La Confederación General del Trabajo tiene previsto hacer una presentación del  sindicato en la comarca de las Cinco Villas, en el municipio de Ejea, el  día 29 de abril, en el centro cívico de dicha ciudad a las 7 de la tarde.

Somos la CGT, una organización de muchos años pero con un nombre todavía   algo   reciente.   Pleitos   de   familia   y   decisiones   judiciales   nos  privaron un día, allá por abril de 1989, de nuestras originales siglas, las de la CNT, aunque las sigamos llevando en el corazón y sigamos tratando de merecerlas con nuestra actuación y de colocarlas en el lugar que exigen los tiempos que vivimos.

Herederas por voluntad de una historia, no por ello pensamos que ésta haya de ser intocable. Todo lo contrario, se apolillaría si no tratásemos cada día de extraer de ella lo mejor y de adaptarla a lo que demanda la sociedad actual.

Lo   primero   que   hemos   de   decir   es   que   somos   una   organización   de personas   que   tratan   de   cambiar   una   sociedad   que   no   les   gusta   por desigual, injusta, autoritaria y sobretodo, irracional. Para ello trabajamos en muy diversos campos de lo cotidiano, de lo sindical a todo lo que tenga que ver con lo social, luchando por reparar a cada instante las injusticias que nos rodean. Somos conscientes de la dificultad de la empresa de un cambio radical del estado de cosas, pero nos aprestamos a ello en la confianza en lo inmediato nuestras condiciones de vida y forma a   cuantos   participan   en   ella   en   un   espíritu   diferente,   rebelde   y transformador de cuánto sufrimos y de cuanto no creemos justo.

No   somos   las   únicas   dispuestas   a   cambiar   las   cosas   a   mejor.   Nos diferencian   de  otros  sobre   todo los medios  para  lograrlo.  Así,  nuestro principio es la autonomía. La autonomía no es otra cosa que pensar y actuar   conforme al criterio de que sólo actuando juntas y con independencia absoluta, las trabajadoras y cuantas se sientan explotadas podremos lograr algo. Se decía que la emancipación de las trabajadoras sería obra de ellas mismas o qué, de lo contrario, no lo sería.

Esto que decimos significa muchas cosas. La primera, que estamos al margen de partidos, poderes y doctrinas distintas de la que nos hemos dotado, y que no   dependemos   para   nada  de  ninguno   de ellos.  Que cuanto hacemos, responde  a  la   suma   de  espíritus   particulares   de  cada   persona,  y no a mandatos, imperativos o estrategias ajenas.

Pero otra cosa que significa, es que nuestra voluntad es la de hacer las cosas por nosotras mismas. Vivimos un mundo cada vez más organizado y cuadriculado, donde las posibilidades reales del individuo de hacer cuanto le pide una voluntad respetuosa con los derechos de los y las demás, es cada vez menor. Por eso instamos y estipulamos la participación de  todas y cada una en la vida interna y externa de nuestra organización, en  sus asambleas, en las luchas, en la responsabilidad a la hora de asumir tareas o cargos.

Una organización que depende de los más listos, de los más entregados, de los que más  tiempo  tienen o de los que  trabajan a su servicio, es una organización muerta, sin posibilidades. Cada cual debe implicarse   en   la   tarea   de   todas,   en   la   medida   de   su   disponibilidad, voluntad y entusiasmo. Pero lo que no se consigue por uno mismo o por la contribución a lo colectivo de una misma, de  poco  sirve. Los antiguos decían también aquello de que si hay pastores es sobre todo porque hay ovejas,   si   hay   uno   que   manda   es   porque   otros   han   abandonado   la responsabilidad que tenían en la marcha de sus propios asuntos.

