Artículo publicado en Rojo y Negro nº 400, mayo 2025

Primer encuentro de comités intercentros de televisiones públicas

Yo siempre he sido muy antieuropeísta, no me gustaba la Europa del capital que estaban construyendo, pero ahora quizá esa Europa es la que nos pueda salvar de la barbarie. Del mismo modo, ahora estoy convencido de que, en lo que respecto a medios de comunicación públicos afecta, es momento de regular, de regular bien para evitar males futuros.

Los medios públicos de comunicación no están para ser una oferta más dentro del espectro audiovisual, para tener más canales entre los que poder elegir. Poder elegir implica poder optar a lo diferente, no a lo mismo con otro aspecto. Las cadenas públicas están para garantizar a la ciudadanía información libre y veraz, no dependiente ni de los poderes políticos ni de los económicos, están para vertebrar el territorio, están para dar participación a la ciudadanía, para crear un pensamiento complejo y crítico y esto se traduce no sólo en qué contenido informativo se da, sino en qué contenido genérico se da.
De la misma manera que terminadas cadenas acabadas en 3 abordan en sus magazines de modo desproporcionado lo que la actualidad genera —la seguridad ciudadana (inseguridad según ellos), la ocupación y cosas por el estilo— convirtiéndose en programas asustaviejxs para crear una conciencia temerosa y conservadora, las televisiones públicas han externalizado de modo mayoritario sus contenidos perdiendo el control editorial y convirtiéndose en réplicas de estos discursos.
Encontramos, pues, varios problemas que los medios púbicos de comunicación encaramos y que fueron debatidos en el primer encuentro de comités intercentros de televisiones públicas el pasado 14 y 15 de marzo en Galicia. Los debates giraron en torno a cuatro mesas, todas y cada una de las cuales abordaron los graves problemas que nos acucian y se debatió sobre el modo de combatirlos, al igual que la patronal se junta en foros en los que cocinan las mismas medidas que intentan aplicarnos a todos los medios.

1. La externalización
Todos los medios allí representados están sometidos a fuertes procesos de externalización (outsourcing como dice el capital) que no sólo supone riesgo en el empleo de las plantillas, supone no solo un mayor gasto presupuestario y sin control (recordemos que el art. 19 de la Ley de Contratación Pública excluye a los productos audiovisuales para medios, de la regulación armonizada), sino que supone también la pérdida del control del discurso y el dejarlo en manos de terceros que no están obligados a cumplir con los criterios de objetividad y neutralidad que nos exigen a nosotros.
Al externalizar, además, se pierde la trazabilidad del gasto: si un programa cuesta X €, no se puede conocer qué parte está asignada al pago de cada recurso, al contrario que ocurre cuando la producción es propia, que por lo general es más económica.
Una de las razones para externalizar que plantean las diferentes empresas públicas es la escasez de personal para poder realizar los productos que se contratan, pero esa escasez viene dada porque las distintas direcciones de recursos humanos jibarizan las plantillas y son las que generan esa imposibilidad (en el caso en que se reconozca que existe).
En el caso de la corporación CRTVE, y también me comentó un compañero de Telemadrid que hicieron las mismas cuentas, tradujimos el importe de un contrato al número de personas que haría falta en plantilla para llevarlo a cabo y adquiriendo el material para ello y resultaba sensiblemente más barato que la licitación. Obedece pues la externalización a otras razones.
Es cuando menos sorprendente que, si los programas de producción externa son más caros pero las condiciones de los compañeros de lo audiovisual son más precarias, no nos planteemos a dónde va esa diferencia. Los márgenes empresariales en el sector audiovisual son jugosos y se obtienen 3 en 1: no hay control editorial por parte del medio público, sino por parte de la productora amiga; se financian empresas audiovisuales que luego además llevan la parte de eventos de los partidos en campaña y/o pertenecen a personas relacionadas con los partidos de las que dependen esas radiotelevisiones y se ocultan partidas de cuánto se abona a según qué periodistas afines (que ya no son contratados por las corporaciones, sino por las productoras).
Es también complicada la identificación de productos en antena ya que se inventan nomenclaturas que no recogen las normas reguladoras. Existen, sólo para CRTVE, los siguientes tipos de producción: Ajena, Coproducción o mixta, Propia Interna y Propia externa, sin embargo en los créditos mostrados en antena aparece “CRTVE y productora X”, o “CRTVE en colaboración con productora Y”.

