Entrevista publicada en Rojo y Negro nº 377, abril 2023
Con el cómic “Que mi nombre no se olvide” (dibujos de Manolito Rastamán y biografías de Cecilio Gordillo), se pretende difundir las vidas y valores de personas que llevaron, hasta sus últimas consecuencias, un mundo nuevo en sus corazones. Defendieron “la Idea” con generosidad, altruismo y valentía, desde el compromiso con su clase social, y con las esperanzas puestas en un mundo mejor
¿Cómo nace este libro?
Este libro nace a raíz de pensar en la injusticia, por el olvido, que desde las instituciones y hasta me atrevería a decir desde nuestro mismo ámbito, hacia las personas que fueron represaliadas en cualquiera de sus formas durante la dictadura franquista.
Siempre me ha llamado mucho la atención que, desde los medios de comunicación, cada vez que se destapa alguna fosa, sólo mencionan a los que eran socialistas, pero si no lo eran, simplemente dicen que eran republicanos. Esto me hace pensar mucho, pues en aquellos tiempos, el movimiento libertario estaba compuesto por más de un millón y medio de afiliación… es extraño que nunca se encuentre ningún resto en las fosas de personas anarquistas.
¿De dónde surge la necesidad de este trabajo?
Bueno, pues esto surge por, al menos desde mi punto de vista, la necesidad de aportar algo que pueda servir para reparar, aunque sea mínimamente, la memoria de todas esas personas libertarias que lo dieron todo por la idea y nunca se les ha reconocido nada.
Este libro habla de algunas de esas personas anónimas, gente militante como nosotras que no dudaron nunca en absoluto en llegar hasta el final, fuera como fuera ese final.
¿Qué ha supuesto para los dos el adaptarse al formato del otro?
La verdad es que Cecilio me ha aportado, aparte de poder compartir con él su sabiduría, pues mucho ahorro de trabajo y datos que no están escritos pero que él conoce, enriqueciéndose con todo ello el contenido del libro.
¿Qué limitaciones y, por el contrario, en qué creéis que gana el mensaje de Que mi nombre no se olvide con esta colaboración?
La única limitación ha sido la distancia, Cecilio vive en Sevilla y yo en Barcelona, así que si tenemos que decir que ha existido algún tipo de limitación ha sido esa, pero totalmente superable. Por el contrario, como ya he dicho, lo más positivo ha sido poder colaborar con una de las personas que más sabe sobre memoria histórica dentro de nuestra organización, pues para mí ha sido una experiencia muy enriquecedora y pienso que ello se transmite en el resultado final del libro.
¿Cómo se ha organizado el texto? ¿Cuántas biografías recoge?
En un principio, no pensé en nada en concreto sobre los textos, empecé a buscar microbiografías de personas libertarias en la web de “Todos los nombres”, pero rápidamente me di cuenta que no se trataba de eso simplemente, sino que en el franquismo se creó una especie de catálogo de represión, cárcel, fusilamientos, exilio, campos de concentración, campos de trabajo… y ahí es donde entra Cecilio, pues en la web hay recogidas varios centenares de microbiografías y me resultaba muy complicado encontrar en un tiempo prudencial esas vidas que me sirvieran para cubrir todo el catálogo represivo. Cecilio empezó a facilitarme diversas micros que eran exactamente lo que buscaba, aparte de añadir información de las mismas.
Finalmente, el libro consta de diez historias, nueve son microbiografías y una es de cómo funciona y qué pretende “Todos los nombres”, sé que puede resultar escaso, pero son historias muy intensas que para mí rellenan el cupo de esta entrega.
J. Mª Oterino
Fuente: Rojo y Negro