La andadura la iniciamos en la Comunidad Autónoma de Madrid, cerca de la población de Titulcia, en el VALLE DEL RÍO TAJUÑA. Coronando un cerro al este del valle aparecen los restos de la CASA DE LA CARCAVILLA, cuyo establo y edificio de peculiar construcción se desmoronan a ojos vistas.
La andadura la iniciamos en la Comunidad Autónoma de Madrid, cerca de la población de Titulcia, en el VALLE DEL RÍO TAJUÑA. Coronando un cerro al este del valle aparecen los restos de la CASA DE LA CARCAVILLA, cuyo establo y edificio de peculiar construcción se desmoronan a ojos vistas.
Poco sabemos de la edificación, excepto que su construcción es anterior a 1946 y que después de 1975 fue abandonada, según los datos que aportan las ortofotos del NOMECALLES – Nomenclator y Callejero de la Comunidad de Madrid ( www.madrid.org/nomecalles/ ) que incluimos en el metraje. Y también, que posiblemente fuera utilizada como caballerizas por soldados gubernamentales durante la Guerra Civil (1936-39).
De hecho, un poco más abajo, en la ladera, se encuentra un fortín semienterrado que formaba parte de la LÍNEA DEFENSIVA REPUBLICANA construida entre Titulcia y el Puente Largo de Aranjuez. Fortificaciones de las que ya hablamos en otra serie de YOUTUBES, aprovechando una RUTA por estos parajes que organizó la Asociación TAJAR en 2013.
En el SIGUIENTE VÍDEO nos desplazamos a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, para recorrer las ruinosas calles de una villa centenaria en la provincia de Guadalajara. Un municipio que acabó su ciclo de vida en 1965, cuando los últimos habitantes se mudaron -siguiendo el rumbo de sus anteriores vecinos- al barrio de La Estación, situado a kilometro y medio de distancia.
En este enclave se encontraba la única industria de la zona: una cementera, junto a edificios de viviendas y otras infraestructuras de la empresa. Un poblado industrial, construido para los obreros de la Fabrica de Cementos El León, que acogió a los habitantes del antiguo pueblo, incorporándolos a la cadena de producción de la empresa.
En la lejanía quedó el viejo y abandonado casco urbano de MATILLAS, que pasó a llamarse MATILLAS LA VIEJA cuando cedió su nombre al próspero barrio que había visto crecer desde su privilegiada situación: un altozano que domina los alrededores y donde el silencio envuelve ahora los edificios en ruinas.
Un lugar a donde no volverán los juegos ni las risas de los niños, ni se oirán las conversaciones de los adultos en sus calles hoy irreconocibles. Ni tañerá la campana en la inestable torre de su iglesia parroquial, otro vestigio del románico que se pierde en estas tierras del olvido.
SALUD y memoria.
CazaFortines