Bombay se ha convertido en la capital del movimiento antiglobalización. Alrededor de 78.000 activistas contra el neoliberalismo se han dado cita en la ciudad india con Motivo del Foro Social Mundial (FSM), que se celebrará por vez primera Asia hasta el día 21.

Bombay se ha convertido en la capital del movimiento antiglobalización. Alrededor de 78.000 activistas contra el neoliberalismo se han dado cita en la ciudad india con Motivo del Foro Social Mundial (FSM), que se celebrará por vez primera Asia hasta el día 21.

Bombay ha tomado el relevo de la ciudad brasileña de Porto Alegre, donde hace cuatro años nació este encuentro de los «enemigos del sistema», que se presentan como una alternativa al Foro Económico Mundial, que desde 1971 se celebra cada año en la ciudad suiza de Davos.

Para esta edición se han programado 13 eventos en diferentes formatos : paneles, mesas redondas, conferencias y reuniones públicas. En total, más de 16.000 actos en los que participarán representantes de 81 países, bajo el lema ’Otro mundo es posible’.

La India se adoptó como sede del cuarto Foro Social el año pasado porque, según el comité organizador, sus problemas sociales de este son semejantes a los América Latina, la región que ha centrado hasta ahora las preocupaciones del movimiento anti globalización.

Miseria y opulencia

En las noches de Bombay, millares de personas se apiñan en las calles y duermen sobre las aceras o terrenos baldíos cubiertas sólo con unos trapos sucios que parecen ser sus únicas pertenencias y que se confunden con las montañas de basura que les rodean.

Otros sencillamente deambulan por avenidas desiertas y algunos, en un ejercicio espiritual difícil de comprender para un occidental, se entregan mansamente a la meditación en cuclillas o sentados con las piernas cruzadas en cualquier esquina, aún durante la madrugada.

El escenario tiene ribetes dantescos, como los que transmiten miles y miles de chabolas emplazadas en los alrededores del aeropuerto. En general son barracas construidas precariamente con madera y la mayoría tiene por «paredes» restos de las bolsas de plástico habitualmente usadas para arrojar la basura.

En medio de ese paisaje miserable, decenas de vacas vagan o pastan tranquilamente. El desordenado proceso de industrialización de Bombay también ha convertido a esta ciudad en un lugar con unas tasas de contaminación asfixiantes y malolientes, pese a la promiscuidad aromática que emana de los puestos callejeros de comida.

Protesta antiglobalización

La imagen de la inmensa pobreza de Bombay contrasta además con la exuberancia y pompa de decenas de palacios victorianos erguidos en los tiempos de la colonia británica en la actual zona turística de la ciudad, que corona la imponente ’Puerta de la India’.

Este monumento fue construido para conmemorar una visita del rey Jorge V y la reina María al Durbar de Delhi, y es el centro de la actividad turística de este antiguo puerto pesquero que es Bombay, ciudad que formó parte de la dote de Catalina de Braganza al casarse con Carlos II.

Catalina finalmente no disfrutó de la ciudad, que Carlos II decidió vender por la simbólica suma de diez libras.

Esa antigua ciudad imperial se ha convertido en una desordenada urbe con algo más de 13 millones de habitantes en la que los miles de activistas del movimiento contra la globalización están pasando casi desapercibidos. Precisamente, su primera manifestación en este Foro Social frente a la «Puerta de la India».

Horas antes de la inauguración del Foro, unas 500 personas exigieron «más inclusión» y «educación» para los habitantes de un país que, según denunciaban algunas pancartas, «produce pobres con la misma facilidad con que construye bombas atómicas».

EFE