Unos 4.000 niños mueren al día a causa de la diarrea provocada por beber agua en mal estado y 1.400 mujeres pierden la vida cada día durante el embarazo o el parto por falta de asistencia médica adecuada, según los datos recogidos en el informe De interés público de la ONG Oxfam Internacional y WaterAid. En el estudio se destaca además que sólo los Estados tienen la capacidad de garantizar el acceso a estos servicios en la escala necesaria como para transformar la vida de millones de personas que viven en la miseria. Sin estos servicios sociales básicos, los países en desarrollo no serán capaces de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), acordados por los líderes mundiales en la ONU en el año 2000, según ha recordado la ONG.
Intermón Oxfam calcula que para alcanzar estas metas en educación, sanidad, agua y saneamiento se requieren unos 47.000 millones de dólares (mñas de 36.000 millones de euros) anuales extra y recuerda que el mundo invierte un billón de dólares en gasto militar y unos 40.000 millones de dólares en comida para mascotas cada año.
«Los países en desarrollo estarán dando un paso adelante en la lucha contra la pobreza si sus gobiernos asumen la responsabilidad de proporcionar a la población unos servicios esenciales de calidad. Para conseguir esto, necesitan una ayuda coordinada y predecible. Lo que en general reciben es una ayuda insuficiente, cargada de condiciones y muy dispersa, lo cual genera costes a menudo inabarcables para gobiernos con recursos escasos», ha asegurado la responsable de financiación al desarrollo de Intermón Oxfam, Isabel Kreisler.
Voluntad política
El informe destaca que una elevada renta per cápita no garantiza el disfrute de los servicios básicos por parte de sus ciudadanos. Además, tiene que existir la voluntad política y un esfuerzo económico de sus gobernantes. Algunos ejemplos destacados son los protagonizados por Sri Lanka, Malasia y el estado indio de Kerala, que han logrado, en una generación, avances en sanidad y educación que a los países desarrollados les costaron más de un siglo conseguir .
Los países ricos e instituciones como el Banco Mundial y el FMI son criticados por sabotear la capacidad de los gobiernos para suministrar los servicios esenciales al imponer a los países en vías de desarrollo recortes a sus gastos sociales e impulsar proyectos privados para la provisión de agua y salud. El informe reconoce que, si bien el sector privado y los actores sociales tienen un papel que jugar, estos carecen de la capacidad de ofrecer estos servicios en la escala necesaria como para cubrir las necesidades de todos los ciudadanos, incluidas las mujeres y niñas, las minorías y los más pobres.
«La privatización de servicios esenciales puede generar grandes desigualdades y elevados costes y, a menudo, los más pobres quedan excluidos porque no pueden pagarlos», ha indicado Kreisler.
El informe destaca también las desigualdades entre hombres y mujeres a la hora de acceder a los servicios básicos, a pesar de que el bienestar de mujeres y niñas es la piedra angular del desarrollo.
Fuga de cerebros
Algunos países desarrollados, como Reino Unido o Estados Unidos han emprendido políticas activas para reclutar trabajadores sociales de los países en vías de desarrollo y solucionar, así, su propia escasez de personal. De los 489 estudiantes de enfermería que se graduaron en la Escuela Médica de Ghana entre 1986 y 1995, el 61% han abandonado el país, la mayoría con dirección a Reino Unido y Estados Unidos.
Diversos estudios calculan que para ofrecer una atención sanitaria y una educación básica para todos, el mundo necesita 4.250.000 nuevos profesionales sanitarios y 1.900.000 profesores más. El informe incluye, además, una serie de recomendaciones que los países en vías de desarrollo, los donantes, las instituciones multilaterales y la sociedad civil debería seguir para poner remedio a este problema.
Fuente: EUROPA PRESS