La historia cuenta el último día de un albañil que sufre un accidente de trabajo ; denuncia la precariedad laboral en la construcción. Una historia que fácilmente puede extrapolarse a nuestro día a día, nuestro diario respirar aire infectado.
Imagen de la tragedia de Burgos donde 9 trabajadores fallecieron por la negligencia patronal
La historia cuenta el último día de un albañil que sufre un accidente de trabajo ; denuncia la precariedad laboral en la construcción. Una historia que fácilmente puede extrapolarse a nuestro día a día, nuestro diario respirar aire infectado.
Imagen de la tragedia de Burgos donde 9 trabajadores fallecieron por la negligencia patronal
“Construcción / Dios les pague” (“Construção / Deus lhe Pague”)
Amó aquella vez como si fuese última,
besó a su mujer como si fuese última,
y a cada hijo suyo cual si fuese el único,
y atravesó la calle con su paso tímido.
Subió a la construcción como si fuese máquina,
alzó en el balcón cuatro paredes sólidas,
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico,
sus ojos embotados de cemento y lágrima.
Sentóse a descansar como si fuese sábado,
comió su pobre arroz como si fuese un príncipe,
bebió y sollozó como si fuese un náufrago,
danzó y se rió como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico.
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro,
y terminó en el suelo como un bulto fláccido,
y agonizó en el medio del paseo público.
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito.
Amó aquella vez como si fuese el último,
besó a su mujer como si fuese única,
y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo,
y atravesó la calle con su paso alcohólico.
Subió a la construcción como si fuese sólida,
alzó en el balcón cuatro paredes mágicas,
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico,
sus ojos embotados de cemento y tránsito.
Sentóse a descansar como si fuese un príncipe,
comió su pobre arroz como si fuese el máximo,
bebió y sollozó como si fuese máquina,
danzó y se rió como si fuese el próximo
y tropezó en el cielo cual si oyese música.
Y flotó por el aire cual si fuese sábado,
y terminó en el suelo como un bulto tímido,
agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano entorpeciendo el público.
Amó aquella vez como si fuese máquina,
besó a su mujer como si fuese lógico,
alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas,
Sentóse a descansar como si fuese un pájaro,
Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe,
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico.
Murió a contramano entorpeciendo el sábado.
Por ese pan de comer y el suelo para dormir.
Registro para nacer, permiso para reír.
Por dejarme respirar y por dejarme existir.
Dios le pague.
Por el placer de llorar y porque estamos ahí,
por los chistes en el bar y el fútbol para aplaudir.
Un crimen pa comentar y una samba pa divertir.
Dios le pague.
Por esa playa, esa falda, por las mujeres de aquí.
El amor hecho de apuro, luego afeitarse y partir.
Por el domingo, qué lindo, televisión y maní.
Dios le pague.
Por esa grapa de gracia que tenemos que beber.
Por ese humo desgracia que tenemos que toser.
Por los andamios de gente para subir y caer.
Dios le pague.
Por otro día agonía para aguantar y vivir.
Por el dolor de la gente que en la ciudad se ha de oír.
Y por el grito demente que nos ayuda a huir.
Dios le pague.
Por esa arpía que un día nos va a adular y escupir.
Y por las moscas y besos que nos vendrán a cubrir.
Y por la calma postrera que al fin nos va a redimir.
Dios le pague