Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

Se veía venir, esa es la verdad. Se vuelve a demostrar que nuestro actual gobierno no pondrá obstáculos para cualquier operación, económicamente redituable, que desarrollen las corporaciones capitalistas. No importa cuán desventajosa sea desde los puntos de vista ecológico o social, ni tampoco cuán mal se haya hablado en los medios oficiales, previamente, sobre los malvados imperialistas que la pusieron en práctica primero.

 

 

En una entrega pasada, yo reflejé mi preocupación por la posibilidad de que aplicaran en nuestro país las técnicas conocidas como fracking. Los medios de prensa habían reportado, por aquel entonces, los detalles de una operación bastante parecida. Se trataba del yacimiento de crudo de Boca de Jaruco, donde existe una empresa mixta de Cubapetróleo (CUPET) y la rusa Zarubezhneft. Allí aplicaron entonces una técnica de rescate de pozos envejecidos, para recuperar sus niveles productivos. Como es sabido, la fracturación hidráulica, o fracking, consiste en inyectar agua en los estratos subterráneos de pozos de petróleo envejecidos, para reactivar su productividad. La única diferencia era que, en aquella ocasión, lo inyectado era vapor.

Pues bien, en la noche del pasado domingo 16 de agosto, el noticiero estelar de la televisión cubana incluyó un sugestivo reportaje. La novedosa técnica, explicó un ingeniero al público mediante las cámaras, consiste en inyectar vapor y agua en los estratos
subterráneos. El especialista reconoció, muy diplomáticamente, que esta operación debe realizarse con mucho cuidado, y que ha sido objeto de severas críticas a nivel internacional.
 
Apelo a mi memoria, naturalmente. Al día siguiente busqué en la prensa digital algún eco de esta noticia. El video del noticiero parece estar en sitios oficiales cubanos, pero no tengo tanta conectividad. Encontré algunos vínculos en Diario de Cuba, 14ymedio, Cubanet… pero no entré en esos sitios, porque me gusta mi trabajo. En algunos otros sitios menos comprometedores sí entré y encontré el reporte de la agencia EFE que, más o menos, recoge que la televisión estatal cubana dijo lo que les acabo de contar.

 

 

 

Algunos compañeros me han dirigido aclaraciones en el sentido de que esta práctica, todavía, no cumple todos los requisitos para ser la denominada fracking. Aún así, comparte muchas de sus características, especialmente, unas cuantas de las negativas.

Recapitulemos. Nuestro país se encuentra en medio de una feroz sequía. ¿Qué peor, entonces, que dedicar cantidades no despreciables de agua a una de las técnicas más siniestras del mundo? Por la posición del yacimiento, quizás no afecte acuíferos de agua dulce subterráneos pero, cuando esa agua rebrote, ¿qué hacer con ella? ¿La derramaremos alegremente al mar, con todos sus residuos químicos, para que envenene toda la vida costera cercana? Y de paso, nos alcance mediante la ingesta de pescado contaminado.

Vale la pena repetir que estas operaciones han sido señaladas como causa de movimientos sísmicos. Si se produce entonces algún terremoto ¿quién pagará los daños a los afectados, a sus viviendas, al ya deteriorado patrimonio de la nación?

¿Qué pensar, ahora, sobre la crítica hecha por nuestra prensa oficialista respecto a la práctica del fracking, cuando la hacían “los malos”?. Resultará simplemente morboso, especular además sobre lo que diría nuestro incondicional aliado, presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Maduro había señalado al fracking como parte de una
conspiración estadounidense contra los países de la OPEC,
particularmente, Venezuela.

En mis búsquedas, localizé otro artículo importante del también oficialista diario Trabajadores. Ya en mayo de este año, aquel periódico contenía otro aviso, que me pasó inadvertido. Trataba sobre una conferencia de prensa de CUPET y el proceso de prospección petrolera en nuestro país, con los ribetes más optimistas que los fanáticos del combustible fósil pueden montar.

El Director de Exploración de CUPET, Rafael Tenreyro Pérez, habló entonces de las alternativas aplicables en el proceso de explotación del crudo en nuestro territorio. Hizo evidente que, para estos directivos, cualquier medio es justificable con tal de obtener el resultado. “Algunas de esas tecnologías son fuertemente criticadas hoy en el mundo”, advierte. Al final, “no hay tecnologías santas, todas tienen elementos a favor y en contra. A la tecnología hay que manejarla de la forma más racional, con responsabilidad y seguridad”.

Se entendía ya, como se evidencia ahora de la actuación de estos compañeros que, si se presenta una situación para aplicar el fracking, se aplicará. A lo sumo, se seguirán algunos protocolos establecidos según lo que ellos entiendan como racionalidad o seguridad. Lo doloroso, es que está demostrado que no hay una manera responsable ni segura de aplicar el fracking, pues no hay manera de controlar todos los complejos fenómenos, que se desencadenan a muchos metros de profundidad bajo tierra.

El desempeño de la estatal petrolera cubana continúa bajo la acostumbrada opacidad, frente al pueblo, de las empresas estatales de este país. Sin rendirle cuentas a sus verdaderos dueños, sin tomar en consideración la opinión pública. Con impunidad total, mientras le satisfagan a la élite gobernante sus demandas de resultados
económicos. Ya hoy aplican (bueno, casi) el fracking que ayer criticamos tanto. Mañana aparece algo peor, y entraremos en ello de cabeza.

También valdría la pena cuestionarse si, de ser discutido
públicamente, prevalecería una postura más ecologista o más
productivista en estos asuntos. El ecologismo en Cuba tiene muchísimo atraso. Y una parte considerable de las personas, tras tantas generaciones de austeridades y sacrificios sin resultados, no vacilarían en seguir cualquier promesa de beneficio inmediato sin pensar en el mañana.

 

¿Ahora sí llegó el fracking a Cuba?