Crónica de la segunda jornada de huelga.
La noche ha sido fría, sobre todo al amanecer con un viento que penetraba hasta los huesos. Hemos disfrutado durante un rato del concierto de guitarra de un compañero. Los que han hecho este turno se han despedido temprano para evitar el tráfico mañanero hasta su domicilio. Allí espera una ducha hirviendo, una cama limpita y la familia ávida de novedades.
La noche ha sido fría, sobre todo al amanecer con un viento que penetraba hasta los huesos. Hemos disfrutado durante un rato del concierto de guitarra de un compañero. Los que han hecho este turno se han despedido temprano para evitar el tráfico mañanero hasta su domicilio. Allí espera una ducha hirviendo, una cama limpita y la familia ávida de novedades.
A las 5.30 h. empiezan a llegar las compañeras y compañeros de las contratas que entran a trabajar. Nos obsequian con bizcochos, churros y chocolate caliente que nos aporta calorías, pero sobre todo nos proporciona emociones, camaradería y el ánimo necesario para afrontar la jornada.
Los primeros mensajes que llegan es que la cosa está atascada y no hay movimientos de acercamiento. Nos duele que se difundan bulos y se intente confundir diciendo que hay un rumor de que están los 17 compañeros recolocados en otras empresas. Es rotundamente falso y no hay nada hasta el momento.
Hoy nos han acompañado bastantes más compañeros de Airbus que se han acercado durante la parada a mostrarnos su apoyo. Parece que el llamamiento de ayer ha llegado a más gente y se lo agradecemos. Además se ha puesto una caja de resistencia para hacer aportaciones económicas siempre necesarias para comprar los víveres y las bebidas. Con ese dinero hemos comprado algo de carne, panceta y pollo para disfrutarlo después con una buena parrilla.
La media hora de parada que tienen las contratas ha sido espectacular. Nos hemos juntado más de doscientas personas a las que hemos ido aplaudiendo a medida que se volvían al tajo. A más de uno se le han puesto los ojillos blandos.
Nos transmiten desde dentro que hay movimientos extraños con suplantación del trabajo en algún área. Han movido cunas para llevarlas al autoclave. Es un trabajo asignado a nosotros, por lo que se está vulnerando el derecho fundamental a la huelga. Nos ha dicho los abogados que hay que interponer una denuncia y así lo haremos.
A media mañana han venido compañeros de Airbus de Getafe, que junto con los de Illescas han ido a informar durante la parada a los compañeros del ala del 350. Nos transmiten que ha ido bien, pero que un delegado ha intentado reventar el encuentro. Lo que más duele, en cualquier caso, es que ni siquiera se pasen por aquí fuera para darnos su apoyo y que nos vean como algo ajeno e inoportuno. Esto no va de siglas. Allá cada cual.
Se nos queda en la retina la imagen de un directivo de Airbus pasando ante nosotros mientras nos mira desde dentro de su Mercedes con una sonrisa hiriente y provocadora. Cada uno defiende lo suyo dentro de unas reglas de juego, pero no es honesto mostrar actitudes que intentan herir en lo personal. Los ánimos están demasiado caldeados como para eso. En cualquier caso, nosotros nunca seríamos tan miserables en una situación así.
Por la tarde ha salido también más gente de Airbus a compartir el rato de la parada charlando y acompañando. Poco a poco se va extendiendo el conflicto a quienes trabajan en la planta, sea cual sea el color de su tarjeta.
Ya a última hora de la tarde nos transmiten que Airbus apuesta por recrudecer el conflicto si no se soluciona en 48 h. Tenemos la sensación de que son órdagos que se lanzan para ver cómo se reciben por la otra parte. Aquí tenemos claro que no podemos entrar a trabajar los que tenemos contrato con la empresa entrante y dejar a nuestros 17 despedidos solos alrededor de la chasca. Es un jarro de agua fría, pero también somos conscientes de que en posiciones duras como esta, es necesario que la plantilla de Airbus al completo esté dispuesta a dar una respuesta acorde a la escabechina que nos han hecho.
Vuelve a caer la noche y la lucha sigue. Mañana será un día clave.
Fuente: CGT-Airbus