Artículo publicado en Rojo y Negro nº 389 mayo.
El 17 de mayo se “celebra” el Día Internacional contra la Homofobia y, a pesar de celebrarse desde 2005, solo en 2015 incorporó la bifobia a su nombre y aun así sigue excluyendo a la asexualidad como orientación sexual con cuya discriminación acabar.
La transfobia no fue incluida hasta 2009 y, por entonces, la definición de identidad de género era una mezcolanza con la expresión de género (Yogyakarta 2006) y sin ningún viso de incluir identidades no binarias. Aunque este desbarajuste, propio de cuando se hace algo sin contar con les involucrades, se clarificaría distinguiendo identidad de género, expresión de género y características sexuales en Yogyakarta 2017… las nuevas definiciones siguieron dejando al margen las identidades de género no binarias.
La excusa para elegir un día concreto de celebración fue la supuesta despatologización de la homosexualidad por la OMS el 17 de mayo de 1990, un paso de cara a la galería dado con 10 años de retraso frente al análogo en DSM —Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders— (APA 1980). En ambos casos, el anverso de la desclasificación de la homosexualidad como trastorno mental tuvo el reverso de incluir un nuevo diagnóstico psiquiátrico llamado “homosexualidad egodistónica” que, en el fondo, seguía dando manga ancha para aplicar pseudoterapias “de conversión” —técnicamente tortura— a la escoria con bata que aún vivía de eso.
El caso de la OMS es más obsceno si cabe, pues la homosexualidad egodistónica ya se había eliminado del DSM en 1987, tres años antes del celebrado 17 de mayo de 1990. La OMS no aprobaría la eliminación de esta puerta trasera hasta 2019, cuando la propia ONU ya había hipócritamente auspiciado quince ediciones de esta celebración del día en que “casi despatologizan” la homosexualidad, y no entraría en vigor hasta 2022, antes de ayer.
Aquel 1980, cuando la APA quitó del DSM la homosexualidad para meter la egodistónica, también aprovecharon la ocasión para patologizar lo que entonces llamaban “transexualismo” como trastorno mental y, en su reforma de 1987, solo ahondó más en la patologización del “trastorno de identidad de género”. Ser trans seguiría clasificado como trastorno mental hasta la reforma del DSM en 2013, tras la cual ya solo se hablaría de “disforia de género” quitándose la patologización solo del título.
La OMS, hasta su reforma de 2019 que no entraría en vigor hasta 2022, también venía clasificando “transexualismo” y “trastorno de identidad de género” como enfermedades mentales, mientras la ONU dedicaba algunas ediciones de su 17 de mayo a la transfobia con la misma hipocresía que hacía con la homofobia. Actualmente hablan de “incongruencia de género” y no la categorizan como enfermedad, pero son los mismos pasos de cara a la galería seguidos por la APA en 2013.
Respecto a la definición binarista del género del DSM y la OMS no podemos hacer más que constatarla a día de hoy. Con respecto a la asexualidad también se lanzaron mensajes de júbilo en la reforma del DSM de 2013, pues los supuestos trastornos en los que estaban incluidas manifestaciones de ella pasaron a tener una nota al pie diciendo que eran excluyentes con la asexualidad. Bien, ¿no? Pues la trampa estaba en que, para considerar la asexualidad, le paciente tenía que llegar ya identificade como asexual a consulta, sin atisbo de duda, cosa poco frecuente dada la invisibilización deliberada de esta orientación. Nuevamente una maniobra para no cortar la manga ancha con los matasanos que viven de las pseudoterapias de conversión.
Viendo ya de qué va el motivo y auspicios de esta celebración, podríamos preguntarnos si convendría reapropiárnosla: como con el término “queer” o con el toma y daca del Día del Orgullo con quienes quieren apropiárselo como una fiesta sin reivindicación. Aquí, en Burgos, el 28J será víspera de San Pedro y seguirá siendo reivindicativo, pero en otros lugares ha sido necesario recuperar su espíritu ante la desvergonzada invasión comercial.
Para este 17 de mayo de 2024 se ha escogido un lema que traduzco como “No se dejará a nadie atrás: Igualdad, Libertad y Justicia para Todes” —lo de “todes” lo traduzco así a pesar de que en inglés no lleva marca de género: “No one left behind: equality, freedom and justice for all”—, pero no puede haber nada más hipócrita que lanzar este lema quienes siguen dejando atrás al sector de las personas discriminadas por una orientación sexual o una identidad de género que, en su momento, resultaba la menos tragable para el Sistema.
¿Qué hacemos entonces con el 17 de mayo? ¿Lo transformamos como “Día contra la Patologización de las Disidencias Sexuales y de Género” y gritamos contra quienes se creen que en su bata blanca llevan impunidad? Elles son les primeres homófobes, tránsfobes, etc., elles han cometido mucha tortura avalada como tratamiento para la salud y se han ganado toda reacción a pulso.
Une militante de Burgos
Fuente: Rojo y Negro