Los gobiernos y la Organización Mundial de la Salud han llevado a cabo pruebas de UE sobre individuos contaminados. Las municiones penetrantes están hechas sólo con UE. Los militares expuestos han sido examinados y no presentan evidencias de contaminación. La contaminación no nos afecta, ya que está localizada y el uranio es muy pesado. Las armas de uranio empobrecido son armas convencionales permitidas. Las bajas dosis de radiactividad no son peligrosas.
Alfredo Embid.
Los gobiernos y la Organización Mundial de la Salud han llevado a cabo pruebas de UE sobre individuos contaminados. Las municiones penetrantes están hechas sólo con UE. Los militares expuestos han sido examinados y no presentan evidencias de contaminación. La contaminación no nos afecta, ya que está localizada y el uranio es muy pesado. Las armas de uranio empobrecido son armas convencionales permitidas. Las bajas dosis de radiactividad no son peligrosas.
Alfredo Embid.
Mentira nº1
El término uranio empobrecido (UE) fue elaborado por el lobby militar-industrial para engañarnos sugiriendo que no es peligroso. El UE está formado por las mismas formas de uranio que se encuentran en la naturaleza : U234, U238, y U235 (este ultimo en menor proporción pues es lo que se extrae para las centrales).
Las municiones llevan cabezas de UE porque es gratuito, muy duro e inflamable a temperaturas de miles de grados. Tras las explosiones, por la acción del calor se transforma en aerosoles, y en partículas que en su mayoría son cerámicas. Estas partículas invisibles tienen un tamaño del orden de la micra (milésima de milímetro) se pueden ingerir y son respirables.
Emiten radiaciones alfa (además de radiaciones beta y gamma) que bombardean a las células desde dentro del organismo.
Estas partículas cerámicas, radiactivas en su mayoría, son insolubles, no se eliminan por la orina y pueden permanecer en el organismo sin ser detectadas.
El Dr. Gunther, presidente de la asociación humanitaria la Cruz Amarilla y ex colaborador del premio Nobel de la paz, Albert Sweitzer, tiene el mérito de haber sido el primero en alertarnos sobre los peligros de las municiones del falsamente denominado uranio empobrecido. Lo pagó con la cárcel y dos cánceres, a pesar de los cuales, sigue denunciándolo activamente como pude comprobar en nuestro ultimo encuentro.
Investigaciones recientes del más alto nivel científico demuestran que una sola partícula de UE puede producir cáncer y alteraciones cromosómicas.
El resultado en Irak es un aumento creciente de cánceres (por cada 100.000 habitantes : 11 en 1988, 75 en 1998, 116 en 2001) una duplicación de monstruosidades como documentaron los médicos iraquíes en Hamburgo, en el año 2003.
Con la utilización del término «uranio empobrecido» o más recientemente «armas penetrantes» los militares tratan de encubrir la utilización de armas radiactivas. El hecho de que en la guerra de Afganistán ya no hablasen de armas de UE si no de «armas penetrantes» es significativo. Los resultados ya son conocidos. Se ha detectado contaminación radiactiva debida a uranio no empobrecido en dosis hasta 2000 veces las normales en la población afgana.
Es significativo que grupos ecologistas y medioambientalistas no lo estén denunciando.
Mentira nº 2.
Los gobiernos y la Organización Mundial de la Salud han llevado a cabo pruebas de UE sobre individuos expuestos.
La metodología de los estudios es equivocada y el equipo utilizado en ellas no es el adecuado.
No se han hecho pruebas sobre la inhalación de UE, la mayoría se han hecho sobre víctimas de metralla y el estudio de la OMS ni siquiera hizo pruebas sobre muestras humanas.
Los efectos nocivos de la irradiación interna por elementos radiactivos emisores de partículas alfa están descritos en los manuales de protección nuclear del Pentágono desde los años 50.
Hay centenares de trabajos científicos posteriores que los corroboran.
Solicitar nuevos estudios no sólo es innecesario, es también colaborar con la coartada de los estudios fraudulentos anteriores.
Mentira nº3.
Las municiones penetrantes están hechas sólo con UE.
Se ha encontrado en Yugoslavia, Afganistán e Irak contaminación por plutonio, uranio 236 y otros venenos radiactivos artificiales.
Estos elementos son mucho más peligrosos que el uranio empobrecido e incluso que el enriquecido.
El Coronel Asaf Durakovic, doctor en medicina y especialista del Pentágono en contaminación radiactiva detectó la presencia de U236 en la orina y las autopsias de los veteranos de la Guerra del Golfo y de la actual, 8 años después de que acabase.
Su equipo de investigación, el UMRC, ha detectado igualmente una elevada contaminación radiactiva debida entre otros elementos a U236 en la tierra, el agua y en la población afgana e iraquí.
