La inaceptable agresión militar del régimen de Putin contra Ucrania ha vuelto a traer la guerra a Europa. Una guerra abierta que viene gestándose desde hace tiempo, producto del choque entre el nacionalismo imperial de Putin y el expansionismo de la OTAN, una estructura al servicio de las guerras y de los intereses de las potencias occidentales,
especialmente de EEUU.
Aunque esta guerra tiene muchos responsables, no tenemos dudas de que el primero es el régimen de Putin al que hay que exigirle el cese inmediato e incondicional de la agresión y la correspondiente retirada de las tropas de Ucrania. Como tampoco tenemos dudas de que esta guerra tiene una víctima principal: la población ucraniana que ve como su país y sus vidas se han convertido en el tablero de lo que se llama cínicamente “geopolítica”.
Consideramos ineludible la solidaridad con el pueblo ucraniano y las personas refugiadas: buena parte de la población se ha conmovido con su drama y creemos que es necesario extender esa solidaridad a todas las personas refugiadas del mundo, vengan de donde vengan, hablen la lengua que hablen, tengan la religión que tengan.
Igualmente, creemos necesaria la solidaridad con las miles de personas que en Rusia se están oponiendo a la guerra arriesgándose a ser reprimidas y encarceladas y condenamos la estigmatización y criminalización del pueblo ruso.
No podemos eludir tampoco nuestros deberes en casa. No debemos dejar que el miedo nos lleve a aceptar una remilitarización de nuestras sociedades, el aumento del gasto militar y la legitimación de la guerra como mecanismo de resolución de conflictos. Los gobiernos de la Unión Europea están aprovechando el shock producido por la guerra para fomentar el belicismo y reforzar las estructuras que nos han llevado a esta catástrofe.
La apuesta por la paz es una posición valiente que debemos defender colectivamente allí donde vivamos. Aquí y ahora, esto significa rechazar la decisión de la Unión Europea de enviar armas a Ucrania, y reivindicar decididamente la vía de la diplomacia y la negociación como la única solución deseable a esta guerra. La vuelta al primer plano de la amenaza nuclear nos recuerda amargamente que la lucha por la paz es también la lucha por la supervivencia de la humanidad.
Los efectos económicos de la guerra están golpeando ya a las clases populares tanto en Rusia como en la Unión Europea, profundizando las desigualdades estructurales de nuestras sociedades, que serán mayores cuanto más se alargue la confrontación bélica.
El cinismo del Gobierno español y de la Comisión Europea es intolerable. No podemos permitir que las consecuencias de la guerra a la que nos empujan recaigan sobre las mayorías sociales mientras los beneficios de las grandes empresas aumentan exponencialmente. No a sus guerras con nuestras vidas. No queremos pagar sus guerras.
Creemos que sobre estos principios es necesario organizar una respuesta desde abajo contra la guerra, las agresiones imperialistas, la militarización de las sociedades y por la solidaridad entre los pueblos. Hacemos un llamamiento a los movimientos sociales, sindicales, políticos, ecologistas, feministas, antimilitaristas, lgtbiq, anti-racistas, etc., para organizarnos y responder ante la situación actual. Extendemos este llamamiento a toda aquella persona que apueste por la paz y no quiera permanecer pasivo ante esta terrible situación.
Por eso, convocamos una asamblea abierta para proponer y organizar acciones contra la guerra y el militarismo.
Os invitamos a participar el sábado 19 de marzo a las 11:00 en el Ateneo La Maliciosa (Calle de las Peñuelas, 12, Madrid)
Organizaciones convocantes:
Ecologistas en Acción ATTAC Madrid CGT MCLEX Anticapitaslista
Fuente: Asamblea Popular contra la Guerra