclenor para ampliar el periodo de explotación por otros diez años más, puesto que el actual permiso finaliza en 2009.
La marcha comenzó en la localidad de Barcina del Barco, desde donde los participantes salieron hacia las instalaciones de Nuclenor, compañía propietaria de la central, donde se leyó un comunicado reclamando su cierre, actuó el grupo de teatro Elektrotuna y se escenificó la clausura simbólica de la planta atómica. Además, durante la mañana, se organizó en el municipio de Frías una feria de productos ecológicos y artesanales con comida popular, cocinas solares y una exposición de carteles.
En declaraciones a la agencia Ical, Pizzinato indicó que Greenpeace apoya la convocatoria realizada por los colectivos ’Coordinadora contra Garoña’, ’Ecologistas en Acción’, ’Iniciativa Ciudadana para el cierre de Garoña’ y la ’Plataforma Garoña no más prorrogas’ para pedir pacíficamente que esta «peligrosa» instalación nuclear deje de funcionar. A lo largo del recorrido los participantes portaron pancartas en las que se leían frases como ’Garoña falla, cierre ya’.
«La seguridad de esta instalación está seriamente degradada, por lo que su funcionamiento entraña un riesgo inaceptable para la salud pública y el medio ambiente», afirmó. De hecho, agregó que la central nuclear de Garoña sufre «un grave problema de agrietamiento por corrosión, que afecta a componentes internos de la vasija del reactor» -la que alberga el combustible de uranio y es el verdadero corazón de la central nuclear-.
En este sentido, recordó que un informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) del 21 de mayo de 2003, realizado a petición de Greenpeace, puso de manifiesto que el estado de la vasija de Garoña «empeoró de forma significativa, agravándose la pésima situación en que ya se encontraba». Además, precisó que en noviembre de 2005, la central «demostró una grave falta de seguridad, calificada por el mismo CSN de nivel 1, cuando se detectó con siete meses de retraso una anomalía por un defecto en el montaje de los medidores de temperatura del cableado de la contención».
Última parada
La responsable de la campaña de energía y cambio climático de Greenpeace hizo alusión a la parada de la central la semana pasada debida a un aumento de la temperatura del río Ebro, según las informaciones oficiales, aunque según destacó «el sector nuclear asegura que la energía atómica no depende de la meteorología». Así, Greenpeace reclama al Gobierno central que, en cumplimiento de sus promesas electorales, ponga en marcha «un plan de cierre progresivo pero urgente de las centrales nucleares, empezando por las que se encuentran en peor estado de seguridad».
«Garoña es muy peligrosa y antigua», afirmó, y apostilló que es «totalmente prescindible» por lo que pidió al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero «que cumpla con su compromiso electoral del cierre progresivo de las centrales nucleares». Además, subrayó que tras la parada de la semana pasada «tuvo graves problemas para volver a arrancar» lo que, a su juicio, demuestra que «sigue teniendo problemas
técnicos graves».
Fuente: ICAL