Seguir hablando de uranio empobrecido como lo hacen muchos grupos es pues colaborar con las mentiras del pentágono.
Mentira nº 4.
Los militares expuestos han sido examinados y no presentan evidencias de contaminación.
El Dr. Doug Rokke, experto en UE y antiguo capitán médico del ejército de EEUU, encargado de recoger los vehículos alcanzados por «tiros amigos», enfermo a causa de la contaminación, ha explicado que él mismo fue engañado (se le ocultó que tenia 5.000 veces más uranio del normal) y como el resto de su equipo está enfermo o muerto.
Entre los veteranos de la 1ª Guerra del Golfo hay más de 10.000 muertos y más de 250.000 afectados. Los veteranos de Irak y de Yugoslavia tienen 14 veces más anormalidades en sus cromosomas y 2 o 3 veces más hijos con monstruosidades.
Los militares de la actual guerra, oficialmente no contaminados, cuando han sido examinados por investigadores independientes muestran niveles anormales de uranio en sus cuerpos. La causas de su enfermedad y de muerte son sistemáticamente falsificadas.
Los ejércitos (incluido el español) minimizan la contaminación y rechazan las demandas de los afectados o de sus familiares para evitar las indemnizaciones,
Así que, pedir que los ministerios de defensa hagan estudios, es tan ridículos como encargar a los incendiarios que apaguen el fuego que ellos mismos han provocado.
Mentira nº5
La difusión de una partícula no depende del peso del elemento inicial si no de su tamaño.
Las partículas radiactivas de una micra pueden permanecer años en el aire y viajar indefinidamente. Por ejemplo, incluso un informe de la UNEP no tuvo más remedio que reconocer en 2002 que seguían existiendo partículas radiactivas en el aire en Yugoslavia años después de que acabase la guerra.
Estas partículas contaminan también la tierra, el agua, los ríos, los mares (todos están interconectados) y las solubles se incorporan a las cadenas alimenticias.
La contaminación radiactiva generada por las nuevas armas se difunde a todo el planeta y nos afecta a todos.
Sabiendo esto es evidente que las propuestas de algunos grupos medioambientalistas de pedir la descontaminación de las zonas afectadas es una payasada más. No hay posibilidad de descontaminación real.
Mentira nº6.
Las armas de uranio empobrecido son armas convencionales permitidas.
No lo son, son armas prohibidas por todas las legislaciones internacionales vigentes, cuyos efectos a largo plazo son los mismos que los de las bombas atómicas. Su utilización abre la puerta a la utilización de las nuevas armas nucleares tácticas que ya están disponibles. Las armas de uranio empobrecido son el caballo de Troya de la próxima guerra nuclear.
No es necesario un nuevo tratado para abolirlas porque ya están prohibidas por la leyes internacionales.
No se pide que se prohíba algo que es ya ilegal. Se pide que se proíiba algo que es legal. Por eso pedir su prohibición es una forma de legalizarlas. Además, incluso si se consiguiese una resolución en este sentido, es decir que un nuevo tratado las prohibiese, este sólo obligaría a los países firmantes, mientras que si simplemente se aplica la legislación vigente, es evidente que todos los países están obligados a cumplirla. El nuevo tratado no sería firmado por los paóses que las utilizan como Estados Unidos y Gran Bretaña, ni por sus aliados como Israel.
Por lo tanto, los grupos que piden un nuevo tratado para su abolición están haciéndole otro favor al Pentágono.
Mentira nº 7.
Los organismos internacionales como la OMS han hecho estudios que demuestran que no hay peligro.
La OMS firmó en los años 50 un tratado con la AIEA por el cual se comprometía a no hacer estudios, ni publicaciones, ni declaraciones en materia de contaminación radiactiva sin el acuerdo de la Agencia. Desde entonces la OMS se sometió al Lobby y oculta sus efectos.
El complejo militar-industrial nuclear controla a la Agencia Internacional de Energía Atómica, que a su vez controla la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos oficiales.
El Dr. Keith Baverstock, director del sector de Radiaciones y Salud de la OMS durante 11 años, tras dimitir, ha denunciado que su estudio sobre la contaminación radiactiva en Irak fue censurado y ocultado » experiencias anteriores sugieren que los funcionarios de la OMS han cedido a la presión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, AIEA, cuyo objetivo es la promoción de la energía atómica».
Las mentiras de la OMS no se limitan al tema radiactivo. Por citar sólo otro ejemplo, recordemos que la OMS se ha negado durante años a reconocer la toxicidad cancerígena de las dioxina y del agente naranja regados sobre las cosechas vietnamitas durante la guerra
Pedir a la OMS y a otros organismos oficiales que hagan estudios es como pedirle a los que colaboran con los incendiarios que ayuden a apagar el fuego.
