En el colegio Daidín de Benahavís es imposible hacer una evacuación segura por su sobreexplotación. Esto es lo que viene a decir el informe técnico de la empresa Procarión, contratada por la Consejería de Desarrollo Educativo. El nivel de sobrecarga de alumnado que lleva años soportando el colegio Daidín hace imposible la realización de una evacuación segura.
El colegio, diseñado para unos 150 alumnos y consolidado en los años 90, tiene en la actualidad unos 600: 400 en el edificio principal y 200 en aulas prefabricadas que invaden lo que era un patio ajustado a 150 niños y en el que tuvieron que construir una ampliación para añadir más aulas.
El patio solo lo pueden disfrutar los niños de Infantil. Al resto, los maestros han de sacarlos fuera de las instalaciones del centro, cruzando una calle con bastante tráfico. A los de Primaria los llevan a un parque y a los de Secundaria a unas pistas deportivas a las que se accede cruzando un puente con una altura elevada y cuya única medida de protección es una barandilla.
Tampoco tienen ni gimnasio ni espacio en el patio para hacer actividades deportivas, por lo que todos tienen que realizar ese recorrido para sus clases de Educación Física. Estas salidas diarias del centro suponen un continuo estrés y una sobrecarga de atención para todo el profesorado.
A esta situación se añade la que produce trabajar en un centro masificado en el que algunas aulas han sido divididas. Es decir, grupos completos han de caber en la mitad del espacio que les correspondería. Además, los baños diseñados para 150 personas son usados por 400; no hay aulas de Música ni de Informática; no hay Biblioteca ni sala para el profesorado y el aula para la única profesora de ATAL (Aula Temporal de Adaptación Lingüística) de un centro con un 70% de alumnado no hispanoablante es el fondo de un pasillo.
Esta gran concentración de niños en espacios tan reducidos eleva los niveles de estrés y genera problemas de convivencia entre ellos. Esto supone un gran incremento en los riesgos laborales psicosociales del profesorado y del equipo directivo que de forma tan continuada en el tiempo resultan insostenibles.
El equipo lleva años alertando de esta situación a la Delegación de Educación de Málaga y cada curso que pasa la situación se agrava.
El Daidín es el único colegio público de Benahavís, una localidad en crecimiento gracias a grandes urbanizaciones de lujo y campos de golf y con un ayuntamiento con grandes recursos económicos. El colegio tiene alumnado desde Infantil, hasta el primer ciclo de la ESO.
El 19 de octubre de 2019, se firmó un acuerdo entre el ayuntamiento y la consejería para la construcción de un colegio y un instituto en terrenos que se debían destinar a equipamiento. En dicho acuerdo, el ayuntamiento estaba dispuesto a la construcción del colegio para lograr la creación del primer instituto en Benahavís. El convenio para la construcción de ambos estaba listo en la delegación de Málaga en 2020, tras haber pasado todos los trámites oportunos. Sin embargo, actualmente ese convenio parece paralizado y en su lugar, el ayuntamiento anuncia en su web un acuerdo de 5 de septiembre de 2022 para ofrecer un nuevo terreno para la construcción de un colegio. Terreno, que según nos informan en delegación, ha sido rechazado por no cumplir con los requisitos mínimos necesarios.
El AMPA ha movilizado a la población de Benahavís para exigir el cumplimiento de la promesa de un nuevo colegio y un nuevo instituto para que los niños y adolescentes del pueblo puedan ejercer su derecho a la educación en condiciones seguras y dignas.
¿Cuántos años más van a tener que soportar estas condiciones el alumnado y el profesorado del colegio Daidín? ¿Cuántos días, meses y años más van a tener que permanecer en un centro educativo que es imposible evacuar de forma segura por su sobreexplotación? ¿No podrían encontrarse soluciones provisionales que permitan garantizar la seguridad hasta la construcción del nuevo colegio, como la creación de una Sección del Daidín con aulas prefabricadas en otro terreno?
CGT, marcando el camino desde los inicios
Fuente: FASE-CGT