Artículo de opinión de Rafael Fenoy
No es una canción infantil como aquella de “me pongo de pie, me vuelvo a sentar”, pero en horas más que preocupantes para millones de familias con falta de recursos para sobrevivir, se antoja muy infantil lo sucedido, si no fuese por la carga de mala uva con que se analiza el asunto. Un video que se hizo viral de menos de un minuto recoge el momento en el que llega la comitiva con la espada de Bolivar, todos, menos Felipe VI, se levantan y queda únicamente el rey de España sentado. Se desata una “tormenta mediática”. Reacciones innumerables en redes sociales, comunicados, declaraciones… Se afea en este vídeo, donde aparece la real persona sentada al paso de la mencionada espada, lo que se califica de muestra de desprecio del rey a un símbolo del pueblo colombiano. Este fragmento del evento suscitó críticas declaraciones de Podemos y otros grupos políticos contra el monarca. Aquellas personas que sientan curiosidad pueden atenderla con un simple viaje por internet y encontrarán diversidad de calificativos, opiniones: Que, si Felipe es un impresentable. Calificado de vergonzoso comportamiento del monarca… Además de esta críticas se añaden algunas referencias, como las de un diputado de Esquerra Republicana de Cataluña (Catalunya): “Un hombre que ha renunciado a ser persona por ser un digno sucesor de una monarquía golpista, corrupta y profascista”.
Al día siguiente, 10 de agosto, en otra foto difundida por EFE y publicada por periódicos como la “Vanguardia” o el “Español”, puede observarse que Felipe VI se encuentra de pie, al paso de la comitiva de militares de época portando la espada de Simón Bolívar, al igual que todas las personas que se encuentran en la tribuna de invitados al acto de toma de posesión de Gustavo Petro, como nuevo presidente de Colombia. A partir de ahí interpretaciones para todos los gustos y se mantiene el coctel de reproches, sostenido sin duda en un trasfondo histórico, político y sobre todo ideológico, que se desata al parecer, “se dice al parecer”, sin saber realmente que es lo que ocurrió. Más aún cuando el hecho de que Felipe se quedara sentado o estuviera de pie, es lo de menos, ya que lo importante para es darle caña al monarca. También están partidos políticos quienes reivindican el “pundonor” de Felipe al quedarse sentado, ya que según estos muestra respeto a los héroes “realistas” españoles, al menospreciar la espada de Bolívar que simboliza las derrotas sufridas en batallas de hace ahora 200 años. Se llega incluso a calificar a Felipe de “general mal perdedor”. Por otro lado, de confirmarse lo publicado por los periódicos antes citados, el representante socialista del Gobierno de España, Sr Felix Bolaños, también acabaría pecando de imprudente y demostraría su notable falta de información al reprocharle a Podemos, socio de gobierno, que el “incidente del gesto de Felipe VI ante la espada de Bolívar es <Intrascendente>” y que, como si de eso se tratara: “lo importante es que se abre una nueva etapa de relaciones con Colombia”. La Casa Real no ha dicho ni ¡mu!
Muchísimas personas están convencidas que la monarquía debe quedar en las vitrinas de los museos, como testimonio de una larga historia de barbarie, despotismo y dominación del conjunto de la humanidad por unas pocas familias de sangre “azul”. Millones de personas sienten que Felipe o Leticia son de su misma naturaleza, iguales a ellas. Están convencidas de que sus hijas son iguales a las infantas, y que en ese orden de cosas están en total desacuerdo con tanto privilegio, tanto distingo, tanto boato, tanta pompa, tantos dineros para sustentar a esa familia “real”. ¡Si!, tan real como la suya. Estas personas están disconformes con tantas discriminaciones positivas hacia esa familia, que conlleva tanto desprecio a las familias españolas en su conjunto. Estas personas profundamente anti-monárquicas, aunque no se manifiesten como tales, no atinan a entender como políticos, que deben estar bien informados, no tienen la mínima paciencia de contrastar los hechos sobre los que se pronuncian, por un lado, y por otro, cometan el error de criticar a la monarquía a partir de un hecho poco contrastado. Y todo ello porque flaco favor se le hace a la tendencia antimonárquica.
A estas alturas del film hay quien se pregunta: ¿En qué quedamos se levantó el monarca o no se levantó? Más de una persona estará preguntándose también por la espada de Bolivar , – ¿de quién? ¡Bolívar! Y si se le pregunta al respetable aparecen las caras de -¡no se le conoce, ni se le espera! Un buen test sobre las preocupaciones de quienes a la política se dedican en torno a los graves problemas que aquejan a esta España agostina del año 22. Por cierto, se van celebrando en estos últimos años el 200 aniversario de la independencia de los territorios americanos de la corona española. Numerosas celebraciones que exaltan el orgullo patrio en cada nación independizada, sin que la inmensa mayoría de cada pueblo, ni ahora ni antes, tengan conocimiento de lo acontecido. Ya que, lejos de hacerlo libre e independiente, supuso un cambio de amos, y en la mayoría de las ocasiones ni eso siquiera, pues la aristocracia criolla que desde siglos ejercía el poder, a partir de ese momento lo asumió sin la injerencia de la corona española. Que triste reconocer que muchas personas dieron su sangre y padecieron multitud de sufrimientos, simple y llanamente para eso y sólo para eso. En resumen, la polémica podría haberse evitado por innecesaria, muy probablemente contraproducente para la causa anti-monárquica, distractora de la verdad del colonialismo de la corona española y aristocracia nobiliaria o burguesa asociada a ella. La verdadera historia pone al descubierto que durante siglos la corona y las élites del poder explotaron a los pueblos de las Españas, tanto de allí como de aquí. La corriente indigenista americana olvida que el pueblo indígena de la península ibérica, compuestos por gallegos, extremeños, andaluces, manchegos, catalanes, … sin duda fue el más explotado de todos.
Fuente: Rafael Fenoy Rico