Está a punto de finalizar la COP26, e igual que en las anteriores, siguen sin concretarse medidas decididas que reduzcan los efectos de invernadero, para poder luchar contra la emergencia climática en la que estamos inmersas.
Desde las plataforma «Indignats amb Renfe, Usuaries del tren valencià, la plataforma de defensa del ferrocarril de CGT, y la plataforma del PV per un ferrocarril públic, social, sostenible, que vertebre el territori, i refrede el planeta, que engloba decenas de organizaciones, colectivos y ayuntamientos» vamos a realizar un acto simbólico, en el que haremos una vigilia por la situación del planeta, y por la falta de medidas para paliar la situación, como es la apuesta decidida por el tren de proximidad y Larga Distancia convencional, frente al AVE y la carretera, y el trasvase de las mercancías de la carretera al ferrocarril.
El próximo viernes 12, a las 19h, frente a l’Estació del Nord de Valencia.
Adjuntamos comunicado de la Coordinadora Estatal por el Tren Público, Social y Sostenible:
Coordinadora Estatal por el Tren Público, Social y Sostenible
11 de noviembre de 2021
Tras el Acuerdo de París hay pocos avances para frenar el cambio climático
El tren contribuye de forma potente a la transición ecológica justa
Frente a la emergencia climática, el ferrocarril, junto a la marcha a pie, los desplazamientos en bicicleta y un cambio radical en la ordenación del territorio, además de tomar los otros modos de transporte como complementarios, proporciona una potente solución de acción urgente, tanto en España, como en el conjunto de la Unión Europea y en el resto del mundo. Por eso la Coordinadora Estatal por el Tren Público, Social y Sostenible, que reúne un amplio abanico de organizaciones y colectivos ecologistas, sindicales, sociales, vecinales, juveniles, del mundo rural, además de personas consumidoras y usuarias, y organizaciones políticas, denuncia la posibilidad de un fracaso de la COP26 que se está celebrando en Glasgow.
Frente a la emergencia climática se exige a todos los países del mundo que alineen sus objetivos de reducción de emisiones a lo que marcan los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC.
Este año 2021 fue declarado Año Europeo del Ferrocarril en la UE, suponiendo una oportunidad para relanzar y poner en primer plano de prioridades la defensa del ferrocarril como medio de transporte público al servicio de las personas y medioambientalmente sostenible. En España partíamos de una situación deplorable, lossucesivos gobiernos del PP y PSOE habían realizado, durante muchos años una política de transporte ferroviario orientada a su liberalización y privatización, destinando ingentes cantidades de dinero público a la construcción de líneas de alta velocidad, abandonando las inversiones en las líneas ferroviarias normales/convencionales, utilizadas por el 96,2% de las personas que se sirven el tren.
A su vez, la acción climática actual, estatal, europea y mundial, sigue siendo insuficiente para afrontar la emergencia climática. El Acuerdo de París contempló limitar el aumento de temperatura global por debajo de 2ºC y proseguir esfuerzos para no superar 1,5ºC, de forma que se evitaran los peores impactos ambientales, sociales y económicos del cambio climático. Sin embargo, con los compromisos presentados hasta el momento por algunos países, que no todos, superaríamos, en 2100, un incremento de 3ºC en la temperatura del planeta.
La progresiva disminución de servicios ferroviarios en los municipios de menos de 20.000 habitantes ha contribuido directamente a la tendencia a su desaparición, ya que las personas, que en ellos viven, necesitan desplazarse diariamente fuera de sus poblaciones y comarcas para acceder a servicios de primera necesidad como la educación, la sanidad, el
abastecimiento cotidiano y otros recursos. Para el mundo rural el sistema multimodal de transporte, al no estar basado en a pie, en bicicleta y en tren, no es un servicio público vertebrador del territorio y capaz de contribuir al enfriamiento del planeta. España necesita una red básica ferroviaria mallada, tupida, descentralizada, accesible y con trenes asequibles, que permita una transición ecológica justa. Esta justicia implica asegurar empleos dignos para todas las personas.
Es sabido que la transición energética y ecológica puede generar un volumen muy importante de puestos de trabajo, pero es necesaria una planificación adecuada que se anticipe a los cambios, garantizando que nadie, ni en las zonas y sectores en transformación ni fuera de ellas, quede atrás. Son necesarios cambios sistémicos profundos para descarbonizar la actividad productiva y alcanzar la neutralidad de emisiones globales, a ser posible antes de 2040. Las soluciones tecnológicas existen, pero el cambio al que nos enfrentamos es más profundo que simplemente sustituir unas tecnologías por otras. Es necesario actuar sobre todos los sectores, y prioritariamente sobre el transporte, la energía y la industria. También son necesarias acciones en agricultura, alimentación, edificación, usos del suelo, así como en bosques, humedales, mares y otros sumideros naturales.
La magnitud de la inversión necesaria es enorme, pero los costes económicos, ecológicos y sociales de no actuar, con la intensidad necesaria, son aún mayores que los de adoptar las medidas destinadas a frenar y revertir el proceso del cambio climático. Existen puntos de no retorno, de los que no estamos muy alejados. El IPCC y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente nos orientan sobre la magnitud de la reducción de emisiones globales que necesitamos para este reto, del orden del 7,6% anual durante esta década, muy alejado de las tendencias de emisiones actuales.
En este contexto, las plataformas por el tren se suman al llamamiento de acciones urgentes para reducir la concentración de gases con efecto de invernadero en la atmósfera, evitando un calentamiento global superior a 1,5⁰C, protegiendo la biodiversidad y el medio ambiente y avanzando en la transición a sistemas alimentarios sostenibles, agroecológicos y de ganadería y agricultura familiar. Es preciso vincular la lucha climática a la agenda 2030 de Naciones Unidas avanzando en el cumplimiento pleno de los derechos humanos, mejorando la salud humana y protegiendo a la infancia, así como a otros colectivos vulnerables.
Finalmente se destaca que muchas de las actuaciones y proyectos que hoy conocemos en España, en materia de transporte, imponen grandes infraestructuras, respondiendo irresponsablemente a modelos obsoletos, y pareciera que se obstinaran en contribuir al calentamiento global. Es evidente que resulta indispensable una mayor conciencia y comprensión de la realidad de emergencia climática, en la que estamos, por parte de los gobiernos y las administraciones públicas, también en el ámbito de la calle, pues ante dicha emergencia son inevitables cambios en nuestra formas de vida, producción, consumo y movilidad, donde se incluye la apuesta real por el tren público, social y sostenible, que, además de contribuir al equilibrio social y territorial, enfríe el planeta.
Fuente: Gabinete de Comunicación de la CGT del País Valenciano y Murcia