En menos de un mes han sufrido una movilidad geográfica en medio de la pandemia y ahora un ERTE de un año por el Covid-19 con el único objetivo de que rescindan sus contratos y puedan ser sustituidos por trabajadores de telemarketing
Desde que comenzó la pandemia, hemos visto como algunas empresas sin escrúpulos han utilizado el coronavirus para degradar los derechos laborales que tienen sus trabajadores.
Desde que comenzó la pandemia, hemos visto como algunas empresas sin escrúpulos han utilizado el coronavirus para degradar los derechos laborales que tienen sus trabajadores.
Aunque en ningún caso es justificable, sí que se suele identificar este tipo de comportamientos con empresas de dudosa reputación. Quizá por eso, sorprende especialmente en este caso que toda una multinacional de banca como es ING, esté colaborando en la sombra con una de sus subcontratas de servicios, Servinform, para presionar y maltratar de forma sistemática a una parte de su plantilla, con el único fin de que rescindan voluntariamente sus contratos.
Se da la particularidad de que estos trabajadores que han formado parte de la plantilla de ING durante una media de 15 años, fueron traspasados con todas sus condiciones por medio de una argucia legal a la empresa Servinform, firmando un acuerdo entre partes que garantizaba la permanencia y los derechos de dicha plantilla durante los dos próximos años.
La firma de este documento resultó ser un mero formalismo de cara a la galería, ya que desde el primer día, se han intentado desprender de estos trabajadores con todo tipo de medidas de presión, modificando sus funciones, limitando sus tareas o reduciendo sus derechos.
ING y Servinform se han aprovechado de la Reforma Laboral para precarizar el empleo de una parte de su plantilla y para tratar de extinguir un departamento que le suponía al banco un coste que no quería seguir asumiendo. Y lo están haciendo de la forma más vil, minando la moral de la plantilla hasta el punto de haber elevado el porcentaje de bajas por estrés por encima del 30%.
No conformes con esto, estando toda la plantilla en teletrabajo por el Covid-19 y sin fechas previstas para el regreso, se ha promovido una movilidad geográfica de estos trabajadores de Las Rozas a Torrejón de Ardoz con el fin principal de provocar que estas personas con convenio colectivo de banca extinguieran sus contratos.
Tras fracasar este primer intento ante la imposibilidad de lograr un acuerdo con los sindicatos, esta semana han presentado al comité de empresa un ERTE por Covid-19 con duración de un año para los trabajadores de su departamento de hipotecas. Lamentable nuevamente este gesto consentido por parte de ING, cuando entre su plantilla no ha promovido ERTE alguno, ni tampoco en ninguna otra de las agencias que le dan soporte.
Si a esto le sumamos los criterios escogidos por la empresa para seleccionar al personal que entrará en el ERTE, es evidente que solo busca la extinción de contratos de este colectivo que hasta hace unos meses, formaba parte de la plantilla del propio banco.
CGT denuncia la hipocresía de ING que si consigue que los trabajadores rescindan sus contratos voluntariamente, además de mandarles al paro, les subirá la cuota de sus hipotecas en centenares de euros, al mantener estas condiciones de empleado. Este hecho supone ligar directamente el incremento de beneficio del banco con la destrucción de empleo.
Es mucha la indignación y los abusos contemplados a lo largo de estos meses, que han llevado a diferentes denuncias y demandas ante las autoridades laborales.
Hoy lunes 25 de mayo se realizará la primera reunión del expediente presentado el pasado viernes y que ha contado con el rechazo rotundo y unánime de la CGT, CCOO, UGT y CSIF.
Gabinete de prensa del Comité Confederal de la CGT
Fuente: Gabinete de prensa del Comité Confederal de la CGT