El peruano Pedro Óscar Kok cumplió 56 años el 29 de junio, justo dos días antes de morir arrollado por un dumper (una especie de carretilla mecánica) en el túnel que pasa por debajo de las cuatro torres de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid.
Este operario, que era el encargado de las obras de limpieza de la zona, hacía al igual que sus compañeros jornadas de 11 horas en el tajo. Se había convertido en el líder de todos, ya que logró meter en la empresa a sus familiares y amigos.
El accidente se produjo a las nueve y media de la mañana del domingo, una hora y media después de haber empezado la jornada laboral. Según comentaron algunos compañeros y familiares, tenían que terminar de limpiar toda la zona porque el lunes (ayer) empezaban los trabajos de asfaltado.
Los familiares del fallecido reconocieron que hacen jornadas muy largas. Empiezan a las ocho de la mañana y terminan a las siete de la tarde. Además, en esta ocasión, los responsables de la empresa les pidieron que trabajaran el fin de semana para tener todo listo. «Como nos lo pagan como horas extra y estamos todos para ganar dinero, nunca decimos que no», explicó el yerno del fallecido, Javier David Álvarez.
Los sindicatos CC OO y UGT denunciaron ayer que la empresa adjudicataria de la construcción del túnel ha incumplido de forma reiterada el convenio de la construcción que prohíbe de manera expresa el trabajar durante los fines de semana. Sólo admite como excepción la urgencia para terminar las obras. Los responsables de Seguridad Laboral de ambos sindicatos coincidieron en que éste no era el caso.
«Ya hemos tenido más accidentes mortales en festivos. Ocurrió el pasado Jueves Santo y el día de la Almudena. Siempre ocurre lo mismo con obras en las que se exige un ritmo muy fuerte para inaugurar muy pronto», protestó Gerardo de Gracia, de CC OO.
Su homóloga de UGT, Marisa Rufino, denunció que los trabajadores carecían de la necesaria formación en seguridad laboral para estar en una obra de esa envergadura.
Mientras, el portavoz de Obras Públicas de IU, Daniel Álvarez, anunció ayer que presentará una iniciativa en el Ayuntamiento para que el equipo de gobierno ofrezca «detalles exhaustivos» sobre los motivos para que Kok trabajara en un día festivo.
Ayer todo eran escenas de dolor en la sala 21 del tanatorio de la M-30 donde era velado el cadáver de Kok. Acudieron muchos compatriotas para darle el último adiós. El cuerpo permanecerá en las cámaras de la empresa funeraria hasta que la familia logre los permisos para poder repatriar el cadáver a su natal Huacho, a dos horas de la capital peruana.
Kok llegó a España hace ocho años. Paradojas de la vida, residía en la calle de los Inmigrantes, en Mar de Cristal. Casado y con cuatro hijos, tenía ya cinco nietos. «Había conseguido que sus jefes lo regularizaran. Después, nos fue metiendo a todos en la empresa. Familiares y amigos», añadió su yerno. Uno de los primeros en conocer la muerte fue su hijo Pedro, que trabajaba con él en el túnel.
Fuente: F. JAVIER BARROSO / EL PAIS