Artículo publicado en Rojo y Negro nº 383 de noviembre

Mi nombre es Sara Forja, tengo 30 años y trabajo como librera en La Central del Museo Reina Sofía. Estudié filosofía en la Universidad de Salamanca y posteriormente realicé un máster en estudios culturales en la Universidad Autónoma de Madrid (ciudad en la que llevo viviendo desde hace 7 años). De algún modo, mis intereses personales y mi trayectoria formativa posibilitaron que tuviera el trabajo que tengo desde hace cinco años (de manera discontinua). Por mi profesión suelo dedicar bastante tiempo a la lectura, aunque intento compaginarlo con otros hobbies tales como el collage, la pintura o la producción de música digital.

Me afilié a CGT porque intenté, junto con otros compañeros del trabajo, que el personal de la librería se sindicase por esta organización. A pesar de que este objetivo no salió adelante, decidí seguir sindicada porque notaba que tenía muchas lagunas en lo que respecta a derechos laborales y consideré oportuno mantenerme (me gustaría como propósito, a medio o largo plazo, poder contribuir y ver en qué modo puedo colaborar con el sindicato, pero actualmente, por estudios y trabajo, no me es posible). La verdad es que es una de las mejores decisiones que pude tomar en 2023 porque siempre me han ayudado cuando he tenido alguna duda y no me he sentido sola en ningún momento. Honestamente creo que todxs deberíamos sindicarnos —con independencia de la edad que tengamos o del sector en el que formemos parte—, muchxs de nosotrxs no sabemos realmente qué es la plusvalía o en qué modo se recortan nuestros derechos laborales y con qué herramientas contamos para defenderlos. Hay algo cierto en la lucha sindical y es que realmente estos derechos son conquistas históricas y ser conscientes de su historicidad a través de su mantenimiento es uno de los muchos actos de consciencia política que podemos ejercer.
Conocía CGT desde hace unos años y en un principio dudaba entre afiliarme a CNT o CGT (pues tenía claro que quería afiliarme a un colectivo de carácter y origen anarquista) y al final, por el recibimiento y las condiciones, acabé sindicándome en esta última entidad. He de decir que quizá algo que le puede faltar al sindicato es más promoción por redes sociales tales como Twitter (actualmente X), Instagram o TikTok, mucha población joven hace uso de estas redes sociales y creo que serían buenas vías para conseguir que gran parte de lxs trabajadorxs jóvenes tengan conocimiento de este sindicato. En mi caso sigo muy de cerca la actividad sindical a través de “X” y creo que, para lanzar mensajes o noticias de última actualidad en poco tiempo y de manera llamativa con el alcance que tiene el uso de este tipo de plataformas, facilitaría la promoción del sindicato a través de la red. También pienso que, como librera, es genial que desde el propio sindicato se publiquen libros conjuntos con Catarata (colección Investigación y Debate) y estaría muy bien que se editara un libro con la historia del sindicato (mucha gente todavía sigue confundiendo el carácter que pueden tener otros sindicatos anarquistas con la CGT). Hay varias editoriales comprometidas con el activismo político tales como Verso (títulos famosos de la editorial son La larga revolución de Raymond Williams o Amor Rojo de Aleksandra Kollontai), Pepitas de Calabaza (tienen una colección de autores anarquistas muy interesante, títulos que me vienen a la cabeza son los Escritos libertarios de Georges Brassens o La abolición del trabajo de Bob Black) o incluso Akal.
Actualmente no participo en ningún espacio político. Estuve hace dos años colaborando con Orgullo Vallekano, cuya militancia está basada en la protección de los derechos de las personas LGTBI+ y la acción directa en el barrio. Siempre que puedo intento estar al día de las actividades que realiza La Villana de Vallekas (espacio donde se alojó Orgullo Vallekano durante años) y es un centro social afincado en el barrio madrileño de Vallekas que realiza actividades culturales a disposición del barrio. En un futuro me gustaría volver a participar en algún colectivo o centro social, pero en estos momentos no me es posible.

Sara Forja
Sindicato de Artes Gráficas de Madrid


Fuente: Rojo y Negro