Desde niño me resultó muy curioso escuchar una peculiar melodía ; aquellas extrañas notas eran la señal de que andaba cerca el afilador, con su particular artilugio. Aquella vieja bicicleta con unas piedras de esmeril incorporadas. La última vez que lo escuché ; pensé que en esta época de consumo que vivimos, se desechan los objetos antes que arreglarlos.
Pensé que tal vez no tenga ya muchas ocasiones de volver a escuchar aquella melodía, que sin entender por qué, estaba siguiendo para ver quién la producía.
Allí lo encontré, sentado a la sombra de un árbol ; este gallego llamado Albino y lleva más de medio siglo en el oficio. Me cuenta que ha recorrido toda España y que lleva ya tiempo por Navarra y el País Vasco. Hablamos de muchas cosas, pero sin poder evitarlo acabamos haciéndolo del pesquero “O Bahía” y de la tristeza que compartimos. Me cuenta que se le llama “Costa de la Muerte”, porque allí se juntan dos mares y eso crea peligrosas corrientes. Me dice que el mar es de los peces, el cielo de los pájaros y la tierra para los hombres ; pero los dos sabemos que en esta vida, salvo unos pocos, al resto nos toca trabajar duro.
Algún día tal vez escuchen a Albino y su melodía. Tal vez busquen por casa alguna vieja tijera que quedará como nueva. Puede que le cuenten que leyeron en un periódico algo escrito sobre él. Al despedirse, les dirá que ha sido un placer ; pero el placer habrá sido también de ustedes.
Xabier Susperregi Gutiérrez
Elorrondo 18 1D
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