Un intérprete danés, que trabajaba para las fuerzas estadounidenses
durante los interrogatorios de los prisioneros en Afganistán a finales
de 2001 y comienzos de 2002, fue testigo de «tortura y asesinatos»,
informó la agencia danesa Ritzau.
El intérprete entabló un proceso judicial contra el Ministerio de
Defensa danés al considerar que había sufrido un accidente laboral
debido a las secuelas psíquicas que le quedaron después de lo que
presenció en Afganistán.
Esta información se dio a conocer durante una reunión de los
ministros de Defensa, Soeren Gade, y Relaciones Exteriores, Per Stig
Moeller, con la comisión de política exterior del parlamento sobre el
caso de un ex detenido danés liberado de la base estadounidense de
Guantánamo (Cuba). Este prisionero había sido maltratado por soldados
estadounidenses en Afganistán antes de ser trasladado a la base
norteamericana en Cuba.
Los miembros de la comisión de política exterior tienen la obligación
de guardar silencio, pero según la agencia Ritzau, que se basa en
fuentes fidedignas en esa comisión, el ministro de Defensa indicó que
ese intérprete había asistido a tres o cuatro interrogatorios del
detenido danés de Guantánamo, Sliman Hadj Abderrahman, en la base
estadounidense en Kandahar (sureste de Afganistán) a finales de 2001.
El ministro de defensa no quiso comentar el caso del intérprete al
término de esa reunión y remitió a un comunicado de prensa publicado por
su Ministerio. Esta nota indica a grandes rasgos que una comisión de
investigación de Defensa examinará las condiciones en las que el
intérprete trabajó durante los interrogatorios estadounidenses de
prisioneros en Afganistán y qué papel desempeñó exactamente.
En un libro publicado ayer martes, «El danés de Guantánamo», Slimane
Hadj Abderrahman, de 30 años, relata su encuentro en Kandahar con dicho
intérprete y dice que creía que se trataba de un miembro del servicio de
contraespionaje danés.
Describe su huida a Pakistán después del comienzo de la guerra en
Afganistán y su detención a manos del Ejército paquistaní que, después
de un mes de cautiverio, lo entregó a las fuerzas estadounidenses.
El prisionero denuncia, entre otras cosas, las vejaciones infligidas
por los estadounidenses, quienes lo desnudaron, lo encadenaron y se
burlaron de sus órganos genitales, mientras le tomaban fotografías, y
luego le afeitaron la barba y le golpearon en la cabeza con una
maquinilla de afeitar eléctrica. Fue liberado en febrero pasado después
de 747 días de detención pese a que no había cargos contra él.
El jefe de la diplomacia danesa, acusado de pasividad por la
oposición, rechazó hoy todas las críticas y dijo que no solicitará a
Washington un informe sobre el caso. «Es inaceptable que haya sido
golpeado o maltratado, pero el fondo de este asunto es que él mismo fue
a Afganistán, donde fue capturado, y lo hemos sacado de allí. El
Gobierno no tiene nada que reprocharse», afirmó Moeller. Slimane Hadj
Abderrahman acudió a Afganistán para recibir entrenamiento militar con
el objetivo de luchar contra las fuerzas rusas en Chechenia.