Es justamente lo que están haciendo muchos grupos del movimiento contra las armas de uranio empobrecido.
Mentira nº 8.
Este tema es muy importante ya que representa la raíz del problema de la contaminación radiactiva, ya sea esta de origen civil o militar.
Esta hipótesis fue elaborada a partir del fraudulento estudio sobre los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki para minimizar el doble crimen y abrir el camino a la proliferación nuclear. Las bombas no se tiraron para acabar la guerra, ya que, Japón estaba derrotado y había presentado su intención de rendirse, incondicionalmente, dos meses antes. El objetivo era amenazar al mundo y probar las nuevas armas exactamente igual que en la primera guerra del Golfo donde se despreciaron las 6 proposiciones de salida pacífica de Kuwait, cuya invasión había sido promocionada por los EEUU.
Todas las evaluaciones que presentan la contaminación por bajas dosis de radiactividad (incluyendo las emitidas por el mal llamado Uranio Empobrecido) como inocuas son un fraude científico.
Este fraude es promovido por la IAEA, International Atomic Energy Agency [Agencia Internacional de Energía Atómica] que son los Máximos Representantes visibles de los poderosos intereses del lobby militar-industrial que promueve la industria nuclear y controla su difusión por todos los medios .
Pero como esto resulta demasiado descarado, se creó la ICRP, International Commission on Radiological Protection [Comisión Internacional para la Protección Radiológica]. Esta comisión es supuestamente neutral pero, demostrada y efectivamente, depende de la IAEA. El ICRP es una organización absolutamente antidemocrática cuyo miembros se autoeligen endogámicamente y actúan mediante sus «recomendaciones» como autoridad internacional en materia de contaminación radiactiva.
Pero su independencia y la autoridad científica de sus «expertos» es más que cuestionable .
Entre otras cosas, los estudios oficiales que promueven, confunden sistemáticamente los efectos de la irradiación externa con los de la irradiación interna. Esto es como afirmar que tiene el mismo efecto calentarse delante de tu chimenea que tragarte una brasa.
Algunos de los más prestigiosos científicos que han trabajado para la Comisión de Energía Atómica Norteamericana, John Gofman, Karl Morgan, Thomas Mancuso y Alice Stewart, lo han denunciado desde hace tiempo y han pagado por hacerlo.
En el año 2003 un grupo de 47 científicos independientes del más alto nivel (ECRR) han demostrado los errores de los estudios anteriores en un informe disponible en español.
Los resultados del informe valoran el impacto de la contaminación radiactiva en la salud humana y obtienen cifras bastante distintas de las oficiales según datos evaluados hasta 1989, incluyendo fugas radiactivas y pruebas nucleares. Por ejemplo, los cánceres adicionales serian 123.239.024, de los cuales 61.619.512 habrían sido mortales. Los niños muertos serían 1.600.000 y los fetos muertos por exposición in útero serían 1.880.000. Y estas estimaciones son moderadas …
El demente proyecto nuclear, según la especialista internacional miembro del grupo, R. Bertell, sería responsable de más de mil doscientos millones de muertes adicionales hasta finales de los años 80, y de numerosas enfermedades cuya causa real se oculta.
La OMS ha reconocido en 2003 que la mortalidad por cáncer había aumentando en un 50% durante solo los últimos 12 años, pero sigue echándole la culpa al tabaco y a la dieta, es decir, a factores individuales que sirven de coartada, ocultando a los auténticos responsables : el aumento de la contaminación radiactiva y química.
Todos los estudios científicos independientes concluyen que no hay dosis de radiactividad que no sea peligrosa, del mismo modo que sucede con otros contaminantes como las dioxinas.
No puede haber «dosis aceptables» de venenos cancerígenos y transgeneracionales como pretenden los expertos controlados por los industriales.
Desgraciadamente muchos grupos ecologistas no cuestionan de raíz el fraude de las bajas dosis de radiactividad e incluso los representantes de las ONGs Greenpeace y Amigos de la Tierra (Friends of the Earth) han boicoteado recientemente un informe británico sobre sus riesgos poniéndose al lado de los oficiales en contra de los científicos del ECRR.
El Ministerio de medioambiente de Gran Bretaña creó hace algunos años un nuevo comité para analizar los modelos que se utilizan para estimar los riesgos sobre la salud de los materiales radiactivos : el CERRIE, Comité para el Examen de los Riesgos por Radiación de los Emisores Internos con cuatro miembros (supuestamente) del lado radical, cuatro del NRPB Panel Nacional de Protección Radiológica del Reino Unido o de la industria nuclear, y cuatro (supuestamente) «neutrales».