2. La manipulación informativa ¹
Otra de las cuestiones abordadas en nuestro caso fue la influencia política más que económica de los distintos partidos que gobiernan en las distintas administraciones que deciden quiénes son nuestros respectivos presidentes y/o consejeros. La falta de regulación que blinde a los profesionales de la información un entorno seguro para ejercer su labor con garantías de no represalias o la eliminación de criterios de compensación subjetivos que compensen la afinidad a los poderes que nos gobiernan hacen más complicado el preservar la independencia de lxs periodistxs. Los compañeros de Canal Sur (por ser más reciente su experiencia) y de Telemadrid nos dieron datos sobre el tema, pero no se libran por supuesto RTVGA, EITB, TV3, RTVE, IB3, RTPA… cada una bajo su propia influencia respectiva.
La regulación (y ahí entran en juego las normativas laborales) ha de garantizar a que las personas trabajadoras no puedan ser removidas de su puesto sin causas objetivas y, por tanto, les libre de tener que seguir el dictado del responsable de turno so pena de acabar en un stalag o en un gulag. Los complementos con los se que gratifica la docilidad no pueden no estar fiscalizados y argumentados con lo que quedaría en evidencia quién dice qué y cuánto cobra por ello, ya que es dinero público.
Regular, como dije al inicio, es la garantía de evitar discrecionalidades y también puede ser lo que nos proteja de la barbarie.
Los problemas de las televisiones públicas están interrelacionados ya que, por ejemplo, en lo que afecta a la manipulación informativa también tiene afectación la externalización ya que se pierde el control editorial. Aunque en el caso de informativos (que en casi todos los mandatos marcos o documentos análogos a cada medio se regula) han de ser 100% de producción propia, eso se soslaya con el modelo llamado infotainment, que no son informativos (y les da la coartada para externalizar), pero que llegado el caso de una convocatoria de huelga afirman que sí son informativos para imponer unos servicios mínimos abusivos.
En cualquier caso, lxs compañerxs de Canal Sur, que son los que más recientemente han comenzado a apreciar ese incremento de la manipulación, han marcado unos puntos reseñables que todos los medios siguen como hoja de ruta para intervenir en los informativos:
– Sobredosis de información institucional
– Agenda ideológica
– Informativos gubernamentales
– Desequilibrio informativo
– Falta de rigor
– Pérdida de pulso informativo
– Expulsión de los ciudadanos, de sus problemas y sus inquietudes de los espacios de noticias
– Presiones a los profesionales
– Infrautilización de las delegaciones y centralización del discurso informativo
– Degradación del servicio público

3. La estructura territorial
Una de las misiones encomendadas a las televisiones públicas, tanto a las autonómicas como a la estatal, es la de la vertebración territorial. La difusión de la lengua, la cultura, las idiosincrasias específicas han de estar en el alma de cada programación y de cada modo de organizarse.
Se ha constatado una jibarización de las estructuras territoriales dejando esta tarea, como explicaban en su caso los compañeros de TV3, a las televisiones locales que son incluso en las que se ha delegado la capacidad de generar contenidos, deportivos, festivos… o como en el caso de Canal Sur, y dadas las mejoras de las comunicaciones, se hace cada vez más contenido desde la metrópoli (Sevilla) y si hay que contar algo del Campo de Gibraltar se envían equipos paracaidistas que no tienen ese conocimiento del territorio para completar el relato de lo que han de transmitir, de las 5Ws del periodismo se pierde la más importante, el Why (Por qué).

4. Digitalización
En el debate se trató cómo las nuevas tecnologías están cambiando ya el presente de la comunicación y cómo lo harán las que vendrán (IA) ¿de un modo probablemente irreversible el modo de hacer periodismo y comunicarlo?
Las mochilas, el mojo (mobile journalism) han transformado los requerimientos para la difusión en tiempo real noticias, pero al tiempo han precarizado tanto las condiciones de los que generan esos contenidos como el modo de contarlos. El operador de turno tiene que encargarse de labores no sólo de captación de la información o artísticas sino técnicas y el periodista no sólo de la recopilación y redacción de la información sino de las cuestiones logísticas relativas al envío de la misma.
Esta multitarea genera riesgos psicosociales y estrés además de decrementar la atención a la información que se está produciendo con lo que difícilmente después puede ser transmitida con la precisión requerida por parte del informador si es el caso de que esté ejerciendo de hombre o mujer orquesta.
Eso son sólo los problemas actuales. El problema futuro será la generación de contenidos virtuales a través de la IA. Mañana no sabremos si el/la redactor/a que está contando algo existe o no existe realmente y si el contenido ha sido investigado por alguien o es simplemente la recopilación de lo que ya se ha publicado -con el riesgo que conlleva de desinformación ya que las fuentes no serán personas, sino (des)información que ya circula-. Una IA no va a poder entrevistar a ninguna persona, no va a poder ganarse la confianza de alguien para que le cuente lo que vio, sin embargo, si podrá extraer un relato de alguien que publicó algo inventado en la red social de turno.
Es importante, por tanto, y tiene influencia en todas las mesas de debate que los gestores de las empresas de comunicación en las que nos encontramos dirijan estas con la responsabilidad que da el mandato otorgado, el de ser precisamente eso, una empresa pública de comunicación y no con criterios empresariales economicistas. Tienen que saber que cada euro que puedan ahorrar puede ir (no siempre) en detrimento de la calidad del producto, tanto formal como de su contenido.
Desde todas las fuerzas sindicales allí representadas -no sólo estaba CGT, también estaban CIG, CUT, LAB, CCOO, UGT… y muchos otros (que me perdonen a los que olvido)- se hace un llamamiento a la unidad para la lucha en contra de las involuciones, tanto en derechos de lxs trabajadorxs como de la ciudadanía.
Quiero destacar por último el relato de IB3 que me llamó especialmente la atención y que para mí fueron un ejemplo de unidad y éxito en la lucha. IB3, la televisión pública de las Illes Balears, comenzó privatizada y litigaron por ello. En el juzgado no les dieron la razón porque la empresa sostenía que ellos no hacían todo lo que se argumentaba y, con la sentencia en la mano, cumplieron a rajatabla lo que decía la misma sobre sus funciones y consiguieron disparar la audiencia, sin disparar el gasto. Perdiendo la batalla ganaron la guerra: la emisión era insostenible y, en menos de un año, todos internalizados. De nuevo se hace un llamamiento a la insumisión frente a las injusticias y a la unidad obrera por la lucha de los derechos que, como veis, no siempre es estéril.

Jorge Manera
Artes Gráficas de Madrid (CRTVE)

¹ (lxs compañerxs de RTPA no se sienten afectados por este punto).



Fuente: Rojo y Negro