Si por encima de  todo ponemos la libertad  individual y la igualdad  de cuantas componemos esta organización, no podemos sino hacer lo propio con las entidades que constituimos. Somos horizontales y asamblearias,   según  ello,   y   en   el  terreno sindical, diversos niveles actúan con total autonomía y se coordinan entre sí para ser más eficaces. La afiliada o afiliado se organiza primero en su sindicato que constituye el núcleo básico y soberano de la organización. Dentro del sindicato se forman las secciones sindicales que agrupan a la afiliación de una empresa o sector. Los sindicatos de una misma localidad constituyen la Federación de ese lugar. Las Federaciones Locales de cada territorio   (Andalucía,   Cataluña,   Aragón…)   forman   las   correspondientes Confederaciones   Territoriales.   Las   Confederaciones   Territoriales   y   las Federaciones   de   Rama   de   los   distintos   sindicatos   (Metal,   Sanidad, Administración   Pública…)   junto   con   el   Secretariado   Permanente conforman el Comité Confederal de la CGT, máximo organismo de gestión entre Congresos.

Cómo puede apreciarse, una Organización que desde el núcleo original del Sindicato se estructura en dos niveles de intervención: el territorial y el profesional.

En cada uno de los niveles se actúa independientemente. Se toman las decisiones que   comprometen   a   esa   sección,   sindicato,   federación   de rama, confederación territorial o lo que sea, sin directrices ajenas. Así, la autonomía sólo se encuentra limitada por la pertenencia voluntaria a una organización confederal de espacio más amplio, que obliga por decisión propia a ser fiel a los acuerdos y compromisos comúnmente adquiridos.

Ello no evita la existencia de conflictos o de  tensiones. Aunque  resulte incómodo, la CGT tiene más que ver con la difícil diversidad que con la monótona, aburrida y sencilla coincidencia. Quizás sea porque el espíritu libre tiene por fuerza que dar lugar a discrepancias y disidencias y porque nuestro estilo no es ahogarlas mediante disciplinas o resoluciones de ningún  ejecutivo interno. Los  conflictos  entre  nosotras  los  procuramos arreglar con sentido   común y con respeto a las partes discrepantes. Muchas veces lo conseguimos, otras no.

Y es que nos reclamamos de ese espíritu y tradición libertaria, anárquica. Por eso hablamos de y tratamos de hacer posible la relación federal, la autogestión o el que cada cual sea capaz de resolver lo suyo, la solidaridad cuando la fuerza propia no es suficiente, la acción directa para solucionar sin intermediarios nuestros problemas, la autonomía respecto de partidos e iglesias, el respeto ‐¡cómo no!‐ a las diferentes opiniones que conviven en la organización, la necesidad de llevar y compartir nuestras ganas de lucha con el mundo entero, y la voluntad realmente transformadora de esta sociedad injusta. Todo eso, y alguna cosa más, es lo que anima a las libertarias, a las anarcosindicalistas, a las sindicalistas revolucionarias, a las rebeldes. De esos somos nosotras.

Una última cuestión: ¿cuál es el escenario de la lucha para cambiar las cosas? No lo hay porque lo es todo. Allí donde está la injusticia hay que intervenir. Y se señala esto porque, como gustamos de decir aquí, somos más que un sindicato. La Confederación General del Trabajo, es una organización que actúa en el mundo laboral, pero ni todos los problemas están sólo en ese mundo, ni sólo el/la trabajadora clásica, tiene un   sitio entre nosotras. Sindicalistas, insumisas, antiautoritarias,   opositoras del sexismo, ecologistas… Cada una en su papel, sin especializaciones revolucionarias, conscientes de que la labor transformadora está en todas partes.

Con estas pocas líneas no se pretendía ‐ni se consigue‐ sino un primer acercamiento a la CGT. Las definiciones suelen servir de bien poco, y por eso no nos alargamos más. Por encima de lo que digamos de nosotros y nosotras mismas, somos lo que somos, lo que viene a decir que la CGT no es más que la suma de éste, de aquélla, del otro… Y de ti, si te animas.


Fuente: Secretaría de Comunicación de CGT Aragón y La Rioja