Finalmente no sólo no se ha llevado a la práctica una discusión democrática, si no que, su resolución final, ha desembocado en un escándalo porque las opiniones disidentes han sido censuradas, efectivamente, con la colaboración de los representantes de las principales organizaciones ecologistas que a ultima hora cambiaron de bando. Censura que ha sido secundada por los medios de comunicación.
El informe final ha rechazado incluir el informe de los científicos disidentes de la «Campaña contra las Bajas Dosis de Radiación» (LLRC) en su publicación, a pesar de que habían dicho que lo harían.
Curiosamente los científicos representantes de las ONGs Greenpeace y Friends of the Earth (Amigos de la Tierra) no sólo estaban en el grupo que se opuso a la inclusión de la opinión del LLRC, si no que fueron los primeros en plantear el bloqueo de las informaciones científicas que demuestran que las bajas dosis de radiactividad son mucho más peligrosas de lo que oficialmente se admite .
Greenpeace ha tomado de manera abierta la misma postura que los pronucleares del COMARE, Comité sobre los Aspectos Médicos de la Radiación en el Medio Ambiente (Comisión oficial británica ligada al lobby nuclear) de que el uranio es un emisor de bajo nivel y que por lo tanto no hay que preocuparse.
Por otra parte, hay que recordar que Greenpeace también ha colaborado en los estudios de la UNEP para minimizar los efectos de la contaminación radiactiva en Yugoslavia. Greenpeace no ha hecho declaraciones para denunciar el fraude del uranio empobrecido en las nuevas guerras, ni la grave contaminación radiactiva de Irak y Afganistán, pero sí ha puesto el grito en el cielo en los medios de comunicación sobre los saqueos (permitidos por las tropas de ocupación) de materiales contaminados por parte de los iraquíes en el año 2003, lo que implica que la población iraquí es la responsable de su propia contaminación.
Curiosamente es preciso constatar también que, incluso en los grupos que luchan contra las armas de uranio empobrecido, no todos son «trigo limpio».Y por sus hechos los reconoceréis : Es evidente que son los mismos grupos los que piden más estudios de organismos oficiales pronucleares como la OMS o la UNEP, los que piden un nuevo tratado que las prohíba (cuando ya lo están), cuestionando que se hayan utilizado en Afganistán (de lo que hay evidencias incuestionables) y siguen hablando de «uranio empobrecido» como manda el Pentágono.
Exactamente es lo que están haciendo miembros de grupos, como la Coalición internacional para la abolición de las armas de uranio (ICBUW) y WISE Uranium, una organización que publica textos impresentables como el del falso disidente Dan Falhey que se presentó inicialmente como un crítico, pero que ha salido «rana», aprovechándose de la ingenuidad de las personas bienintencionadas que se adhieren a ellos.
Es una estrategia clásica del poder infiltrar o crear grupos disidentes para mantenerlos «dentro de un orden».
¿Que hacer ?
En primer lugar difundir esta contrainformación.
Todos los elementos radiactivos liberados desde 1945 se acumulan y seguirán haciéndolo, inevitablemente, durante millones de años, sin posibilidad de vuelta atrás.
La contaminación radiactiva que generan produce un aumento de alteraciones de la inmunidad, cánceres, enfermedades metabólicas y de todo tipo, abortos, malformaciones monstruosas y lo más importante : el deterioro creciente del patrimonio genético de toda la humanidad. Nadie en su sano juicio quiere que este horror siga aumentando.
Incluso expertos militares en guerra nuclear lo han denunciado, como el comandante André (belga), o el coronel Durakovic (USA).
Recientemente y a pesar del silencio de los grandes medios de comunicación, dos tribunales populares internacionales celebrados en Tokio, diciembre 2003, y en Nueva York, agosto 2004 (presidido por Ramsey Clark, ex ministro de justicia y fiscal general de EEUU), han condenado a la administración de los Estados Unidos por crímenes de guerra y contra la Humanidad perpetrados en las recientes guerras de Afganistán y en Irak.
Nadie que conozca estos hechos, independientemente de sus creencias o de su ideología, puede seguir apoyando las nuevas guerras radiactivas. Por eso esta información es un arma poderosa contra las guerras que se está utilizando poco y mal.
Para más información documentada y contactos podéis consultar nuestro boletín electrónico «armas contra las guerras» que se envía gratuitamente si nos mandáis vuestro correo electrónico y cuyos números anteriores (más de 70) así como otros artículos están a disposición pública en nuestra web .
AMC. Asociación de Medicinas Complementarias.
CIAR. Colectivo de Investigación sobre las Armas Radiactivas.
amcmh@amcmh.org
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· Artículo de próxima publicación en la revista Polémica, www.nodo50.org/polemica/
que resume algunos de los aspectos tratados más ampliamente en nuestras publicaciones en las que se encuentran las referencias bibliográficas correspondientes y los contactos citados.
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