Artículo publicado en Rojo y Negro nº 394, noviembre 2024

CGT convoca huelga en el CRTVE para el 25 de octubre

La corrupción en la Corporación de Radio y Televisión Española (CRTVE), la tele pública, no es una cosa de ahora, sino más bien algo que viene de lejos, desde los inicios, y nadie ha tenido la voluntad de atajarla.

Toda la ciudadanía tenemos por lo menos tres perfiles para con los medios públicos de comunicación:
– El derecho a recibir información contrastada y objetiva. Los medios públicos de comunicación no se deben a los intereses del Capital ni están participados por bancos o fondos de inversión ni su financiación está condicionada por la publicidad para su supervivencia. Es por eso por lo que son un escudo que tiene (o debiera tener) la ciudadanía para la adquisición de información que sólo tenga por interés el del servicio público.
– El derecho a la eficacia. CRTVE se sostiene con los aproximadamente 1.200 millones de presupuesto que le aportan principalmente las arcas públicas. Es por tanto un deber para con la ciudadanía y el/la contribuyente el gestionar ese capital con austeridad y eficacia (como decían con los detergentes “para que cunda más”) y eso pasa por aplicar múltiples medidas de optimización de procesos, ajuste de los criterios de contratación pública, etc. pero, a veces, lo más económico no es lo más barato ya que puede generar gastos adicionales en otras áreas o, por ejemplo, el material tiene menos durabilidad (es curioso el caso de que durante mucho tiempo ha estada vetada la compra de determinado material, pero no su alquiler, dando como resultado el que se ha pagado varias veces el valor del equipo alquilado respecto a si se hubiese adquirido, pan para hoy y hambre para mañana, pero, curiosamente, no ha habido responsabilidades). Tampoco se revisan procesos del cómo se han hecho las cosas para ver en qué se puede mejorar… en el ente existe el dicho de “¿cómo lo hacemos? ¿bien o como siempre?”.
– El derecho al empleo. No sólo afecta a la plantilla (no hablo sólo de salario, condiciones de trabajo, carrera profesional, descansos, etc.), en lo que afecta a la población es en el acceso al empleo público. Se supone que todas las personas debieran tener esa opción y, para poder ejercerla, debieran darse factores de publicidad, igualdad, mérito y capacidad.
Estos tres perfiles interactúan unos con otros. Por ejemplo, si el acceso al empleo no fuera en condiciones igualitarias sino discrecionales (contratación de amiguetes que pueden tener determinado sesgo) afectaría a la objetividad del medio o si no se contratara a lxs mejorxs repercutiría en la gestión y por tanto en la eficacia.

