Artículo de opinión de Rafael Fenoy Rico

En pleno verano las noticias de todos los medios del país no paran de informar de que se está a “más de 40º” a la sombra y ello acompañado de imágenes de turistas o viandantes que se muestran sonrientes ante las cámaras. Con frecuencia la noticia hace referencia a un incendio en tal o cual paraje y siempre atribuido a las altas temperaturas, aunque haya sido provocado. Y si es provocado los grados que marca el termómetro afectarán poco para que las llamas se extiendan por el terreno.  En esas noticias ya aparecen bomberos, personas voluntarias, vecinas que pretende atajar el fuego.

Bajo ese mundo informativo parece, sólo parece, que la vida transcurre con “normalidad” y las gentes trabajadoras asisten a sus puestos de trabajo a diario, a pesar de las temperaturas extremas que afectan a todo ser vivo.  Quienes trabajan al aire libre en sectores donde se antoja imposible protegerse de las radiaciones solares y el calor asfixiante, conocen en sus propias carnes las angustias que el trabajo les genera. Medios de prevención para este tipo de trabajos parecen insuficientes si tenemos en consideración que los golpes de calor están a la orden del día. Hace unos días en Madrid murió un trabajador, que tiene nombre (buscado no se encuentra), de la Limpieza Urbana por un “Golpe de Calor”. Las consecuencias inmediatas de esta tragedia irreversible han sido: El Ayuntamiento de Madrid ha comunicado a la empresa adjudicataria del servicio de limpieza que “flexibilice” los horarios para evitar las horas más calurosas del día.  Que aquellas personas trabajadoras que tengan turnos de 14 a 21 horas puedan hacer “voluntariamente” de 17 a 24. Y, ¡eso sí! condolencias a la familia del fallecido. Hay quien incluso invoca que existen planes de prevención y salud y que estos están consensuados con los sindicatos.  -¡Ahora se dan cuenta!

No parece que los políticos responsables de estos servicios públicos y empresas que a ellos se dedican, junto a sectores que deben realizar actividad laboral a la intemperie, asuman que el cambio climático ya está aquí y que los usos y costumbres laborales de antaño deben ser modificados urgentemente. La reducción de la jornada de trabajo a la mitad para hacerla coincidir con las horas menos calurosas (aunque en determinadas semanas pocas hay) debería adoptarse de inmediato, de forma que se aumentaran las plantillas de trabajo para hacer lo necesario en menos tiempo. Un buen ejemplo, de cómo se aborda el trabajo en entornos hostiles para las personas, lo facilita las medidas preventivas que regulan la actividad de los astronautas cuando trabajan en el espacio. Un ejemplo extremo, sin duda, pero que permite analizar un buen número de medidas de protección y prevención de la salud en todo el sistema productivo, debiendo modificar hasta el límite de garantizar la salud de cualquier persona trabajadora en cualquier puesto de trabajo. Muchos trabajos que antes se desarrollaban a la intemperie ahora pueden hacerse mediante máquinas que bien tripuladas o robotizadas, permiten mejorar condiciones de trabajo, en cabinas climatizadas, por ejemplo, e incluso liberar a las personas de estos trabajos tan, tan penosos, y peligrosos. El término liberar implica algo positivo para quienes dejan de padecer. En la actualidad la entrada de maquinaria robotizada no libera sino que condena al paro a extensas capas de población trabajadora, porque el enfoque de la actividad laboral sólo se realiza desde la perspectiva de acumulación de plusvalía de la empresa.

Sería más que oportuno que quienes establecen las medidas de prevención, seguridad y salud laboral, pasen algunos años trabajando en esos entornos laborales que pretenden regular.  No basta con hacer algunas encuestas a personal con experiencia en el sector. Conviene que sientan en sus carnes la dureza del trabajo en esas condiciones. Más de una de estas personas responsables de fijar los protocolos de prevención seguro que los cambiarían a favor de ser más garantistas para la vida de quienes trabajan todos los días en esos puestos de trabajo.

El clima ha cambiado y detener el calentamiento global, que empeorará las condiciones de vida de la humanidad es una ¿prioridad? Si de priorizar se tratara hace años deberían haberse transformados las fuentes energéticas de combustibles fósiles (carbón, gas, petróleo) para ser sustituidas por energías limpias. Si de verdad se quiere dar la batalla, todos los recursos de la humanidad deben estar disponibles para ello. Pero ¿se ha observado cambios sustanciales en los modelos de consumo? ¿se tienen noticias de grandes inversiones en energías renovables, para que estas estuvieran al alcance de todas las familias? ¿Se ha incentivado la generalización del teletrabajo, sin costos para quienes usan esta fórmula? La pandemia provocó una generalización de estas formas de trabajo, que han aportado una reducción de consumos energéticos más que evidentes, e incluso ahorros a las mismas empresas… Si eso es así ¿por qué seguimos con las mismas rutinas? Y para aquellos puestos de trabajo que deben ser ocupados directamente por personas que están expuestas a condiciones peligrosas para su salud, a corto, medio o largo plazo, urge una regulación inmediata que las impida.

Después de que se haga por parte del Gobierno, mediante un decreto ley de medidas urgentes, lo preciso para evitar más muertes, se impone la investigación rigurosa y objetiva de toda aquella persona que haya tenido responsabilidad en el luctuoso hecho, desde la dirección de la empresa contratada por el Ayuntamiento, el Alcalde del mismo, el Ministerio de Trabajo y la Inspección de Trabajo que están recibiendo denuncias sin que se actúe y de aquellos delegados de prevención de riesgos laborales que deben actuar en consecuencia. Entre todos lo mataron pero él fue el que desgraciadamente murió. “Accidente Laboral” la etiqueta ya está puesta, pero le pega otra más contundente y que se gestiona por el código penal. Cuando se comenzó este texto faltaban por morir algunas personas más sofocando incendios y cuando esté terminado, seguirá la sangría de muertes por accidentes laborales sin que quien puede no ponga remed

 


Fuente: Rafael Fenoy Rico