Agosto en NeaKavala ha sido un torbellino de acontecimientos, idas y venidas, trabajo duro e incluso de una cierta calma desconcertante al final.
Escribir es difícil, no solo por la falta de tiempo y energía, sino por la falta de palabras. Cuando se tiene tanto que decir, cuando las emociones suben a la garganta pero no encuentran una forma articulada de salir, el silencio se apodera de nosotras y este blog se queda en standby.

Solo con cierta distancia temporal se consigue una perspectiva general, y estamos listas para intentar transmitiros como ha sido el último mes del verano.

 

 

                                

Agosto, el mes de las mil caras. Las caras de los que se van, las caras de los que llegan y las caras de lo que están y siguen.
Parte 1: Los que se van.

                                

Agosto, el mes de las mil caras. Las caras de los que se van, las caras de los que llegan y las caras de lo que están y siguen.
Parte 1: Los que se van.

El 3 de agosto del 2014, el mayor genocidio contra el pueblo yazidí inundó de sangre y dolor las montañas de Shengal. El 3 de agosto de 2016, la tensión se desató en el campo de NeaKavala cuando lxs refugiadxs fueron informados de su situación real (de la que no suelen recibir mucha información). “¿Cuánto tiempo nos queda aquí?” Y la respuesta llegó de repente, y fue como acercar una chispa a un campo sumergido en gasolina.
Lo que comenzó como una revuelta contra los contenedores de ACNUR, terminó con enfrentamientos entre lxs propixs refugiadxs, y con la huida de la comunidad yazidí.
La historia viva de un pueblo perseguido, el miedo que ya se ha incrustado en su ADN y la incertidumbre sobre el futuro llevó a 400 personas a marchar juntas e instalarse temporalmente en el campo de fútbol próximo a NeaKavala. Fueron dos noches intensas, distribuyendo agua, comida y tratando de mantener la calma, especialmente entre lxs más pequeñxs.

El pueblo yazidí es increíblemente comunitario, y las asambleas multitudinarias para decidir como actuar en las próximas horas fueron una constante. Finalmente, ante la presión ejercida el gobierno griego decidió ofrecer un nuevo espacio en el que pudieran instalarse. Un nuevo campo se abría en el noroeste de Grecia, y Neakavala se dividía en dos.

La respuesta por parte del Centro Comunitario de NeaKavala, We Are Here, del que formo parte, fue meditada internamente y decidimos seguir prestando apoyo en el nuevo campo dos veces por semana. Así, miércoles y domingos nuestro grupo de voluntarias se divide.

Si bien las infraestructuras de Serros, el nuevo campo yazidí, son “mejores” (menos malas) que en NeaKavala, la falta de organizaciones que trabajen permanentemente en el terreno se hace sentir. Por nuestra parte, y dada la larga experiencia de trabajo y coordinación con la comunidad yazidí, estamos trabajando fuertemente en construir un nuevo espacio comunitario en el que desarrollar actividades lúdicas y de aprendizaje.

Durante agosto, hemos continuado con programación para lxs niñxs, dando clases de inglés y, sobre todo, luchando contra la sensación de abandono. En las últimas semanas, y de cara a que ellos mismos puedan gestionarse más autónomamente, estamos realizando dos talleres diferentes. Por una parte, mi compañera Eliza sigue con las clases de inglés y coordinando un nuevo equipo de educadores que creen un espacio de aprendizaje para niñxs y adolescentes.Otras dos voluntarias nos hemos involucrado en un taller de actividades lúdicas. Teatro, expresión corporal, deportes, arte, música y ejercicios de psicomotricidad.

Así, dos veces por semana trabajamos intensamente mano a mano con un grupo de jóvenes para entre todxs unir ideas, motivaciones y crear un espacio de seguridad, juego y descargue emocional-físico para niñxs (y también mayores). No me cansaré nunca de repetir que el material humano, las ganas y las herramientas abundan en los campos, y especialmente el sentimiento de comunidad, respeto y cuidado son rasgos que destacan entre los yazidís. Por ello, nuestra labor sigue enfocada a facilitar que toda la buena energía se junte, se empodere y transforme ligeramente sus vidas.
No puedo más que agradecer a todas mis compañeras, que seguimos día tras día dejándonos la piel en el terreno, y también a todas esas maravillosas personas que pese a su situación, sacan fuerzas e intentan aportar algo a su comunidad para que, frente a la peste que rodea las fronteras de la vergüenza, pequeñas gotas de humanidad, unión y acompañamiento emocional mantengan candiles de esperanza.

Isa.

 

Sobre unas voluntarias

Estudiantes y trabajadoras precarias con la idea simple y llana de que lo humano y las emociones pueden cambiar el mundo. Nos movemos con la máxima: vivimos en un mundo horrible lleno de gente maravillosa.

Nuestros pies siguen en la tierra a pesar de esta ensalada emocional, pero nuestro camino sólo puede continuar con la ayuda económica que estamos recibiendo por parte de todxs aquellxs que se unen a nuestra iniciativa.

ES33 0049 6275 2029 9507 7840

Os agradecemos de verás todo el apoyo recibido.

Isa, Nuria, Pau, Annabel