La corrupción en CRTVE no es un hecho puntual, es una cuestión estructural
A mediados del siglo pasado (cuando se abrió el medio), cuentan los viejos del lugar que decían los responsables eso de “oye chaval, ¿en tu pueblo no habrá alguien que quiera venir a trabajar aquí?” y el obrero de turno decía “yo tengo un primo, pero es que no sabe nada de tele” y la respuesta era “ya, no te preocupes, nosotros le enseñamos”. A medida que el pleno empleo fue desapareciendo, la contratación ya no fue tan indiscriminada, ya no se contrataba a alguien de tu pueblo o a un primo, a medida que el trabajo escaseaba algunas personas empleadas de “la casa” proactivamente pedían que se contratara a “su chaval” o “chavala” y es ahí donde comenzaron los sindicatos y partidos a hacer caja.
En los 80 del pelotazo socialista, la directora de informativos (a petición de Ramón Colom, el posible futuro presidente) era habitual de la bodeguilla y, en este entorno, las contrataciones (como hasta ahora) eran discrecionales y era habitual encontrar clanes en la corporación: padre hijo y espíritu santo (no existe ninguna incompatibilidad con que familiares de trabajadorxs puedan tener empleo en la empresa siempre que hayan aprobado una oposición y esta haya sido en buena lid con el resto de aspirantes).
Las contrataciones masivas venían determinadas por las necesidades de la empresa. Así, hubo una generación de “naranjitos” (al calor de la celebración de los mundiales del 82), hubo una generación de olímpicos (fruto de Barcelona 92)… y como había mucha eventualidad, contratación irregular, se firmaron Reales Decretos que convertían todas esas plazas en fijas. Hubo oposiciones en el año 2000 y hubo también en 2007, las últimas de calado, y en esos procesos también hubo sus irregularidades. Recientemente hemos descubierto que les “robaron la plaza” a varias personas que debieran ser personal fijo de la plantilla y que ahora se dedican a otras actividades.
Desde 2007 hasta la actualidad se ha estado contratando personal del denominado “banco de datos” que está conformado por personas que han hecho prácticas en la empresa, por extrabajadores y por quien la comisión de empleo decida incluir discrecionalmente (porque en el citado banco no exista ese determinado perfil, pero sin publicar qué perfiles son requeridos o qué hace especiales a las personas que se incluyen). La inclusión de extrabajadores tiene también su aquel pues puede ser que se contrate a alguien de fuera del banco de datos (lo cual es ilegal), pero el hecho mismo de la contratación ya lo vuelve legal porque, al formar parte de la plantilla, cuando su contrato finalice ya tiene derecho a pertenecer a ese listado.
Hay unas 10.000 personas en ese banco y cada una tiene un código del tipo de ocupación para la que pueden ser contratados. Esto es, si estás como periodista, en teoría, no podrías ser contratado como administrativo (pero pasa); si se requiere un realizador, se contrata de aquellas personas que tienen ese código, pero, oh sorpresa, si hay p. ej. 30 personas “contratables” el/la agraciado/a suele ser alguien de pedigrí (con relaciones familiares en la empresa). Así pasa que un compañero, que es profesor del Instituto de Formación de RTVE (IORTV), cuando ve los listados de alumnos en septiembre ya sabe quién trabajará o no en la empresa.
Una de las patas de la corrupción está en la gestión de recursos humanos en la empresa que te afecta directamente a ti, que estás leyendo estas páginas, en tus tres perfiles de ciudadano: como informado, como contribuyente y como trabajador. La otra pata de la corrupción es en lo que afecta a la gestión de la empresa y a la adquisición y fabricación (o mejor dicho no fabricación) de los contenidos audiovisuales.
Boston Consulting (en la que luego trabajaría el hijo de Aznar) fue contratada para optimizar económicamente la gestión de la empresa y, con un gran desconocimiento de cómo funciona el mercado audiovisual, decidió que lo mejor era dividir la empresa en “CECOs”, unidades económicas independientes, y propuso que, si cada unidad mejoraba su eficacia en sí misma, el resultado sería la mejora del conjunto global de la empresa. Esto suena muy bien, pero resulta que es un despropósito porque eso hace que las unidades sean independientes y para que una unidad se ahorre 2 otra unidad tenga que aumentar su gasto 7. Además, a cada trabajador se le imputa su coste total a la empresa (o sea, la parte del suelo que pisa, el papel higiénico que gasta, la parte proporcional del sueldo del que le hace la nómina, la electricidad que gasta su cámara, etc.) y eso hace que en el “lomo” de cada empleado/a recaiga un coste que, comparado con el de un freelance por ejemplo, sea muy superior. Un ejemplo concreto es cuando el CECO de un determinado programa (del corazón, pongamos por caso) pide un recurso al CECO de imagen y el CECO de imagen le dice “mi recurso te va a costar 100 €” (pero es dinero del Monopoly, no se paga realmente), entonces el CECO del programa del corazón dice “es que contratar a un freelance me cuesta 50 €”, así que contratan a un freelance y, aparentemente, el CECO del programa ha sido muy eficaz, pero ha hecho que el CECO de imagen no impute un gasto de 100 € que en cualquier caso se consume, porque al operador de cámara se le paga su sueldo de todos modos (y consume papel higiénico). Otro ejemplo es el coste de parrilla y cómo están torpedeando la producción propia: si hago un programa de producción propia, al precio de hacerlo se le imputan el precio que tiene ese tiempo de emisión (como si fuera el antiguo coste de la publicidad), sin embargo, si compro un programa de producción externa, sólo se imputa lo que cuesta adquirirlo con lo que siempre resultará más barato.
Igual es complejo el seguimiento de todas estas cuestiones para un trabajador que lee el RyN por lo que daré otro ejemplo, y lo daré en tortillas. La definición de producción propia no es en función de quién haga el programa sino de quién es el tenedor de los derechos, o sea, si yo hago una tortilla pero tú me la compras y ahora es tuya, viene un tercero la prueba y dice “mmm que buena, ¿quién ha hecho la tortilla?” y tú, como es tuya dices “esta tortilla la he hecho yo” (cuando en realidad sólo la has comprado). La producción propia se define en función no de quién la hace sino de quién es el dueño los derechos, un despropósito al que presidencia tras presidencia ningún partido ha querido poner coto porque ambas partes eran las beneficiarias, puede ser que cambien los presidentes, los directores de informativos… pero toda la estructura de directivos permanece inmutable al margen de quién esté en Moncloa.
La corrupción es endémica y ha llegado la hora de ponerle fin desde la sociedad civil o desde los juzgados. Pese a lo reacia que es la corporación a realizar algún cambio a mejor, de Europa llegan leyes que les obligarán a meter luz y taquígrafos y desde todos los frentes lucharemos por transformar este medio confiando en que todos los medios públicos estén realmente al servicio de la ciudadanía.

