El escándalo que sacude al gobierno de George W. Bush en torno a Irak es testimonio de lo cierto del refrán que dice que «una foto vale más que mil palabras». Hay, nos advierte el secretario de Defensa estadunidense, Donald Rumsfeld, más imágenes, y según fuentes confiables incluyen fotografías y videos que muestran a tropas de su país violando y asesinando a detenidos iraquíes, hombres y mujeres.
De hecho, algunos sitios de la red electrónica ya despliegan fotografías de militares de Estados Unidos violando tumultuariamente a una mujer iraquí y forzando a otra a darle sexo oral a un soldado.
El informe de la investigación sobre los abusos cometidos en el campo de concentración de Abu Ghraib, preparado por el mayor general estadunidense Antonio Taguba, habla de «evidencia visual extremadamente gráfica», alguna de la cual cubre los siguientes actos : disponer a los detenidos, por la fuerza, en varias posturas sexuales explícitas para luego fotografiarlos ; forzar a los detenidos hombres, desnudos, a usar ropa interior de mujer ; forzar a grupos de detenidos hombres a masturbarse mientras se les fotografía y se les graba en video ; colocar una correa o una cadena de perro en el cuello de un detenido y hacer que una soldado pose con él para la foto ; colocarle a un detenido desnudo un saco de arena en la cabeza, para luego disponerle alambres en los dedos de manos y pies y en el pene, para simular tortura con choques eléctricos ; un policía militar ejecuta un acto sexual con una detenida ; utilizar a incontrolables perros de ataque para atemorizar y morder a detenidos ; «sodomizar a un detenido con una lámpara de mano y posiblemente un palo de escoba».
Ilegalidad sistemática
Los funcionarios estadunidenses se esfuerzan en enfatizar que estos abusos son obra de algunas cuantas manzanas podridas y que no surgen de la política estadunidense. ¿De veras ? Según organizaciones de derechos humanos fueron asesinados el año pasado unos 10 mil iraquíes, en su mayoría civiles, a consecuencia del fuego arbitrario e indiscriminado, y muy pocas tropas estadunidenses, si acaso, fueron procesadas o siquiera sometidas a investigación. Rumsfeld mismo ha dicho con frecuencia que en la «guerra de América contra el terrorismo» los prisioneros no gozan de la protección de la Convención de Ginebra. Lo más importante es que la invasión de Irak no fue autorizada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, como tal, es violatoria de las leyes internacionales.
Si los líderes actúan unilateral e ilegalmente, los carceleros militares de Abu Ghraib tienen muy buenos modelos para su trato hacia los iraquíes. La diferencia con Bush y sus principales lugartenientes es que no son hipócritas. Washington habla mucho de «liberar» a los iraquíes mientras los destruye y devasta su tierra mediante la invasión y la ocupación. Los carceleros de Abu Ghraib se deshicieron de cualquier filo moral y tratan a los iraquíes sin restricciones civilizadas. Todo lo que entienden es que los prisioneros son el enemigo y los enemigos no tienen derecho alguno. El hecho de que se animen a tomar fotos digitales de sus depredaciones indica que no sienten que están haciendo algo malo. Como lo revela el informe Taguba, muchos soldados consideran el abuso a los detenidos como procedimiento operativo estándard (SOP, por sus siglas en inglés), mientras otros afirman que no hay SOP alguno.
La fórmula de la derrota
La combinación de un levantamiento popular en Fallujah, y otras ciudades, más el total colapso de cualquier legitimidad que tuviera la invasión y la ocupación a partir de las fotos mostradas, ha revertido los nomios de Estados Unidos en Irak. Conforme la población se torna rápidamente contra la guerra, Bush y sus asociados se desesperan por encontrar una estrategia de salida que les conserve por lo menos un resquicio de influencia estadunidense en Bagdad. No parecen encontrar alguna y, en cambio, miramos una especie de repetición escénica de los últimos días de la guerra de Vietnam : la presencia estadunidense continúa en condiciones de arrastre hasta que las tropas invasoras son final y definitivamente ex-pulsadas. La derrota en Irak llegará, pero la pospondrán lo más que puedan.
La debacle de Estados Unidos en Irak hará más difícil cualquier intervención futura, debido a su carácter impopular entre el público estadunidense. Puede inclusive empujar a que Estados Unidos entre en una nueva fase aislacionista, y que se vuelque hacia adentro negándose a participar internacionalmente. Eso sería bueno para el resto del mundo, tanto tiempo desestabilizado por esta superpotencia que no tiene respeto por las leyes. El espectáculo de horror de Abu Ghraib le proporciona a los miembros de la coalición la excusa perfecta para retirar sus tropas de Irak. Pero decirle no a Washington requiere de valor moral y eso, por desgracia, es algo que anda escaso entre los regímenes dominantes de Londres, Roma, Tokio, Seúl y Manila.
* Director de Focus on Global South y premio Nobel Alternativo