En el proceso de parada y con la central al 0,6 de potencia se produjo una parada automática después de que se registraran señales anómalas en los equipos de control que no se correspondían con la realidad pero que, sin embargo, provocaron la actuación de los sistemas de seguridad y con ellos la inserción de las barras de control en lo que en el argot se llama un « disparo »o parada no programada del reactor.
Posteriormente, el 13 de junio y mientras se estaban llevando a cabo las operaciones programadas en la recarga se produjo el fallo de un interruptor que dejó a una de las barras por las que entra energía a la central sin alimentación, produciéndose una parada automática de todos los equipos que reciben alimentación eléctrica por esta barra y la entrada en acción de los equipos diésel de emergencia.
Además de estos dos sucesos notificables, la sección sindical de CGT, que llegó a ser mayoritaria en la central nuclear, denunció públicamente la existencia de un rebose de agua radiactiva en la piscina que almacena el combustible de la central.
La incidencia no tuvo entidad de suceso notificable, según una primera evaluación de Iberdrola y del consejo de Seguridad Nuclear, aunque CGT sostiene que todavía no ha recibido información al respecto y que la versión de lo ocurrido difundida por la empresa carga las tintas en la responsabilidad de un operador cuando hubo, según CGT, falta de coordinación.