Las recientes oposiciones
Respecto a todo lo que ha ocurrido en la actual convocatoria de oferta pública de empleo es historia, como se ha intentado explicar, pero también presente. Primero se establecieron unas reglas que incumplían la Constitución y el art. 55 del TREBEP porque exigían un año de experiencia (para eliminar a todos los competidores con conocimientos frescos de la academia) y valoraban esa experiencia de maneras muy diferentes, en CRTVE cinco veces más que la experiencia adquirida fuera. Privatizaron la gestión del proceso a una empresa con bastantes carencias que finalmente acabó permitiendo la filtración de datos personales de los aspirantes, no garantizaba la objetividad de la nota otorgada en las pruebas prácticas que se realicen (la anonimidad está en compromiso si te tienen que hacer una prueba en la que ven quién es cada aspirante), se filtraron las preguntas de alguna ocupación tipo y existen sospechas fundadas de otras… un poema que ilustra todo lo expuesto anteriormente sobre la corrupción endémica en CRTVE y justifica la convocatoria de huelga que han promovido los opositores con el apoyo de la sección sindical de CGT.

… y respecto al Real Decreto Ley del 22 de octubre.
A la sección de CGT-RTVE le apena que el procedimiento para acceder al máximo órgano de decisión de la corporación no sea por mérito y capacidad (como ocurre para el resto de la plantilla) y el concurso de méritos para esos cargos haya desaparecido probablemente para siempre. Las formas no han sido las más democráticas y es previsible que cuando llegue otra administración haga lo mismo, pero para ubicar a los suyos.
En la línea de desprofesionalización del saliente consejo de administración hay que decir que, de los nueve, tres eran trabajadores en plantilla y sumando a extrabajadores nos vamos a más de la mitad. En el actual consejo, de los 11 elegidos, cero son de plantilla y sólo una extrabajadora. Poco queda que decir de hacia dónde vamos, a una empresa más politizada y con más intervención sindical en la dirección confundiendo empresa y sindicatos que era lo que ocurría cuando sólo había un sindicato y este era vertical.

Jorge Manera
Delegado de CGT en RTVE


Fuente: Rojo y Negro