La llegada hace dos años de la Confederació General del Treball a Girsa (Gestión Integral de Residuos Sólidos S.A.) ha supuesto un giro radical en las condiciones de trabajo de las 31 personas que integran la plantilla. La empresa semipública con un accionariado que comparten Fomento de Construcciones y Contratas (49%) y la Diputación de Valencia (51%) se encuentra en el Polígono Industrial Juan Carlos, y arrastraba graves deficiencias fruto de la pésima gestión política y empresarial y de la inexistencia de un sindicalismo coherente
«Este acuerdo significa dignidad para muchas familias». Así resume el convenio Vicent Osma, delegado de CGT y de prevención de riesgos que ha participado, junto a un asesor de la central anarcosindicalista, en las negociaciones cuya rúbrica se alcanzó el 23 de marzo.
«Este acuerdo significa dignidad para muchas familias». Así resume el convenio Vicent Osma, delegado de CGT y de prevención de riesgos que ha participado, junto a un asesor de la central anarcosindicalista, en las negociaciones cuya rúbrica se alcanzó el 23 de marzo.
Fruto de un arduo trabajo sindical que comenzó hace dos años con la entrada de la CGT en Girsa, el convenio colectivo supone la equiparación salarial a los trabajadores de la Diputación de València. De esta forma, entre los incrementos de salario base, el reconocimiento de la antigüedad, la introducción de pluses y de complementos diversos, el salario medio pasa de 830 euros brutos mensuales a 1360 euros para los operarios de Girsa.
La importancia del acuerdo radica además en que acaba definitivamente con la disparidad de condiciones laborales que se daban en la empresa. La inexistencia de una negociación colectiva y la dudosa labor de los responsables de Recursos Humanos que respondían a los intereses de FCC (multinacional de Esther Koplowitz y Carlos Slim) y de medidas impuestas por los alcaldes y responsables políticos de turno habían instalado entre la plantilla condiciones dispares y arbitrarias. «Era un caos, la organización del trabajo era demencial. Las consecuencias no afectaban sólo a la plantilla, sino también al medio ambiente».
Tanto es así que, en 2016, nada más ganar las elecciones sindicales, el nuevo representante denunció ante Inspección de Trabajo graves deficiencias en seguridad laboral y medioambiental. Sólo cuatro días después de la emisión de un requerimiento «de plazo inmediato» que obligaba a la empresa a subsanar las deficiencias detectadas por la Inspección, fallecía un trabajador en un lamentable accidente laboral.
Por otro lado, Osma destaca que los cambios introducidos en la gestión de Girsa han supuesto asimismo la entrada en beneficios de la empresa. El reto sindical ahora es arrancar mejoras sociales imprescindibles para garantizar medidas favorables para quienes, día a día, sacan adelante la labor en la planta de reciclaje.
La CGT-PV, además de manifestar su satisfacción, insta a pelear las mejoras. Una lucha en la que un sindicato combativo es, aparte de un instrumento imprescindible con el que lograr derechos, aval del cumplimiento de la legalidad que ampara a trabajadores y trabajadoras.
Gabinete de Prensa CGT-PV
València, 3 abril 2018
Fuente: Gabinete de Prensa CGT-PV