Artículo de opinión de Emilia Moreno, Secretaria General de CGT-PV, publicado en Levante-EMV.
Días como hoy son propicios a que autoridades, primeras figuras políticas y líderes sociales salgan a la palestra proclamando su incondicional apoyo a la lucha de las mujeres, seguro que este artículo está rodeado de muchos en este sentido. También se hablará, sin duda, de la brecha salarial, de la desproporción de mujeres en las juntas de accionistas, de las listas cremallera, las comisiones paritarias y no faltará quien aluda a la necesidad de profundizar en la conciliación.
Días como hoy son propicios a que autoridades, primeras figuras políticas y líderes sociales salgan a la palestra proclamando su incondicional apoyo a la lucha de las mujeres, seguro que este artículo está rodeado de muchos en este sentido. También se hablará, sin duda, de la brecha salarial, de la desproporción de mujeres en las juntas de accionistas, de las listas cremallera, las comisiones paritarias y no faltará quien aluda a la necesidad de profundizar en la conciliación.
Por el contrario, pocos serán quienes tengan presente a las mujeres, muchas, muchísimas, que empleadas en el sector de limpieza se enfrentan años tras año a recortes de horas, incremento de superficie a limpiar, multitud de empresas que atender, sueldos de 200 ó 300 euros, madrugones para llegar antes que nadie. No serán muchos los recuerdos para las mujeres que un día creyeron ser clase media por tener un empleo en el comercio, siempre esclavo, pero con un salario que daba seguridad y a quienes la liberalización de los horarios comerciales, que les obliga a trabajar domingos, festivos y en horarios dispares, ha abocado a renunciar «voluntariamente» a su trabajo estable, sin ni siquiera derecho a ser indemnizadas; para que en su lugar puedan ser contratadas otras mujeres por salarios tres o cuatro veces inferiores, con horarios tan irregulares que en ocasiones se sientan en una silla a que les vuelvan a llamar para firmar un nuevo contrato.
¿Y quién se acordará de otras muchas mujeres que no trabajaban, o tenían contratos a tiempo parcial para compatibilizar con el cuidado de hijos e hijas, y sin embargo hubieron de salir en masa a buscar trabajos inestables, en lo que hiciera falta o fuera posible, con el salario y las condiciones que les ofrecieran, cuando sus hombres fueron despedidos al estallar la burbuja inmobiliaria? ¿Y de las inmigrantes que antes ocupaban esos empleos y ahora no pueden aspirar ni a eso?
Esta tarde, las ciudades españolas se llenarán de masivas manifestaciones «celebrando» el día de la mujer, el apellido de trabajadora se ha quedado por el camino de casi todas, manifestaciones repletas de clase política, clásica o emergente, de líderes sindicales, secretarias de la mujer de diversas organizaciones, reivindicando una igualdad que si no reflexionamos y luchamos por cambiarlo solo será entre iguales, pero que excluye a la mayoría de las mujeres, a las de clase trabajadora.
En los discursos más oficiales nos tratarán de hacer cree nuevamente que la tan augurada y aclamada recuperación será la panacea que resuelva todos los problemas, también los de las mujeres. Sin embargo, nosotras sabemos que para conseguir esa sociedad igualitaria, solidaria y justa donde hombres y mujeres tengan igual consideración, donde el trabajo y las aptitudes de unos y otras no tengan diferentes raseros, hemos de trabajar unidas para erradicar el capitalismo patriarcal que extiende sus raíces en todas las actuales instituciones.
Y lo alcanzaremos trabajando juntas por la revolución.
Emilia Moreno
Secretaria General CGT-PV
Fuente: Emilia Moreno